Dos candidatos al Super Bowl

Dos equipos con pateadores latinos, San Francisco y Tampa Bay, ganaron esta semana y lideran sus respectivas divisiones. ¿Habrá por fin un latinoamericano en la próxima edición del Super Bowl?

Mike Alstott (40) vuela por sobre la montonera de hombres para anotar un touchdown en la victoria de Tampa Bay sobre Cleveland, el domingo (Reuters)
BUENOS AIRES -- El único que podría haberle arrebatado el título de jugador más valioso a Tom Brady en el último Super Bowl es Adam Vinatieri. Su gol de campo de 48 yardas le dio el triunfo a los Patriotas sobre los Carneros en la última jugada del partido.

Hay que remontarse más de 20 años atrás para vivir una emoción semejante: con cinco segundos en el reloj, el pateador novato Jim O'Brien conectaba desde 32 yardas para que Baltimores batiera a Dallas en el Super Bowl V.

En Buffalo, mientras tanto, muchos tendrán fresco el recuerdo de la patada de 47 yardas de Scott Norwood en el Super Bowl XXV, frente a los Gigantes de Nueva York. Pocas imágenes tan desoladoras en la historia del fútbol americano como la de los jugadores de los Bills tomados de la mano, mirando la pelota desviarse a la derecha. Años más tarde, algunos de esos jugadores declararían que, probablemente, las cuatro derrotas consecutivas que sufrieron en el Super Bowl habrían sido cuatro victorias de haber entrado esa patada en el primero de ellos. El eterno Bruce Smith diría: "Por favor, no me nombren a Scott Norwood".

En la próxima edición del Super Bowl, tal vez le toque ese protagónico papel a un pateador latinoamericano. Al menos, cumplida la sexta semana de la temporada, la posibilidades parecen altas.

UNA LUZ EN EL DESIERTO
En primer lugar, los tres latinos que militan en la NFL pertenecen a equipos de la misma conferencia, la Nacional, lo cual incrementa las chances en términos puramente probabilísticos.

Más importante aún, los tres equipos tienen marcas positivas en partidos ganados y perdidos. Los 49ers de San Francisco, del salvadoreño José Cortéz, y los Bucaneros de Tampa Bay, del argentino Martín Gramática, alcanzaron con sus victorias de esta semana un registro de 4-1 y 5-1, respectivamente. Los Cardenales de Arizona, de Bill Gramática, hermano de Martín, descansaron esta fecha y mantienen un record de 3-2.

Claramente, los dos primeros son candidatos más firmes al Super Bowl que el tercero. Los Cardenales fueron una de las sorpresas de la liga el año pasado, y este año vienen demostrando que deben ser tomados más en serio. Pero un objetivo realista para ellos sería conseguir un lugar en los play-offs, no más que eso.

En esta liga, sin embargo, viene observándose desde hace un tiempo que cualquier cosa puede pasar. Cualquier pronóstico seguro puede caerse, y cualquier esperanza alocada puede cumplirse.

De suceder lo impensado, que Arizona llegue a lo más alto, será por una conjunción de factores. Que su línea ofensiva siga jugando como hasta ahora, y que su defensa siga peleando hasta el final, como hasta ahora. Que Jake Plummer empiece a hacer todo lo bueno que es capaz de hacer, y deje de hacer todo lo malo que por lo general termina haciendo. Que David Boston se decida a aprovechar su físico y se convierta en el receptor definitivamente imparable que debería ser. Por útlimo, y esto es lo más difícil, que el equipo entero madure tres años en tres meses.

AHORA O NUNCA
La situación de Tampa Bay, en cambio, es precisamente la opuesta. Mientras Arizona desborda juventud e inexperiencia, los Bucaneros están plagados de veteranos, concientes de que no les quedan muchas oportunidades de probarse el ansiado anillo. Keyshawn Johnson, Warren Sapp, John Lynch, Keenan McCardell, Derrick Brooks, Brad Johnson saben que este es el momento. Y lo demuestran cada vez que salen a la cancha.

