Las dos primeras cosas que se quiere en un receptor, son velocidad y tamaño. El problema para los buscadores de talento, radica en el poder encontrar ambas en un mismo jugador.

Si el jugador carece de velocidad, entonces su habilidad para separarse del rival le dará un sitio en la NFL. De igual forma estamos hablando de la destreza para ajustarse a las diferentes rutas que tienen los equipos y a su lectura de las defensivas oponentes. La tenacidad para ganarle el balón a los defensivos en jugadas apretadas es clave para ganarse un lugar en la liga.

Los equipos necesitan, además del receptor de posesión (rutas internas) que requieren de un gran físico y de no tener miedo a ser golpeado por los apoyadores; para ello necesita de crear una separación con el rival y conseguir el primero y diez. Un claro ejemplo es Chris Carter. El tamaño es crucial sobretodo cuando se está dentro de la zona roja del rival.

Cuando se habla de velocidad los entrenadores quieren a receptores que paren los cronómetros en 4.4 segundos en las 40 yardas.

Se espera que entre cuatro y cinco receptores sean reclutados en la primera ronda del draft, estos son sus nombres:

Charles Rogers de Michigan State, puede ser el siguiente Terrell Owens, a lo largo de su carrera colegial domostró tener extraordinarias manos y en momentos claves fue el hombre a buscar. Rara vez deja el que el balón llegue hasta su cuerpo.

Andre Johnson de Miami , también puede hacer las jugadas espectaculares. Es muy consistente para atrapar los pases arriba del hombro y sobre la carrera a toda velocidad.

Taylor Jacobs de Florida y Kareem Kelly del Sur de California, poseen el potencial para ayudar a quienes los recluten.

Dos latinoamericanos que podrían ser seleccionados hasta el domingo son Steve Costa de Nevada en Las Vegas y Mike Oliva de California en Davis.

El ala cerrada que todos los equipos buscan, es el gran atleta que crea una desventaja en el emparrillado y logra abrir a las defensivas. Debe tener manos suaves y duras a la vez; suaves para atrapar pases y duras para aguantar las embestidas de los defensivos cuando esté en labores de bloqueo. Este tipo de alas cerradas son empleados en el ataque vertical y pueden ser tan dañinos como un receptor abierto, mala noticia para los defensivos, porque es un jugador mucho más fuerte -que el receptor-. De esta clase son Tony González y Shannon Sharpe. Pero son muy raros, no es común encontrarlos.

Otro tipo de ala cerrada, es el que tiene la habilidad para encontrar el hueco dejado por la defensiva, este es empleado como una especie de receptor de posesión que utiliza su cuerpo para vencer al rival. Frank Wycheck de los Titanes de Tennessee es de esta clase, de '96 al '00 fue el líder receptor del equipo.

Generalmente los equipos cuentan con 3 alas cerradas en sus filas y uno de ellos es el especialista para bloquear, utilizan su tamañ, fuerza y técnica para ser efectivos. En situaciones de corto yardaje o cuando están a punto de anotar -dentro de yarda 10 del oponente- es cuando más uso se les da.

Si el colegial tiene todas las cualidades antes mencionadas, el jugador es candidato para ser seleccionado a finales de la primera ronda. Nunca un ala cerrada ha sido reclutado como la primera selección general en un Draft.

Jason Witten de Tennessee, es la única esperanza que tienen las alas cerradas para ser seleccionado en la primera ronda. Es por mucho el más talentoso, tiene brazos largos, gusta de atrapar el balón antes de que llegue a su cuerpo, lo hace por encima del hombro, sobre la carrera o en tráfico.

Dallas Clark de la Universidad de Iowa se asemeja mucho a Frank Wychek de los Titanes. Sabe emplear muy bien sus enormes brazos, sus manos son suaves para ajustarse al ovoide y es muy consistente para atraparlo sea cual fuera la situación.