El Barça de Xavi de estrena ganando, gustando y sufriendo

0:24

Memphis anotó el primer gol de la era Xavi

<p>Memphis Depay anotó de penal el 1-0 para el Barcelona que ahora gana al Espanyol.</p>


(Jordi Blanco, ESPN Digital) - El Barcelona inició la era Xavi con una trabajada, y sufrida, victoria sobre el Espanyol, en el primer derbi después de 500 días y que mostró al Camp Nou los mandamientos del nuevo entrenador azulgrana. Resistieron los periquitos hasta el comienzo de la segunda mitad, cuando en la primera llegada una caída de Memphis fue castigada con penalti, protestado, y transformado por él mismo para trasladar al marcador un dominio cierto y, a la vez, desatascar un duelo incómodo... que se volvió desesperante en el desenlace.

Acabó venciendo el Barça y demostrando el Espanyol que está de vuelta... Y rozando el empate en un final de partido que a punto estuvo de costarle un disgusto al equipo azulgrana, con sendos remates de Raúl de Tomás al palo y un error clamoroso de Dimata cuando lo más fácil era marcar. Sufrió más de la cuenta el Barça para estrenar el mando de Xavi, dejando buenos apuntes y no pocas cosas a mejorar. La falta de gol, sin duda, la principal.

Memphis Depay celebra su gol de penalti ante el Espanyol.
Memphis Depay celebra su gol de penalti ante el Espanyol.
Manuel Queimadelos/Quality Sport Images/Getty Images

Pero por encima de todo lo que se contempló sin disimulo en el equipo azulgrana fue la mano decidida de su nuevo entrenador en la búsqueda de las esencias de un club con un marcado que en los últimos tiempos se había ido perdiendo. Extremos abiertos, mucho, presión alta, asfixiante y sincronizada, combinación rápida, posición inalterable, defensa muy adelantada... Y disparo.

Con estas premisas comenzó, siguió y acabó el Barça el derbi. Innegociable en su apuesta, Xavi dispuso un dibujo muy claro con el debut, inesperado, de Ilias, otro chaval de 17 años, para enseñar sus cartas respecto a jugar con extremos. Atrevido pero irregular, jugó la primera parte para en la segunda ocupar su puesto otro jugador del filial, Abde, con la misma misión de jugar en banda. Sin cambios tácticos y sin variaciones en el dibujo.

Siempre al ataque bajo el mando de Busquets, el acompañamiento certero de Nico y una mejorada versión de Frenkie de Jong, muy activo en todos los órdenes, el Barça se adueñó rápido del partido, a la vez que el Espanyol, tres faltas en tres minutos, se iba rebajando y comprendiendo el argumento del derbi, fiándolo todo a alguna contra o a una aparición esporádica del siempre peligroso, magnífico, Raúl de Tomás.

Dos veces salvó Diego López (una a De Jong y otra a Memphis) al cuadro blanquiazul en la primera mitad, mientras De Tomas envió fuera las dos ocasiones de los suyos y a la vez que lamentaba Xavi la falta de gol de los suyos agradecía Moreno la llegada del descanso, decidido a mantener su papel en la segunda mitad.

CAMBIO

Pero contra todo lo esperado el segundo tiempo comenzó de mala manera para el Espanyol. En la primera llegada azulgrana al área de Diego López Memphis cayó ante Cabrera y a pesar de las dudas, y las protestas blanquiazules, el árbitro señaló penalti.

Lo transformó el propio Memphis engañando a Diego López y comenzó un partido distinto, obligándose el Espanyol a salir de la cueva, avanzar líneas y calmándose, que falta le hacía, el Barça en su juego, nunca distinto en el fondo pero sí atolondrado en la forma durante los últimos minutos del primer tiempo.

Si con la entrada de Abde por Ilias mostró Xavi que se cambian piezas pero no argumentos, repitió la señal con las posteriores de Coutinho por Gavi y de Riqui Puig por Busquets. Siempre fijo en la idea, el Barça quiso mantener la misma personalidad pero se mostró todavía desconcertado. Y, un mal, otro, que no se olvida, blando, blandísimo, en defensa.

El palo evitó el empate de Raúl de Tomás en un lanzamiento de falta a los 78 minutos y la providencia salvó a Ter Stegen a los 83, cuando Dimata le ganó la espalda a toda la defensa, despistada con De Jong al frente, para rematar totalmente solo, a cinco metros de la portería, pero hacerlo desviado... Y De Tomás, otra vez de cabeza, otra vez al poste.

Se diría que le sobró partido al Barça y que le faltó determinación al Espanyol para, quizá, ir a por el rival mucho antes. Porque al equipo azulgrana le falta tanta veteranía como fondo físico y en cuanto Busquets abandonó el césped sus dotes de mando se echaron tanto en falta como la ausencia de un goleador, de verdad, que pueda evitar tal sufrimiento.

Volvió el derbi y volvió a ganarlo el Barça. Fue el primer paso de Xavi, que, seguro, debió tomar buena nota de lo que vio.