- Diego Milito - 17' Pen
- Óscar Romero - 20'
Diego Milito se despidió de la gente con un gol y un triunfo
BUENOS AIRES -- Diego Milito se despidió del Cilindro de Avellaneda, ante ese público que lo erigió a la categoría de ídolo, como seguramente imaginó: con un gol y una victoria del Racing Club, la que consiguió ante Temperley por 2-0.
En una jornada tan especial, Milito vivió escenas soñadas, como a los 17 minutos, cuando, a través de un penal, puso en ventaja a Racing.
Y hasta se le escapó lo que hubiera sido su segundo gol personal en el cotejo, dado que, dos minutos después, nuevamente desde los doce pasos, remató, pero el arquero Federico Crivelli le tapó el envío.
De esa jugada nació un rebote, que aprovechó el paraguayo Oscar Romero, quien de cabeza impulsó la pelota al fondo de la red, para establecer el 2-0 definitivo. "La verdad fue muy difícil jugar este partido", admitió un emocionado Milito al final.
El partido, con un Racing sin pelear por nada y Termperley salvado del descenso, tuvo como máxima atracción la despedida de Diego Milito de la parcialidad racinguista en la casa de la Academia.
El desarrollo del juego fue digno de un encuentro tributo. Con los compañeros de equipo jugando para el agasajado, un adversario distendido, que hizo poca fuerza, y dos penales para que se luciera el ídolo.
A los 15 minutos Iván Pillud ingresó al área por derecha con pelota dominada y Gonzalo Escobar lo derribó. Milito se hizo cargo de la ejecución del penal y convirtió con un remate alto y a la izquierda de Crivelli, quien se tiró hacia el otro lado.
Dos minutos después Milito habilitó muy bien a Lisandro López. El ex Inter de Porto Alegre quedó mano a mano con Crivelli, adelantó la pelota y el arquero lo derribó. Milito volvió a hacerse cargo del penal, aunque con un tiro débil y al medio, permitió el rechazo de Crivelli, aunque en esa ocasión la pelota fue hacia donde se encontraba Romero, quien de cabeza convirtió el 2-0.
Como parte de la fiesta a los 22 minutos (en referencia al número que utiliza el delantero agasajado) desde una tribuna se desplegó una bandeja con el rostro de Milito, y luego se encendieron bombas que lanzaban humo y papelitos.
En el segundo período no pasó demasiado, aunque Milito tuvo ocasión de volver a convertir. A los 26 se lo impidió Leandro De Bórtoli (reemplazó al lesionado Crivelli) y a los 31 el arquero volvió a negarle la conquista.
El resultado no sufrió modificaciones. El pitazo final del árbitro Nicolás Lamolina sirvió para que todo Racing pusiera en marcha la despedida de Milito.