Sí, por más que los protagonistas se hayan empeñado en declarar que no importa cómo llega cada uno cuando se trata de un superderby, las actualidades cuentan. Por eso, porque cuentan, el Barcelona hizo el partido que hizo. Se olvidó del fútbol y apostó por la lucha. Y si la competencia no era de fútbol, los catalanes tenían más posibilidades. Sobre todo si ahí estaba Luis Enrique, listo como ninguno para hacerle subir la temperatura a cualquier contrario que pasara cerca suyo.

Porque cuentan las actualidades el Real Madrid salió como salió: sin plan. Pensando, como si los jugadores fueran hinchas, que se iban a comer a sus rivales sin necesidad de pasarlos por horno, sartén, parrilla o cacerola…

El Barca sí que tenía una misión y la llevo a cabo desde el primer minuto: lucha, lucha y lucha. Y tratar de tener la pelota el mayor tiempo posible. El empate confirma que la jugada catalana salió bien, ya que este Barca de la Liga se conforma con lo poquito que pueda ir rescatando. Claro, por más que sea un solo punto, si se consigue en el Bernabéu, vale más de lo que indiquen las matemáticas.

Fue tan evidente lo que pasó en el campo que por primera vez en mucho tiempo coincidieron los periódicos deportivos de Madrid y Cataluña. Con distintas formas de encararlo, pero en el fondo todos dijeron más o menos lo mismo. Los diarios de la capital enaltecen al Barca, con lo que eso les "duele". Tituló el Marca: "Le hizo la Pascua". Y el As: "Jaque al líder". En páginas interiores, agrega el primero: "Un viaje a ninguna parte". Y el segundo se la juega con un título doloroso y poco complaciente para lo que es habitual: "El Barca puso más interés".

En el otro rincón, los dos diarios optaron por ridiculizar el apodo de "galácticos" que la prensa madrileña le puso al equipo blanco. Tituló El Mundo Deportivo: "La galaxia fue azulgrana". Y el Sport: "Victoria moral. El Barcelona puso en evidencia la galaxia madridista". Eso sí: ambos aclaran que al Barca le falta rematarlo.

Este es otro de los puntos que marca lo que fue el partido. Todos coinciden en que los visitantes fueron mejores pero es imposible encontrar una jugada que haya podido desnivelar el resultado para ellos. Lo que habla de las limitaciones azulgranas y de cómo cambian los tiempos. En otras épocas no tan lejanas, la mayoría se habría lamentado por no haber rematado a un Madrid que por momentos no sabía dónde estaba. Hoy, eso es apenas un pero.

Las limitaciones del Real Madrid (y entre las de uno y otro ya queda claro que el partido fue tirando a pobre si hay que hablar de lo que de verdad cuenta: el fútbol) fueron dos principalmente: no saber cómo salir de la presión catalana y meterse fácilmente en todos los líos que se formaron. Verlo a Zidane desencajado ante Luis Enrique, ante Puyol, ante cualquiera… es algo tan raro como desagradable.

Ni hablar de lo que hizo Makelele, que en el medio de un tumulto agarró a Motta de los pelos, algo "normal" entre una pelea de nenas, pero no entre futbolistas. Al menos, en la declaración más sensata post-partido, el francés reconoció: "Me equivoqué. Tendría que haber sido expulsado".

Otra declaración sensata fue la del director deportivo blanco, Jorge Valdano: "En una mala noche la buena noticia es que seguiremos siendo líderes". Aunque es cierto que las distancias se pueden acortar y también que hace unas semanas el Real Madrid enfilaba derecho al título sin mayor oposición.