Barcelona y Manchester United ofrecen partidazo manchado por el arbitraje

AP

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- Al Barcelona, que había recibido un solo gol en los siete últimos partidos y no encajaba en el Camp Nou desde el 31 de diciembre, le despertó del sueño el Manchester United, que tan cerca estuvo de ganar en el coliseo azulgrana como de perder, en un desemboque de partido rozando la histeria en que De Gea y el palo evitaron una remontada final que habría sido tan magnífica como acaso injusta a la vista de todo un partido que acabó en tablas.

Quedará la decisión, tal y como aventuró Xavi en la víspera, para la vuelta en Old Trafford, donde el Barça deberá recuperar la solvencia defensiva que esta vez brilló por su ausencia y enfrentar al United son sus armas propias, no con las del rival. Al toma y daca, más frente a un equipo británico de primer nivel, no se acostumbra a ganar el Barcelona. Nunca. O casi nunca.

Le sobró precipitación y le faltó tanta calma como acierto al Barça para entender que Europa es otra cosa y que a la fortaleza e intensidad física del United le podía enfrentar desde la pausa, la combinación, la posición y el toque. Nunca desde la velocidad y ida y vuelta al que le invitó el equipo inglés.

Atractivo para el espectador neutral, para el hincha local, tan entregado como animoso, el partido le debió acabar por parecer una especie de suicidio, contemplando a su Barça pelear a cara de perro con un rival más puesto y acostumbrado a esta clase de juego. Y si ya sorprendió el once decidido por Xavi, cambiando la cara a una defensa que estaba en dulce, el penar por su decisión le acabó por facturar.

Bien Alba en su regreso en lugar de Balde, la recolocación de Araújo como lateral para frenar a Rashford devolvió a su puesto de central a Koundé, quien redondeó un partido para olvidar, hasta marcarse el 1-2 en propia puerta después de que Araújo le salvase los muebles en más de dos y tres ocasiones... Tantas como a Marcos Alonso, goleador para abrir el marcador pero terriblemente discreto en defensa.

El pesar defensivo acabó pasando factura a todo el equipo, bien conducido por De Jong y acompañado por Kessié hasta que Pedri se marchó lesionado, y en su cambio comenzó a cambiar todo para enfocar una segunda mitad de vértigo, ansiedad y locura.

Marcos, mal en defensa, encontró el lugar exacto para rematar de cabeza, en el segundo palo, un corner que avanzó al Barça... Que aún celebrando el 1-0 se encontró con el empate del United en un error grave de marcaje del propio Marcos a Rashford... Quien poco después se inventó una jugada estelar por la banda a la que acompañó la fatal defensa local. ¿Resultado? Su centro, envenenado, lo remató con la mano Koundé en propia puerta.

El desastre se temía en un Camp Nou demasiado feliz en los últimos tiempos e incrédulo ante una derrota impensable. Lo salvó Lewandowski, despistando a De Gea en un centro-chut de Raphinha que evitó la derrota y dirigió el duelo a un desemboque histérico.

De estar en la lona a rozar la victoria, todo acabó en empate. Y Old Trafford decidirá.