Con el permiso de Antonio Carbajal, el cinco copas del mundo, y por cosas de gustos, Campos quizás también sea el mejor arquero en la historia del balompié azteca. Su personalidad lo convertía en un jugador diferente, con su sencillez ganaba fuerzas para poder enfrentar a sus rivales. Por su carácter y mentalidad goleadora, convirtió al "Brodi" (termino de amistad usado en Acapulco) en un jugador privilegiado en el deporte más hermoso del mundo.

Jorge jamás fue creído. Siempre tuvo los pies en la tierra. Lo conozco desde la primera Copa América que disputo con el "Tri", por el año 93. Siempre con una sonrisa y amable en todo momento. De tal forma nos recibió, en New York durante la gira que tuvo la selección.

Campos nació en el bello puerto de Acapulco. Descubrió a la fuerza que el fútbol seria el escalón al éxito. Jamás quiso ser arquero, su meta era ser un delantero de primer nivel, pero sus hermanos, mayores de edad, que según Jorge tenían mas talento que él, lo ponían al arco para ellos poder entrenar.

A Pumas llego de la mano de Miguel Mejía Barón, donde nos contó las travesuras que hacia para poder entrenar con el primer equipo. No les puedo contar todo, tiene que ver el programa y se dará cuenta de las travesuras de Jorge, pero créalo o no, todavía sigue siendo travieso.

Cada vez que me toca hablar con Jorge, con o sin cámaras o micrófonos prendidos es el mismo. Atento, educado, preparado y su historia jamás cambia. Te cuenta el camino de su vida uno y otra vez y jamás vas a escuchar algo diferente. Se acuerda de los más mínimos detalles de su carrera. De aquellos dos partidos que jugó como delantero con la selección (Croacia y Egipto) o de los siete que lo hizo como jugador y arquero en el mismo encuentro.

Para poder llegar a la cúspide del "Tri" tuvo que sacrificarse mucho hasta que el "Flaco" César Luis Menotti le entregó el arco de la selección nacional. Muchos lo cuestionaban, pero al final el gran "Brodi" marcaría una época dorada con sus tapadas.

Desde la Copa América 93 hasta el Mundial de Francia 98, México siempre marcó la diferencia con grandes jugadores, pero con el respeto de todos ellos, uno sobresalía. No sólo por su vestimenta, de colores electrizantes que solamente los "surfistas" utilizan, sino por la garantía de persona que tuvo el arco mexicano.

Pocos son los jugadores que te miran a los ojos y te dicen la verdad. Mientras muchos se esconden para poder decir lo que sienten y lo que han vivido dentro y fuera de la cancha, Campos no se arruga: dice lo que siente y con firmeza. Por eso, es un hombre diferente a muchos que han llegado a la gloria; él no, sigue siendo el Jorgito de Acapulco. Regresa siempre a su tierra, para poder disfrutar de la arena, del mar y del sol.

Espero que algún día podamos disfrutar de otro Jorge Campos. De aquel jugador azteca que marca la diferencia, espero que sea pronto. A México le falta un ídolo, como lo fue Campos en su mejor momento.