- Edin Dzeko - 6'
- Daniele De Rossi - 58' Pen
- Kostas Manolas - 82'
El Barcelona hace el ridículo en Roma
(Jordi Blanco/ESPN Digital) -- El Barcelona se despidió de la Champions con una humillación en toda regla. Un año después de ser avasallado en Turín por la Juventus fue destrozado en la Ciudad Eterna por la Roma, que le remontó el 4-1 del Camp Nou en la noche más triste de la era Valverde.
Fue, simplemente, un juguete roto a manos de un rival que buscó el milagro... Y que lo encontró por méritos propios. Indigno de su grandeza, el Barça mereció el desastre.
Fue, sin duda, el peor partido que se recuerda al Barça esta temporada. Su regreso a Italia en un partido de eliminatoria en Champions recordó al derrumbe que sufrió hace escasamente un año en Turín frente a la Juventus, que le derrotó por un 3-0 que en Roma sobrevoló el ambiente durante muchos minutos. Que de hecho no habría sido un sorpresa.
Apareció con intención de controlar el equipo de Valverde y se encontró con un rival enfurecido, que convirtió la presión en una pesadilla, obligando a jugar en largo, partiendo el grupo en dos y motivando que no existiera ninguna clase de control.
Tal fue así que apenas precisó dos llegadas y seis minutos la Roma para lanzar el primer aviso que significó el 1-0. Un balón largo a Dzeko, un despiste de Umtiti, la tardanza de de Jordi Alba y el bosnio remató poco menos que a placer ante el desespero de un Ter Stegen incrédulo ante la jugada.
Mal comenzó el asunto para el Barça y peor continuó porque ese gol no le despertó, sino que le dio más brío si cabe a una Roma revolucionada y que le superaba en todas las facetas. Busquets se las vio y deseó para mantener el temple pero a su lado Sergi Roberto ni aparecía, Rakitic ni se multiplicaba e Iniesta era una sombra.
Messi, que llegó a bajar a defender con cara de muy pocos amigos, no alcanzaba para dar vida al equipo y Suárez... Era una simple isla rodeada de la nada. Un desastre en toda regla.
IGUAL O PEOR
Resistió hasta el descanso el Barça a base de pelotazos para sobrevivir y dándose esos primeros 45 minutos como los peores que existieron se suspiró pensando que la situación debería mejorar en la segunda mitad. Una sospecha incierta.
Empujada por el clamor de sus hinchas y la esperanza de aspirar al sueño, la Roma compareció con igual ambición en el segundo acto y después de tres llegadas, en otro balón de Dzeko en el área Piqué se vio obligado a irse al suelo y trabarle cuando había sido superado.
Penalti. De Rossi. Gol. 2-0 a los 58 minutos y el infierno a un paso. Lo que no se veía desde Turín, el 11 de abril de 2017, se repetía al cabo de un año en Roma, donde el Barça volvía a ser un juguete roto incapaz de proponer su personalidad futbolística y más pendiente de perder tiempo que de otra cosa.
La fortuna parecía ser la falta de fondo de la Roma. Entró Ünder primero y El Shaarawy después para dar el último empujón al conjunto italiano y se revolucionó en busca de ese gol necesario para remontar la eliminatoria. Hasta que lo consiguió Manolas, a la salida de un corner, para provocar el éxtasis romano.
Destrozado en el juego y el ánimo, el Barça reaccionó sin cabeza ni plan. Se fue arriba Piqué, entraron Dembélé y Alcácer para lograr el 3-1 que le diera el pase, pero lo que regaló durante 81 minutos no pudo recuperarlo en esa desesperante recta final. Ni con Messi alcanzó.
Adiós. Por la puerta de atrás.