El frío congeló las ideas del Atlético en Vallecas

VALLECAS (Paola Núñez /Corresponsal) -- Los pocos aficionados que se acercaron a Vallecas para apoyar al Rayo se llevaron la gran satisfacción de haber tenido al Atlético de Madrid contra las cuerdas durante más de una hora y haber terminado con un empate 1-1 que les permite seguir soñando en Copa.

Vallecas registró una asistencia de cinco mil 223 espectadores, según informó el Rayo Vallecano. Es lo resulta al programar un partido de Octavos de Final de la Copa del Rey a las 10:05 PM de un miércoles invernal. Más, si los hombres de Jémez habían dado una pobre exhibición en el partido de Liga del domingo que los dejó hundidos en la penúltima posición de la tabla. 

Pero el 11 que Jémez mandó a la cancha en esta ocasión en poco se asemejó al que sucumbió ante la Real Sociedad. El cambio radical de la media hacia arriba por jugadores con ambición de extender su oportunidad en el campo a la siguiente ronda tuvo un efecto positivo, pues se vio a un equipo más ordenado, sólido en la recuperación y con una idea clara de la manera en que podían hacer daño a los del 'Cholo'.

Ayudó, de cierto modo, que el técnico argentino escogió este partido para dar descanso a la mayoría de sus titulares y estrenar a sus últimos reclutas: Augusto y Kranevitter.

Jugadores que, por otro lado, ni desentonaron de una manera catastrófica, ni fueron el origen de los males del Atlético de Madrid. El cuadro colchonero se atascó desde que saltó al campo, permitiendo que los locales se hicieran fácilmente con el control.

Oliver, incómodo en la banda derecha, no encontró manera de poner balones al ataque hasta que intercambió posiciones con Carrasco. Y aún así, al '10' rojiblanco le faltaba chispa. Torres, con la cada vez más pesada loza sobre la espalda del gol que le falta para llegar a los 100, rara vez se hacía con el balón y cuando lo lograba, no atinaba a ponerlo donde debía. Ni al pase, ni al disparo. Ni siquiera pudieron sacar renta del balón parado. No había quien cobrara o rematara de cabeza con precisión. 

Rayo se adelantó justo cuando mejor funcionaba el Atlético y amenazaba con arrebatar el mando del partido. Thomas, el hombre que se hizo grande con el último par de actuaciones decisivas, se equivocó en la entrega de un balón cerca del borde del área y Nacho, que vio campo abierto, no se lo pensó dos veces para poner a prueba a Moyá y marcar el 1-0 con un zurdazo pasada la media hora de juego. 

Con la ventaja, los locales orillaron al Atlético a internarlo como fuera, al pelotazo o apiñados de manera caótica dentro del área. Pero apenas salió un remate de Siqueira desde fuera del área, tan potente como inocuo, que se estrelló en la segunda línea rayista.

Los de Jémez se crecieron. La presión a la salida del rival y, sobre todo, el dominio en la media eran de los locales y hasta que el árbitro pitó el final de la primera parte, diez minutos después, apenas se vio a los rojiblancos en el área de Juan Carlos. 

Simeone buscó el remedio a la situación enviando a Saúl y Vietto en lugar de Oliver y Augusto para jugar con dos puntas. El Atlético, un poco más cómodo con fórmula probada, empezó a recuperar terreno y los embistes del Rayo se volvieron menos frecuentes.

Aún así, el Atlético siguió sufriendo hasta que Saúl encontró la manera de romper el cerrojo. El mediocampista puso el 1-1 en el marcador tras recibir un pase cruzado de Luciano Vietto. Y ya son cinco tantos de Saúl en lo que va de la campaña, más que cualquiera de los tres delanteros del 'Cholo'.

El 'Niño' no es el único que sufre de cara a gol. El '9' dejó su lugar en el campo a Jackson Martínez en la recta final, pero como su antecesor, tampoco logró hacer gran diferencia. Más cerca de marcar el segundo estuvo Vietto, que obligó a Juan Carlos a realizar la parada de la noche con un remate en un cobro de Carrasco.

El Atlético se volvió a desorientar y se puso a merced de los locales, que aguerridos y con hambre, siguieron haciéndolos sufrir hasta el final. Casi de suerte para los colchoneros, el ataque rayista, con Manucho a la cabeza, se mostró tan ineficiente como el propio para dejar la eliminatoria en suspenso hasta la vuelta.