Los alrededores del estadio madridista registraban ya una gran afluencia de aficionados a las 18.00 horas de la tarde, casi tres horas antes del encuentro, correspondiente a los cuartos de final de la UEFA Champions League.

A esa hora eran ya cerca de 5.000 los aficionados de ambos equipos que se concentraban en los bares situados en los aledaños del coliseo blanco.

Mientras los aficionados españoles se daban cita en los bares situados en la zona sur del Bernabéu, los hinchas ingleses, fácilmente reconocibles tanto por sus camisetas rojas como por sus jarras de cerveza, llenaban los locales de la zona norte.

Hasta ese momento, todo discurría sin ningún tipo de incidentes, y miembros de las dos aficiones se entremezclaban con total normalidad, e incluso con cordialidad, pero la presencia de la policía se incrementaba por momentos.

Dicha presencia no evitó, sin embargo, la actuación de un gran número de "reventas", que pedían entre 300 y 250 euros por cada entrada, muy por debajo de los 600 euros que habían pedido por la mañana.

A las 19.00 horas, eran ya cerca de 20.000 las personas que circulaban por las inmediaciones del escenario del partido, y una gran parte de las mismas se situó en las dos esquinas de la calle Padre Damián para ver de cerca la llegada de ambos equipos.

Los autobuses de Real Madrid y Manchester llegaron casi simultáneamente al Bernabéu. A las 7.15 horas lo hizo el del equipo inglés y un minuto después llegó el Madrid, por lo que los jugadores de ambos equipos entraron juntos al estadio.

Media hora después se abrían las puertas del recinto, en el mismo momento que en la calle Concha Espina se producían los primeros incidentes entre los hinchas ingleses y la policía, que se saldaron con varios seguidores del Manchester heridos, que fueron atendidos por el Samur.