Toda esa historia en común me permitió conocer aquella jugadora exitosa, idolatrada por el mundo del tenis. Y el haber tenido el privilegio de entrevistarla para Perfiles me permitió ver a una Gabriela Sabatina absolutamente diferente, hasta más GRANDE aun. Porque uno ve claramente su personalidad, su simpleza, su madurez como persona y eso es lo que cautiva más todavía.

Sentí que estaba frente a alguien que posee una enorme sabiduría, que hablaba del pasado como algo hermoso de su vida, aunque también quedó claro que no todo fue color rosa y que el precio que pagó por ser una joven exitosa muchas veces fue alto. Pero su reloj no se detuvo en aquellas épocas, sino que visiblemente dio vuelta la pagina y hoy lucha por ser una persona conectada con la realidad, construyendo día a día su historia como ser humano.

Algo que me sorprendió fue la claridad con la que nos contó el hecho de cómo el éxito condicionó su personalidad al haberlo alcanzado a tan corta edad. Para entender un poco más todo ese fenómeno, traté de que se remontara a cuando tenía 14 ó 15 años, a la época del colegio, sus amiguitos, las fiestas de adolescente, los primeros enamoramientos... Todo aquello estaba muy lejos de las presiones y de las exigencias y ella, en cambio, ya estaba entre las mejores tenistas del mundo: con apenas 15 años llegaba a las semifinales de Roland Garros, siendo una de las personas mas miradas y famosas del planeta.

Cómo manejar todo eso, cómo apreciar el valor de las cosas, cómo entender que a esa edad ya no podía andar por la calle como una adolescente más, sentirse casi "vigilada" por la prensa y "acechada" por la gente, que sin querer quería demostrarle su admiración... Nada de eso es fácil, no? Es más, a veces es un alto precio el que hay que pagar.

Por eso, verla hoy sumamente comunicativa -en su momento se la criticó por lo contrario-; verla sensibilizada y muy compenetrada con la realidad de su país, pensando en cómo aportar su granito de arena, con la ilusión de devolver todo lo que recibió... Casi como no dando valor a todo lo que ella nos regaló con sus triunfos.

Durante la entrevista propiamente dicha, todo salió muy fácil, desde ponerle una fecha al encuentro, decidir el lugar y que nos acercase material que ayudase a ilustrar sus relatos. Fue tal su buena predisposición que parecía como agradecida de que le hiciéramos la entrevista, cuando, obviamente, los inmensamente agradecidos fuimos todos los que formamos parte de este Perfiles.

Cuando Gabriela entró al estudio, en un principio se hizo un profundo silencio, pero a los pocos segundos su sonrisa gigante y su sencillez hizo que todo el mundo se sienta súper cómodo. Hasta bromeó con uno de los técnicos cuando este no se animaba a terminar de acomodarle el micrófono en el escote de su vestido... de más esta decir que desde aquel momento se generó un clima de buena onda y de distensión total.

En lo personal fue un verdadero privilegio haberle hecho la entrevista, por que una vez más pude comprobar que la grandeza de Gabriela está en "su persona", más allá de lo que fue como deportista, y sentí que mi admiración al terminar el reportaje era mayor.