- Lionel Messi - 71', 83' Pen
Messi dirige una victoria importante en Londres
Jordi Blanco, ESPN Digital -- El Barcelona ganó, por fin, en el Emirates. A la tercera fue la vencida y el campeón dio un paso de gigante hacia los cuartos de final con el primer gol de Messi ante Cech. Rompió el mal fario el argentino y lo celebró el barcelonismo. A lo grande.
A Leo se le atragantaba Londres más allá de la final de 2011 cuando bailó en Wembley. Antes y después de aquella final jugó tanto en el Emirates como en Stamford Bridge y nunca marcó. Para que no faltase nada, de Chelsea pasó a Arsenal Cech, su bestia negra, y el reto se le suponía descomunal.
Y Messi respondió al desafío mayestáticamente. Vio como Neymar y Suárez, por cuatro veces, perdonaban a Cesc y encarándose la hora de la verdad del partido, cuando parecía que el empate iba a quedarse en el marcador o que podía temerse que una jugada pudiera darle al Arsenal ventaja, decidió intervenir.
Primero cerró una contra monumental de la MSN y después marcó el penalti que él mismo provocó. De la nada al todo. Messi. Simplemente.
El Barça tiene pie y medio en los cuartos de final después de derrumbar a un Arsenal tan orgulloso como entregado a su mal fario ante el equipo catalán. Siempre doblaron la rodilla los gunners ante el Barcelona pero se mantenían invictos en el Emirates. Pero tenía que acabar la racha.
Una combinación iniciada por Suárez, continuada por Neymar y finiquitada por Leo le dio la razón a Arsene Wenger. "Cuando dominas, el Barça te puede matar". Lo hizo en una contra supersónica y extraordinaria que puede mostrarse como otro de los registros que le ha dado a este equipo Luis Enrique: el vértigo.
El vértigo mezclado con la excelencia que personaliza la MSN, que fue a la postre la definitoria de un partido disputado de poder a poder entre dos equipos y que favoreció al Barcelona, entre otras cosas, por la excepcional actuación Ter Stegen y la calidad del mejor tridente del fútbol mundial.
Falló una vez Neymar y pudo marcar dos goles Suárez en la primera mitad, en la que la puntería pareció tan gafada como el desacierto gunner, en un error brutal de Oxlade-Chamberlain ante Ter-Stegen.
En un duelo sin vuelta atrás comenzó a decidirse el ganador a la contra. Si el Barcelona de Guardiola hacía arte de la combinación, el de Luis Enrique le ha sumado la velocidad en contragolpes sobrenaturales, donde Messi es el rey que se apoya en dos escuderos de lujo. Y entre ellos tres marcaron el 0-1 para empezar a rendir al Arsenal.
Y después Flamini entró en el campo por Coquelin para hacer el penalti tonto de la noche a Messi, que siempre está atento al balón y se lo llevó cuando nada hacía pensarlo. Y le trabó para que Leo también le marcase de penalti a Cesc, el mismo ante el que también se había estrellado desde ahí hace cuatro años.
Y fin de la discusión. Trabajada y meritoria, la victoria del Barça fue excepcional. Y casi podría decirse que definitiva. La MSN, con Messi al frente en plan estelar, volvió a dar una clase maestra.