- Borja Mayoral - 62', 70'
- Luis Milla - 25'
- Álvaro Portillo - 89'
Real Madrid avanza a octavos en la Copa del Rey
MADRID (Paola Núñez | ESPN Digital) -- Media hora de Gareth Bale le da vida al Real Madrid. Dos meses después, el atacante galés volvió a las canchas para echarse al conjunto merengue a las espaldas y devolver a su cauce la eliminatoria cuando los jóvenes, y Keylor Navas, la tiraban por la borda.
Fue Borja Mayoral el que firmó los dos tantos con que el conjunto merengue selló su pase a los octavos de final de la Copa del Rey gracias al empate por 2-2 ante el Fuenlabrada para un global de 4-2.
Gareth Bale lo hizo posible. Cuando el reloj marcó los 60 minutos, el Real Madrid caía por 0-1 producto de una serie de errores inauditos de la defensa, que permitió que Luis Milla disparara de frente y sin marca en varios metros a la redonda, y Keylor Navas (también de vuelta tras una larga lesión), que decidió atajar con una mano y acabó empujando el balón a su propia red.
Fuenlabrada era todo corazón. Su esperanza estaba justificada. Pasaron 40 minutos antes de que los jóvenes merengues encontraran por donde probar a Pol, y tampoco lo habían exigido gran cosa. Apenas un disparo que Borja Mayoral mandó a las nubes y otro más de Dani Ceballos que no llevaba potencia.
Al Madrid más joven en la era Zidane, con tres jugadores del Castilla en la cancha, se le empezaba a caer el estadio encima a base de rechiflas, pues estaba más cerca de caer el segundo de los visitantes que el gol de la tranquilidad.
Al rival le sobraba en experiencia lo que le falta en renombre; al fin y al cabo, cuenta con varios veteranos de gran recorrido por los campos de Primera y Segunda. Entre ellos Cata Díaz, que si no marcó el segundo de un cabezazo limpio en un cobro de esquina fue porque se lo impidió el travesaño y no Keylor, que nada podía hacer para llegar a ese balón.
Bale siguió la jugada desde el borde de la cancha, esperando el cambio.
Un minuto después, el galés se había colado de dos zancadas por la derecha para ponerle el centro a Borja Mayoral casi en la cabeza. El remate le había quedado incómodo y salió un poco flojo, pero Pol no supo cómo detener el balón.
El Real Madrid respiró. El 1-1 dejaba casi sentenciada la eliminatoria gracias a la ventaja de 2-0 cosechada en la ida, pero Bale decidió no conformarse. Y tenía razón, viendo lo que vino después.
Los diez minutos siguientes, con Bale al mando, fueron los mejores del equipo de Zinedine Zidane. Y otra vez fue él quien hizo la diferencia para el 2-1 parcial al aprovechar un mal despeje de la defensa rival para volver a servir a Borja Mayoral.
El Madrid empezó a relajarse a partir de entonces. E inevitablemente llegaron los errores atrás que propiciaron que el Fuenlabrada empatara cuando un rechace de Keylor calló a los pies de Quero dejándole la puerta abierta.
No importó gran cosa. La eliminatoria ya estaba decidida. Incomodó a la grada, eso sí, al ver a su equipo empatar con un Segunda B y avanzar solo gracias a los penales de la ida. Y Bale. Que no pudo llegar en mejor momento para sacarlos del atasco.