Argentina no pudo vencer a Austria y depende de otros resultados

WELLINGTON -- Argentina no pudo quebrar a un ultradefensivo seleccionado de Austria, empató sin goles en el estadio Westpac de Wellington por la tercera y última fecha del Grupo B y quedó a expensas de una compleja combinación de resultados para clasificarse a los octavos de final del Mundial Sub 20 de Nueva Zelanda.

Con este marcador, el equipo dirigido por Humberto Grondona sólo podrá avanzar a la fase final como uno de los cuatro mejores terceros y para ello necesita que empaten Birmania-Nueva Zelanda (juegan esta madrugada desde las 4.00) y también Senegal-Qatar, que se medirán esta noche a partir de las 22.

Un ganador en cualquiera de esos dos encuentros eliminará del torneo al equipo "albiceleste", actual campeón sudamericano y máximo ganador de la categoría con seis títulos (Japón 1979, Qatar 1995, Malasia 1997, Argentina 2001, Holanda 2005 y Canadá 2007).

Argentina no ganó ninguno de sus tres compromisos de la primera ronda (Panamá 2-2 y Ghana 2-3, los restantes) y quedó tercera en la zona con dos unidades, por debajo de los africanos (7), que se clasificaron primeros tras vencer hoy por 1-0 a los centroamericanos, y también de los austríacos (5), segundos.

Antes del minuto de juego en Wellington, Austria tuvo dos aproximaciones al gol con un tiro de media distancia que Augusto Batalla desvió al córner y una salvada de Tiago Casasola en la boca del arco, luego de ejecutado ese tiro de esquina.

Curiosamente fue lo único que produjo el seleccionado europeo en un primer tiempo que con el correr de los minutos expresó un evidente dominio argentino, con el desarrollo del juego en los últimos 30 metros de la cancha.

Frente a la cesión de la pelota y el terreno por parte del rival, el equipo de Humberto Grondona buscó el desequilibrio por los costados con los desbordes de Angel Correa y Cristian Espinoza, y también con las apariciones sorpresivas por izquierda de Nicolás Tripichio.

El futbolista de Vélez Sarsfield contó con la primera ocasión para Argentina a los 10 minutos cuando un remate ejecutado dentro del área grande rebotó en su propio compañero Giovanni Simeone -en posición adelantada- y coquetó nuevamente con el gol a los 41, tras un derechazo que Tino Casali tapó con notables reflejos.

No obstante, la situación más peligrosa estuvo dos veces en los pies de "Gio" cuando transcurría el tiempo agregado de la parte inicial. El arquero austríaco lo frustró en primera instancia con otra intervención espectacular y el rebote fue desperdiciado por el delantero con una definición errática, que pasó cerca del palo derecho.

Poco antes del descanso, el DT de Austria dejó en claro su tendencia conservadora al incluir un defensor (Michael Brandner) por un delantero (Valentin Grubeck), lo que confirmó al inicio del segundo tiempo cuando ubicó un nuevo marcador (Francesco Lovric) por un mediocampista externo (Andreas Gruber).

Con posturas bien marcadas, y consciente de la urgencia por ganar, Grondona mandó a la cancha al hábil Alejandro Romero Gamarra por Casasola cuando se jugaban cinco minutos. Apenas ingresado, el hombre de Huracán avisó con un remate desviado por muy poco.

El partido se acentuó como un solo de Argentina, con sus jugadores desplegados a lo ancho del campo para abrir el cerrojo de Austria. Los chicos "albicelestes" hacían todo bien hasta la zona de definición, en la que las oportunidades se esfumaban por malas decisiones o buenas atajadas de Casali.

El ingreso de Cristian Pavón por Cubas remarcó la descompensación ataque-defensa del seleccionado argentino, que no sufrió apremios sobre el arco de Batalla por la nula ambición del rival. Ello le permitió a los centrales achicar casi hasta tres cuartos de cancha y disponer a sus diez hombres de campo para la búsqueda del gol, que intentó de todos modos, siempre sin éxito.

No hubo centro ni remate de media distancia certero para lastimar a los europeos, abrazados al 0-0 de forma explícita y sin rubores. A medida que avanzaba el reloj, la desesperación del equipo argentino se tornaba más evidente, al punto tal de terminar con sus defensores dentro del área rival, como último recurso para evitar la frustración de un resultado que lo dejó al borde de la eliminación.