- Kevin Gameiro - 7'
Discreto triunfo del Atlético de Madrid
MADRID (Paola Núñez | ESPN Digital) -- Atlético de Madrid cumplió con un triunfo por 1-0 sobre Copenhague para sellar su pase a octavos de final de la Europa League.
La ventaja por 4-1 de la ida condicionó la manera en que uno y otro equipo hicieron frente al encuentro. Como un trámite a resolver lo más pronto posible para el local y una inevitable fatalidad para el conjunto danés, que de saberse fuera de la contienda de antemano, hizo poco o nada por dar una sorpresa.
Ni siquiera la habitualmente ruidosa afición del Atlético de Madrid veía un aliciente para animar a su equipo. El valiente que se aventuró a hacer el largo viaje al otro extremo de la ciudad, lo hizo con el mismo automatismo que los hombres de Simeone.
El encuentro transcurrió en medio del silencio apenas roto de tanto en tanto por los entusiastas daneses en la grada visitante y, casi como reflejo, por el grupo 'ultra' de animación que dedicaba cánticos indistintamente a Fernando Torres y al Cholo.
Pero las arengas sirven de poco para restaurar aquello que se ha roto entre los dos íconos rojiblanco y, en cambio, dejan en evidencia al Niño. Con cada grito de ánimo al '9' se hace más dramática su caída.
El atacante español necesitaba más que ninguno el gol redentor.
Pero fue Kevin Gameiro el que aprovechó la primera oportunidad. Antes de que se cumplieran diez minutos, el francés marcó el único tanto del partido con un potente zurdazo desde los límites de la media luna.
El tanto del francés que dejaba resuelta la eliminatoria llegó demasiado tempranoy a partir de entonces, el encuentro fue un suplicio.
Para los daneses, que no tuvieron gran cosa que aportar más allá de un par de tímidos intentos por probar a Jan Oblak; para Vitolo, que necesitaba dar una gran actuación para pelear por ese puesto titular que le permita volver a la selección, pero que apenas dio señales de vida con un par de carreras por la banda, y sobre todo para Fernando Torres, incapaz de acertar a puerta en sus intentos. Para el resto del equipo rojiblanco, que se contentó con dominar hasta que sonó el silbatazo final. El frío y la falta de ganas no dejaba espacio para más.