Salen a liquidar el trámite. A terminar lo más rápido posible con el irrespetuoso que se les puso enfrente y avanzar hacia su única meta: el Super Bowl. No hablan de otra cosa. No piensan en otra cosa. Super Bowl. Sí o sí. Este año.

Y ya es hora de decirlo: Tampa Bay no es sólo la defensa. Porque en todos lados se insiste con que, al igual que en años anteriores, el éxito de los Bucaneros se debe exclusivamente a la defensa. Pero cuidado. La defensiva sigue siendo la unidad más potente, es cierto, pero ahora hay una ofensiva que acompaña. Ahora la defensiva puede dedicarse a proteger la ventaja que la ofensiva logra desde temprano. Ahora la ofensiva pasa la pelota en primera y diez. Ahora produce jugadas de más de 50 yardas. Ahora sostiente series prolongadas, que le permiten descansar a la defensa. Ahora, a diferencia de años anteriores, la ofensiva no pierde partidos.

DEFENSA DE COSTA OESTE
En San Francisco se da un caso parecido, pero de signo opuesto. Históricamente, la unidad estelar de los 49ers ha sido la ofensiva. Y en esta campaña ha tenido momentos de inspiración en que ha mostrado la explosión de antaño. Sin embargo, no es el ataque, sino la defensa de San Francisco la que merece la mayor parte del rédito. Antes del partido del lunes por la noche frente a Seattle, era la tercera en la liga en términos de yardas permitidas, y después del encuentro quedó tercera en puntos permitidos.

Los 49ers parecen destinados a ganar su división sin mayores inconvenientes, pero ni en sus jugadores ni en su público se nota la urgencia por llegar al Super Bowl que se respira en Tampa Bay. Tal vez sea esa sensación la que pone a los Bucaneros por encima de San Francisco en el ranking de candidatos a viajar a San Diego.

Ambos equipos juegan el domingo que viene un partido clave. Los 49ers enfrentan a Nueva Orleans, que con marca de 5-1 comparte la punta de la división Sur de la conferencia Nacional justamente con Tampa Bay. Y los Bucaneros visitan a Filadelfia, el equipo que los eliminó en las últimas dos postemporadas.

Pasada esta prueba, el calendario favorece en los papeles a Tampa Bay. Mientras que la dificultad de los encuentros divisionales es pareja, San Francisco tiene desventaja respecto de los enfrentamientos con la coneferencia Americana. A los Bucaneros les tocó en suerte la división Norte, la más débil de esa conferencia: de los cuatro rivales ya barrió con tres; le queda Pittsburgh. A los de California, en tanto, les tocó vérselas con la división Oeste, la más fuerte: en la segunda fecha cayeron frente a Denver, y todavía les falta medirse con Oakland, San Diego y Kansas City.

AGUAFIESTAS
Dentro de su propia conferencia, hay tres equipos que tienen las mayores posibilidades de sacarles a San Francisco o a Tampa Bay el lugar en el Super Bowl.

El primero es Filadelfia, que por momentos parece sencillamente invencible. El segundo es Green Bay, que si logra una buena posición para los play-offs puede hacerse irreductible en la nieve de Winsconsin. Y el tercero es Nueva Orleans, al que todavía nadie sabe bien cómo jugarle.

A grandes rasgos, no obstante, cabe decir que la fiesta de ver a un latino en el Super Bowl puede ser aguada principalmente por dos jugadores. Son nada menos que el más caro y el más valioso de la liga, respectivamente: Donovan McNabb y Bret Favre.

GUSTAVO FILLOL DAY tiene más de 15 años de experiencia como periodista.

 ENVÍALO | MÁS ENVIADOS

Latinos en la NFL
Latinos en la NFL
Semana 6: Tarde de perros para Martín Gramática
martes, 15 de octubre