Messi y Puig lucen en goleada tardía del Barça

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BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- El Barcelona solventó su partido más insípido de los últimos tiempos con una goleada de la que nadie se acordará a no ser por la lesión de Clement Lenglet. Fue, junto al doblete de Messi, el hecho más noticiable, y destacado, de una tarde sin más en la que el todavía equipo entrenado por Quique Setién pasó por encima de un adormilado Alavés, al que derrotó por un incontestable 0-5 habiéndolo ya ejecutado en la primera parte.

El Barça no encontró rival en Mendizorroza. Salvado en la penúltima jornada, el Alavés planteó el partido sin ninguna clase de tensión y se encontró frente a un rival herido en su orgullo. Un equipo que tampoco se jugaba nada en la estadística pero sí en otros aspectos, más aún después del terremoto que supuso la derrota del jueves frente al Osasuna.

A tres semanas de recibir al Napoli en la Champions el Barcelona necesita recuperar sensaciones con urgencia y nada mejor que mostrar en el campo que a pesar de todas las críticas que le señalan sigue siendo un equipo fiable en momentos determinados. Si no tiene la regularidad como su mejor virtud, debe dar a conocer que es un conjunto temible, a pesar de todo, cuando se lo propone.

Y si el Alavés se propuso jugar una suerte de amistoso el Barça no estaba para mandangas y entró en el partido a tope de revoluciones. Avisó de entrada Riqui, se puso las pilas Messi, acompaño Arturo Vidal y fue un torpedo Ansu Fati. ¿Resultado? A los locales les duró 24 minutos el 0-0 inicial.

Abrió la lata Ansu, su octavo gol de la temporada, y poco después de la media hora Messi logró el 0-2 a pase de Riqui Puig. Dinámico, fresco y rápido de reflejos el Barça atropelló a un Alavés que recibió con alivio el descanso, después de que Suárez, asistido por Alba, marcase el 0-3.

SIN HISTORIA... Y SIN LENGLET

La segunda mitad fue poco menos que una repetición de la primera, con un solo equipo en el campo, anotando dos goles más por medio de Semedo y, otra vez Messi para asegurar su título personal de máximo goleador liguero, enfrentado a un rival entregado a su suerte.

Pero entre ello destacó la lesión muscular de Clément Lenglet, que a los cuatro minutos de la reanudación levantó la mano con ostensibles dolores en la cadera. Sin tiempo a pensar el central francés se marchó, encendiendo las luces de alarma pendiente como está el equipo del partido de Champions frente al Napoli, para que su lugar en el campo

lo ocupase Semedo, después goleador, y su puesto junto a Araújo en el centro de la zaga Arturo Vidal, de estreno en el Barça y que no recordaba esta posición desde sus tiempos en el Bayer Leverkusen.

Y poco más. La Liga más triste acabó con una goleada sin historia y sin trascendencia ninguna. Quizá, eso sí, dándole aire a un Quique Setién que vive, malvive, sus peores días en el banquillo de este Barça que se dejó su condición de campeón de mala manera tras un coronavirus que le hundió futbolísticamente.