Messi, siempre Messi

Messi festeja contra Alavés
Messi festeja contra Alavés
Getty Images

(Jordi Blanco | ESPN Digital) -- El Barcelona sumó en Vitoria su segunda victoria en la Liga. Dos jornadas y seis puntos tras imponerse a un correoso pero inferior Alavés, que le maniató todo lo que pudo y más... Hasta que cayó ante la majestuosidad de Leo Messi, autor de los dos goles que decidieron el choque.

El Barcelona negocia el fichaje de Coutinho tras cerrar el de Dembélé. Trata de olvidar a Neymar y recomponerse de una evidente fractura social que señala sin disimulo a su directiva, con Josep María Bartomeu al frente. Pero entre todo ello sobrevive a lomos de Messi, principio y final de un equipo que aún se adivina en construcción y que no disimula su dependencia del argentino.

Falló Leo un penalti en la primera mitad (rechazó su lanzamiento Pacheco de manera excepcional) y se entregó el Barça a un ejercicio tan incómodo como discreto. Sin profundidad, sin rapidez, sin desborde y sin alegría, su dominio era tan evidente como lo era la tristeza futbolística que desprendía.

El Alavés le frenó con orden y entrega. Le llegó a aburrir y se agarró a su portero tras el penalti, claro, sufrido por Piqué. Tal fue así que al descanso existían no pocas dudas alrededor de un Barça que sin Luis Suárez (de Neymar debería empezar a no hablarse) evidenció una pobreza táctica alarmante.

LA ETERNIDAD

Pero el equipo al que Ernesto Valverde tiene que dar su personalidad con urgencia tiene en sus filas a un jugador que casi siempre está dispuesto a ser el savador en el momento oportuno.

Messi es la eternidad del Barcelona. Es el futbolista al que se giran todos los ojos en el momento de la verdad y si hay partidos, momentos, días, en que no alcanza para salvar al equipo, sí es quien acostumbra a hacerlo en la mayoría de esas ocasiones precisas.

Ocurrió este sábado en Vitoria. Donde no alcanzó Deulofeu, ni llegó Aleix Vidal (reconvertido en extremo) ni pudo Iniesta apareció Messi. Apenas comenzado el segundo tiempo cazó un balón servido por Jordi Alba para lograr el 0-1. Minuto 55 y cuando empezaba a sobrevolar la depresión.

Once minutos después cazó un cabezazo-asistencia-curiosa de Paco Alcácer y colocó otro disparo cruzado, durísimo, para sentenciar el choque. Sin fútbol pero con Messi el Barcelona pasó con prestancia por Vitoria.

El Messilona venció sin más velocidad ni argumentos de los necesarios. Los impuestos por su estrella. Nada nuevo.