Atlético Madrid celebra victoria vital en casa ante Real Sociedad

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Paola Nuñez I ESPN Digital

El tesón de Griezmann mantiene al Atlético con vida. El cuadro rojiblanco tuvo que remontar sacar una apurada victoria por 2-1 sobre la Real Sociedad, un equipo que desde el principio mostró mayor ambición y al que costó un mundo contener.

Los vascos, lejos de la inconsistencia que han mostrado durante la campaña, fueron un equipo sólido y aguerrido, que ni siquiera en los momentos de mayor presión del Atlético de Madrid bajaron los brazos.

Con un juego directo y bien organizado, la Real Sociedad consiguió dominar desde el primer momento, provocando que el cuadro local se desorientara por momentos y empezara a trastabillar; que se mostrara dubitativo hasta en sus puntos fuertes.

Odriozola y Xabi Prieto hacían ver su suerte a Filipe Luis, mientras Willian José hacía enloquecer a Diego Godín, cuando no sacaba de sus casillas a Jan Oblak.

La recompensa al trabajo de la Real llegó antes de que se cumpliera la primera media hora.

Un fallo de cálculo inusual del arquero esloveno acabó en un derribo a Oyarzabal dentro del área. El penal limpiamente ejecutado por Willian José significó el 0-1 que puso fin a una racha de cinco partidos sin encajar para el Atlético de Madrid.

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Y durante un buen rato, dio la impresión que con ello se había acabado la esperanza liguera en el Wanda, pues el Atlético no solo mostraba una alarmante debilidad atrás: había vuelto a caer en las andadas y por más que Gameiro y Griezmann lo intentaban, no conseguían siquiera un espacio para probar a Rulli.

La tuvo Correa un par de veces, pero el argentino tampoco tuvo su día. Estrelló un balón en los pies de Gerónimo Rulli y envió otro más a las nubes cuando ya tenía la puerta abierta.

Atlético, que veía cómo se le iba la Liga de las manos, apretó. Y solo así, en un bombardeo en serie, logró descontar gracias a un derechazo de Filipe Luis.

El 1-1, aunque frenaba la caída al vacío, servía de muy poco. Hoy, más que nunca, debían aprovechar el derrapón del Barcelona ante el Celta para mantenerse con vida en la lucha por la Liga. Sin embargo, el balón seguía sin llegar a la red.

Simeone no encontró otra solución que mandar lo poco que le quedaba de artillería en la banca con Fernado Torres y Yannick Carrasco. Pero fue el de siempre, Antoine Griezmann, quien acabó decidiendo.

El francés, que nunca dejó de luchar, se encontró con el tanto de la victoria cuando ya quedaban solo cuatro minutos por jugarse. Lo celebró por todo lo alto. Como si fuera el gol que les daba el campeonato.