Kaptoum le regala el récord a Luis Enrique

Jordi Blanco | Corresponsal (ESPN Digital)

VALENCIA -- El Barcelona de Luis Enrique ya está en los libros. Ya suma un partido más, 29, invicto para ser el mejor de la historia en esa racha que estuvo cerca de dejarse en Mestalla. En un partido sin historia, el campeón hizo historia con un gol tardío de Kaptoum, un canterano al rescate.

El entrenador asturiano seguirá con unos números inmaculados en la Copa del Rey, en la que no conoce la derrota desde que comenzó la pasada campaña y acumula ya 15 victorias y dos empates. Por mucho que este miércoles la derrota estuviera cerca de producirse.

Ya podía suponerse que a Luis Enrique, tipo que va absolutamente a la suya sin importarle el ruido del entorno y que no atiende a nada más que los intereses del equipo en lo que a llegar a fin de curso en pelea se refiere, superar o no a Guardiola apenas le ocupaba. Después del 7-0 de la ida quedó claro y si alguien podía dudarlo, el martes lo dejó tan claro con su discurso como este miércoles a través de su convocatoria.

No fue solo Messi. El entrenador dejó fuera del choque a Bravo, Alves, Piqué, Mascherano, Alba, Busquets, Iniesta, Arda Turan, Neymar o Suárez. Un once de gala en toda su brillantez, para presentar a Ter Stegen, Mathieu, Rakitic, Vidal o Sergi Roberto como jugadores que podrían considerarse de importancia para Luis Enrique. Con ellos, el tercer pelotón, los delanteros jóvenes, en el banquillo canteranos del B... Y Douglas, el 'Expediente X' de este Barcelona.

El brasileño, el último de la fila en esta plantilla junto al portero Masip, disputó los últimos 14 minutos en lugar de Adriano, futbolista que da la impresión de estar de vuelta de todo. En el fondo, sabiendo que fue Luis Enrique quien en su día apostó por él, no se entiende su nulo protagonismo en cualquier situación. A no ser, claro, que existan razones que no se conocen fuera del vestuario.

Al Valencia le fue de perlas ese pasotismo porque en el tsunami que vive el club che, nada mejor que sacarse de encima, de delante, a las estrellas y enfrentarse a un rival 'terrenal' al que poder plantar cara. Y más aún si ese rival, varios de sus jugadores, no consideraron el choque como si de un examen se tratase para convencer a su entrenador de que puede contar con ellos en los momentos cumbre del curso.

Así transcurrió el partido entre la frialdad del poco público que acudió a Mestalla y la frialdad de un juego insulso que apenas animó la intencionalidad ofensiva de Santi Mina y la fortuna de Negredo, que aprovechó un error multiplicado entre Bartra y Mathieu para marcar el 1-0, con rebote incluido, cerca del descanso.

Debería ese gol despertar al Barcelona pero no lo hizo. Apenas Sergi Roberto parecía estar por la labor de mostrar los galones del campeón y a su lado lo intentaban Munir o Samper, pero el poco ímpetu global del equipo ocultaba tanto la brillantez de su racha como, también, la pesadilla que vive ese Valencia desalmado.

Desalmado pero orgulloso, el equipo de Neville tomó aire. No ganó porque al Barcelona le enrabietaron los suplentes. Con Douglas, Cámara y Kaptoum tomó un nuevo impulso para alcanzar ese empate. Sin historia pero para la historia.

Y así volverá a jugar el Barça la final de Copa. La segunda consecutiva y sexta en ocho temporadas.