Crónica: Unos Xolos impetuosos despojaron invicto como local de Necaxa

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Unos Xolos impetuosos y aguerridos conquistaron el que era un territorio prohibido para quien lo pisaba. Tijuana obtuvo su premio final con una remontada (1-2) en Aguascalientes para dejar en la lona al Necaxa con todo y su príncipe del gol Brian Fernández, que volvió a aparecer en el marcador.

Fernández es el alma de este Necaxa desde todas las perspectivas. Es por lo que hace dentro del campo y lo que transmite a las gradas. Es un referente con corazón de líder que carga con el peso ofensivo y la creatividad de los suyos. Se divierte en el campo y se nota. De paso ayuda a los suyos en busca de las victorias mientras resalta su relación con las redes.

El argentino es práctico y explosivo, regularmente pegado a la banda derecha para desbordar y desde ahí, generar el peligro. Es un tren difícil de detener. Destaca por su habilidad y los Xolos lo sufrieron de más. En ocasiones requirieron de doble marca para desarmarlo. De lo contrario había que ponerse a rezar.

Fue en una de esas jugadas en las que se iluminó y generó el gol necaxista, el séptimo para su cuenta personal en el torneo, luego de desbordar por la banda derecha, quitarse a un par de rivales y fusilar a Gibrán Lajud y adelantar a los Rayos en su casa. Necaxa era superior en esa fase del encuentro y vio la recompensa con el gol de su mejor hombre.

La ventaja en el marcador supuso que existieran más espacios y que los Xolos se volcaran al frente en busca del resultado que les permitiera sumar cuando menos un punto. Fue un riesgo, pero había que intentarlo. Los Rayos se acercaron y estaban muy próximos al segundo tanto, pero entre Lajud y los postes lo impidieron.

Como el futbol también es caprichoso y le brinda oportunidades a todos los que lo intentan, los de la frontera tuvieron la suya tras un centro cruzado que terminó en un disparo al poste de Gustavo Bou y que para la mala fortuna de los locales, impactó en la pierna izquierda de Brayan Beckeles para que terminara dentro del arco. Fue una jugada meramente fortuita con premio para los de Oscar Pareja.

El mejor premio para Xolos no solo fue solamente el empate en el marcador, sino el envión anímico que eso significó. Un penalti de último minuto convertido por Gustavo Bou fue la recompensa final para el ímpetu y la garra de un equipo que confirmó que ya despertó en este certamen y ahora se afianza entre los mejores ocho de la competencia.