El Espanyol impone sus reglas ante Osasuna

EFE

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- El Espanyol no se olvida de Europa en la misma medida que el Osasuna va despidiéndose de la Primera División. El duelo entre ambos equipos este domingo en Barcelona descubrió a dos equipos que viven realidades absolutamente distintas: el blanquiazul agarrado a la esperanza de engancharse a la pelea por la Europa League y el rojillo derrumbado, sin apenas esperanza de salvación.

Al grupo de Quique Sánchez Flores no le ocupó demasiada tarea imponer su lógica ante los navarros: en 15 minutos habría llegado con peligro hasta en tres ocasiones al área de Sirigu y a los 17 Felipe Caicedo, recuperado para la causa por el entrenador periquito, logró el 1-0 que fue recibido como una puñalada por el colista.

Entregado a su fatalidad, el Osasuna mantuvo como buenamente pudo la compostura hasta que rozándose la media hora una caída de Gerard Moreno entre Sirigu y Oier desembocó en la expulsión del lateral en un penalti que pudo dirigir el partido a la decisión... Pero que no acertó Caicedo, o sí lo hizo Sirigu, para atajando el meta el balón evitar la debacle.

De alguna manera el colista se revolvió contra su infortunio y quiso dar a entender que estaba vivo, por más que futbolísticamente se entendiera a manos de un rival que no le ejecutó como habría sido menester, para alcanzar el descanso con esa mínima ventaja que, tratándose de un equipo tan impredecible como el Espanyol podía dar paso a cualquier cosa en la continuación.

FIN

Pero apenas 45 segundos de la segunda mitad bastaron para sacar conclusiones. Un corner inmediato, un rechace de cabeza, un disparo raso desde lejos de jurado... Y 2-0. Rebotado el balón entre un bosque de piernas en el área, Sirigu se despistó y el Espanyol, en su primer remate, dejó el choque sentenciado.

A partir de ahí al pobre Osasuna se le convirtió el partido en una auténtica pesadilla. Con uno menos sobre el terreno de juego y la moral por los suelos, al conjunto navarro dio la impresión de ocuparle más no recibir una goleada que buscar un gol con el que enchufarse al partido.

Casi sin querer, prácticamente por inercia, el Espanyol condujo el juego con una comodidad inesperada, con una tranquilidad y relax absoluto ante la impotencia del rival, ya entregado y que acabó por firmar un final de horror, cuando en el último minuto convirtió directamente su derrota en una tortura.

A Goran Causic no se le ocurrió otra cosa que ceder un balón desde el centro del campo sin mirar hacia donde lo hacía... Y lo hizo, directamente, a la posición en

la que se encontraba Gerard Moreno, desmarcado y solo ante Sirigu para que anotase con una preciosa vaselina el 3-0 definitivo.

El Espanyol aparcó sus malas sensaciones de las dos últimas jornadas, en que Real Sociedad y Real Madrid abofetearon sus sueños europeos, y recuperó la fe en aspirar a reengancharse a la pelea.

¿Osasuna?... El colista enlazó su cuarta derrota consecutiva en un campeonato en el que suma 16 jornadas sin conocer la victoria. Y de la misma forma que los periquitos quieren relanzarse, los navarros se saben, irremisiblemente, condenados al descenso.