Barcelona retoma ante el Ajax el ritmo ganador en UCL

BARCELONA (Jordi Blanco/Corresponsal) El Barça ganó con extrañeza un partido que pudo sentenciar por la máxima. Bartra y Piqué se hicieron un lío cuando el choque ya estaba en el diván y el Ajax convirtió una noche aburrida en un final apoteósico.

No le prestó el equipo azulgrana la importancia merecida al rival y creyó tenerlo todo tan hecho que no dudó Luis Enrique es sacar del césped a sus tres mejores hombres (Neymar, Messi e Iniesta). Dormido, el Barça le dio la oportunidad de despertar al Ajax. Y acabó pidiendo la hora antes de que Sandro devolviera, en el último minuto del añadido, la tranquilidad.

El equipo azulgrana ganó a ritmo de Messi. Le dio el 1-0 a Neymar y marcó el 2-0 con un control y remate sobresaliente. En el campo dio siempre la sensación de ser el dueño de la situación y cuando se marchó sustituido fue cuando el Barça descendió. No fue la mejor imagen del equipo en la media hora final. Pero, claro, con Leo a favor nada se antoja imposible.

Nada hacía pensar que se acabaría el partido de esa manera. Messi regaló una asistencia de oro y Neymar marcó el gol más tempranero de toda la temporada a los 7 minutos. El Ajax, tan atrevido como inocente, no era capaz de enlazar tres pases y la anunciada ambición de Frank de Boer para nada provocó el miedo en un Barça superior en todas las facetas.

Antes de la media hora consiguió Messi el segundo, tras una asistencia mágica de Iniesta, y el partido entró en la dimensión esperada, la victoria simple, fácil y, en ese momento se confiaba, contundente. Durante la primera mitad el Barça jugó a ratos rozando la perfección que se supone exige Luis Enrique al equipo, y si no convirtió el 2-0 en goleada fue solamente por su falta de tino, de acierto, con el remate final.

Pero nada hacía presagiar una preocupación posterior. A pesar de conocer como el CSKA le había empatado un 0-2 al Manchester City, el aficionado culé comenzó la segunda mitad ante el Ajax con la misma tranquilidad y confianza que acabó la primera.

Y así saludó con aplausos el cambio de Neymar, con ovación el de Messi y con la ola el de Iniesta. Con el Clásico a la vuelta de la esquina, el choque frente al Ajax se daba por sentenciado tanto desde la grada como, se demostró, desde el banquillo.

¿Un error? El Barça levantó el pie del acelerador en la última media hora y aunque no pareció de entrada que el rival pudiera ponerle en problemas, esos problemas se los provocó el mismo. Piqué estuvo cerca de marcarse un autogol primero y Frank de Boer ordenó dar un paso al frente a los suyos.

El resultado fue un error de Bartra, un despiste de Piqué y el 2-1 de El-Ghazi a los 88 minutos. Y los nervios en la grada. Y la desconfianza. Y todo el mundo pidiendo la hora ante el temor de un empate que pasó de ser imposible de imaginar a temido. Sandro cerró el debate con un buen gol en el último suspiro del alargue y el Barça sumó, comose esperaba, los tres puntos.