El Barça sentencia su pase a los octavos de la Champions

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(Jordi Blanco | Eindhoven) -- El Barcelona hizo los deberes, se llevó la victoria de Eindhoven por 2-1 y sentenció su pase a los octavos de final de la Champions como campeón de grupo, el objetivo primordial, avisado por Valverde en la previa, tras un partido oscuro, menos simple de lo esperado y que penalizó a un PSV que, probablemente, mereció mejor suerte.

Ter Stegen en la meta, providencial, y Messi en el ataque, desatascador, evitaron que el animoso equipo de Van Bommel prolongara su racha sin ganar... Aunque dejó en el ambiente cierta sensación de desasosiego en un Barça alejado de su poderío futbolístico.

Messi sacó las castañas del fuego y despertó al equipo. Nada nuevo en el Barça pero signo preocupante de un equipo que supo responder a su ausencia en octubre y llega a diciembre hecho un lío. Cojo en el centro del campo, donde no domina el juego como antaño, padece un auténtico martirio en defensa, convirtiendo a Ter Stegen en un gigante, exigido de sobremanera. Exagerado para un portero del Barça, lo nunca visto. O casi nunca.

De entrada el meta alemán ya tuvo que volar para evitar el gol en el segundo minuto y cerró la primera mitad empatando el Barça gracias a los postes, que rechazaron dos remates del PSV, y a las intervenciones de este Ter Stegen que contempló con impotencia el rosario de errores de una zaga sobrepasada ante la presión y rapidez del campeón holandés.

Cierto es que Arturo Vidal rozó un gol que evitó bajo palos Rosario, pero el resumen del primer tiempo pudo concretarse por ese sufrimiento en defensa de un equipo sin la solvencia deseada.

MESSI... OTRA VEZ

No comenzó mejor la segunda mitad, que el PSV encaró otra vez con ambición ante un Barça rebajado de pulsaciones. Hasta que Messi decidió acelerar. Combinando bien con Dembélé, tan insistente como poco afortunado en la banda, el argentino se sacó de la chistera una jugada marca de la casa, controlando ante quien hiciera falta en el área y soltando un disparo mortal.

Desatascador por obligación, el argentino tomó la responsabilidad en el momento oportuno y clavó un golpe en el corazón de los holandeses, que apenas nueve minutos después, tras lanzarse con todo a por el empate, recibieron un 0-2 tan desafortunado como mortal.

Piqué, sufridor en defensa, lavó la imagen con ese gol que se aventuraba definitivo y que, sin embargo, acabó por no serlo con otro error defensivo que permitió la diana de Luuk de Jong que dirigió el partido a un final apoteósico e incierto.

Lo intentó de todas las maneras el PSV ante el sufrimiento de un Barça encerrado en el área que pudo consumar el triunfo en una contra dirigida por Messi, que acabó con el disparo alto de Malcom y desembocó en un cierre enloquecido.

Ganó el Barça... Pero dejó sensaciones contradictorias. Agarrado a Messi y salvado por Ter Stegen, no mostró el poder que se le debería adivinar a un aspirante al título.