Cavenaghi se siente como en casa

A fuerza de goles, el "Torito" se ganó otra vez la titularidad en el equipo millonario, pero no le preocupa que los busquen los mejores clubes de Europa: "Estoy muy bien acá, eso es para más adelante"

BUENOS AIRES -- Como alcanzapelotas de River Plate, de pequeño Fernando Cavenaghi se deleitaba mirando desde afuera los goles de Enzo Francescoli, su ídolo. Nunca imaginó que años después se convertiría en el nuevo goleador estrella del fútbol argentino.

El "Torito", con apenas 19 años, registra 30 goles en torneos locales desde su debut oficial en el 2001.

Cinco de esos goles han sido facturados en competencias internacionales y en enero fue figura y goleador del seleccionado argentino que se coronó campeón del sudamericano Sub20.

El nueve de River mantiene la pólvora intacta en el actual campeonato Clausura, donde en siete fechas disputadas suma cinco festejos.

A fuerza de goles se supo ganar el reconocimiento de la hinchada "millonaria", que le otorgó el título de ídolo, y no faltan quienes claman su nombre para la selección mayor conducida por Marcelo Bielsa.

Varios de los pesos pesados del fútbol de Europa ya posaron sus ojos en él.

"Fue un orgullo haber salido campeón del sudamericano y por suerte ahora en River estamos muy bien, mejorando. Espero poder seguir por este camino", dijo Cavenaghi en una entrevista con APTN, el servicio de noticias por televisión de The Associated Press.

De zurda o de derecha, de cabeza, con cara interna o externa, con el empeine y hasta con el muslo. No importa cómo, Cavenaghi posee el olfato nato de goleador.

"Pareciera que los goles me salen solos", asegura con cierta timidez.

También se destaca por su facilidad en la pegada y su calidad para ejecutar tiros libres, don que descubrió durante el último sudamericano en Uruguay.

Cavenaghi, también apodado el "Gordo" por su tendencia a subir de peso, nació el 21 de septiembre de 1983 en O'Brien, un pequeño pueblo ubicado a 250 kilómetros de Buenos Aires. Con 13 años llegó a las divisiones inferiores de River.

Todos los domingos tenía el privilegio de ubicarse como alcanzapelotas a un costado de la cancha del estadio Monumental y observar de cerca a sus ídolos: el uruguayo Francescoli, el chileno Marcelo Salas y Ariel Ortega.

En febrero de 2001, con 17 años, hizo su debut en la primera división en reemplazo del actual delantero del Barcelona Javier Saviola. Pero fue con el regreso del técnico Ramón Díaz un año después que se ganó un lugar entre los titulares.

En ese momento un periodista lo tildó de "gordito" y le pronosticó un futuro decepcionante. El delantero le contestó con lo que mejor sabe hacer: 22 goles en el River campeón del Clausura 2002 que lo convirtieron en el máximo anotador de la temporada.

Pero no todo fue un camino de rosas. Una lesión en la rodilla lo mantuvo un tiempo fuera de las canchas justo cuando el chileno Manuel Pellegrini reemplazó a Díaz. El técnico optó por otro delantero y Cavenaghi, ya recuperado, debió conformarse con mirar los partidos desde el banco de suplentes.

Hasta que llegó la convocatoria en enero para el seleccionado juvenil, los goles, el título y el reconocimiento como mejor jugador del torneo.

En Uruguay, Cavenaghi dejó de ser promesa para convertirse en un delantero maduro.

Otra vez titular en River, ahora con el nueve en la espalda, es uno de los responsables de la recuperación de su equipo tras una racha negativa que puso al técnico Pellegrini al borde del precipicio.

"Somos todos responsables, en las malas y en las buenas", prefiere decir Cavenaghi para sacarse de encima el título de "salvador".

Fuera de la cancha, el delantero le escapa a la fama y opta por el bajo perfil. Como un adolescente se sonroja cuando lo llaman "ídolo" y no le gusta hablar de él.

Tampoco lo desvela su futuro, pese a que clubes importantes como la Juventus lo tienen en la mira.

"Estoy muy bien acá, quiero quedarme acá. Eso es para más adelante, hoy estoy muy bien en River", dice.

-AP


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