Entrevista con Romario

Hola y bienvenidos a Perfiles...

Luciana :
Romario, primero te quiero agradecer tu presencia en Perfiles y quiero empezar esta entrevista preguntándote ¿cómo fue el inicio de esa trayectoria de tanto éxito?

Romario:
Primero, me da gran placer estar en este programa que ve todo el mundo. Me da mucha satisfacción. Yo empecé a jugar fútbol, según mi madre, cuando estaba dentro de su vientre. Ella me dijo que ya chutaba allí adentro, que ella lo sentía. Cuando yo era niño, entre los 10 y los 15 años, mi padre tenía un equipo de fútbol llamado , en Vila da Penha. Yo empecé a chutar fuera del vientre de mi madre en un equipo. En seguida pasé al Olaria, que es un club pequeño de la Primera División. Jugué un año en el Olaria y pasé al Vasco Infantil; Infantil-Juvenil, para esa época, no era junior, era hasta juvenil. Y jugué en el profesional del Vasco hasta, más o menos, 1988.

Luciana :
Parece que cuando aún jugabas en el equipo Infantil-Juvenil el entrenador dijo: .

Romario:
El día que llegué, un entrenador, que hoy en día es muy amigo mío, el señor Alfeu, me preguntó: <¿Qué haces aquí?> Le dije: <¿Qué hago? Vine a jugar fútbol>. . Y ese día no entrené, pero al día siguiente entrené y me quedé.

Luciana :
Además de la historia del escarabajo, ¿qué recuerdos importantes guardas?

Romario:
Yo recuerdo que íbamos a correr a la Laguna Rodrigues de Freitas, eran unos 7 kilómetros y medio, pero yo nunca los corrí, ese no era mi fuerte. Yo esperaba el autobús en los primeros 500 metros. Tomaba el autobús, daba la vuelta, salía por detrás del autobús... Y a veces, era el camión, subía al camión, daba la vuelta... Esas son las anécdotas que recuerdo. Y espero que nadie siga ese ejemplo. Pero, gracias a Dios, aún haciendo eso todo sucedió para mí.

Luciana :
Tú fuiste el segundo mejor artillero de todos los tiempos de la selección. Fuiste bicampeón de la Copa América. En el 94 te eligieron el mejor jugador del mundo. ¿A cuál de esos títulos le tienes mayor cariño?

Romario:
Es algo muy difícil porque les tengo gran cariño y mucho respeto a todos. Pero si uno gana un título mundial, como el que ganamos en el 94, eso es algo especial e importante. pero es diferente de los otros títulos porque tiene que ver con el pueblo. Uno logra hacer feliz a un pueblo sufrido como el nuestro por algunos minutos, por algunas semanas y hasta por algunos meses. Y eso lo tengo grabado y nunca se me va a olvidar. Yo he pasado por muchos momentos estupendos y por momentos pésimos, pero ir allá, besar esa copa y dedicársela al pueblo del Brasil es algo que nunca olvidaré.

Luciana :
¿Cómo se siente tu corazón en esos momentos? Porque hablas de emoción, de ver feliz al pueblo brasileño...

Romario Yo siempre enfrenté todos los juegos de la misma forma. Fuera la final del Mundial, como aquel día contra Italia, o un juego en algún campo por ahí. Porque cuando estoy dentro del campo mi objetivo es ganar. Pero cuando llegué a esa final, yo sabía que había un pueblo por detrás. Su felicidad. Yo no jugué bien en esa final, pero sucedió que el equipo en general consiguió la victoria. Aunque haya sido por penaltis quedó campeón del mundo. Yo encaro ese momento, un momento muy personal, me concentro y me dedico a esos minutos por completo porque es mi obligación. Mi objetivo es meter goles, sin importar qué clase de juego sea. En un Mundial, en un juego cualquiera, yo quiero meter goles.

Luciana :
La Copa América del 89, ¿fue el conquistar ese título algo especial para ti?

Romario Fue mi primer título con la camiseta del Brasil, nunca lo olvidaré. Fue en casa, en el Maracaná, contra Uruguay. Esa fue la final que ganamos uno a cero. Fue un juego en casa. Yo metí el gol. Tuve esa alegría. Eso tampoco se me puede olvidar jamás. Brasil y Uruguay en el Maracaná.

Luciana :
Un juego decisivo en las eliminatorias del Mundial 1994. Brasil estaba en pésimas condiciones y te llamaron. Metiste dos goles. Brasil ganó dos a cero. Tú metiste los dos goles. Es difícil decir esto, pero, ¿te consideras el salvador de la patria por haber conseguido colocar al Brasil en la Copa del Mundo?

Romario:
Yo no me considero salvador de la patria ni nunca me consideré serlo a pesar de que mucha gente lo piense y lo diga, hasta yo lo he dicho y pido disculpas por eso, pero nunca me consideré como tal. Yo les mostré a todos que conocía mi responsabilidad. Digamos que soy un político que cumple con su responsabilidad. Yo hice una promesa en ese juego y la cumplí. El año siguiente, el 93, en septiembre, una fecha que nunca olvidaré porque mi hijo nació el día siguiente, yo prometí que traería la Copa del Mundial con los muchachos, porque sabía que aquel grupo tenía las condiciones. Nos unimos y trajimos un título que el Brasil no tenía desde 1970. Es un gran orgullo para todos y para mí en especial.

Luciana :
Entonces puedes decir que ese fue un juego que marcó tu vida.

Romario:
Ahí empezó el camino hacia el título. Y yo tuve la suerte, con la ayuda de Dios, se lo agradezco a Él. Siempre digo que todo lo que hago es Él quien quiere que lo haga. Él apunta y dice , y yo voy. Él es quien me guía en el camino y todo lo que hago es porque Él lo quiere. Lo que soy hoy en día, mi salud, los hijos que tengo, la esposa que tengo, mis padres saludables, mi hermano, mis amigos, todo es porque Él lo quiere.

Luciana :
Y tu talento también.

Romario:
Eso viene con el talento, con esfuerzo, con determinación. De nada vale ser hijo de Dios si uno no tiene talento, si uno no se esfuerza, si uno no va detrás de lo que quiere. Bien, todos pueden ir detrás, pero hay que llevar la delantera. Si uno no tiene la determinación no obtiene resultados.

Luciana :
¿Cuáles partidos del Mundial 94 recordarás para siempre?

Romario:
Contra Holanda, por ejemplo, porque yo jugué cinco años y medio allá. Ese día jugué contra cinco hombres que habían jugado conmigo en el PSV. Eso marca, metí uno de los goles más difíciles de mi carrera. Y contra Suecia. Yo mido 1,68 y el zaguero más bajo de Suecia medía 1,95, y logré hacer un gol con la cabeza. Esas son cosas que uno no puede olvidar. Uno no puede obviarlas. Al menos, no en mi carrera. Y la final, cuando a los 13 o 14 minutos de prórroga, se presentó la oportunidad y Viola me pasó el balón. Yo estaba solo. Fue Viola o Cafú, ahora no lo recuerdo. Yo pude haber metido el gol de la victoria, pero perdí. Y a pesar de haber perdido, es un momento que nunca olvido.

Luciana :
Y cuando estás jugando, aún en el Mundial, en los juegos decisivos, uno te ve y parece que estuvieras muy sereno, muy tranquilo.

Romario:
Yo siempre estoy muy sereno en el campo de juego.

Luciana :
- ¿Sólo dentro del campo?

Romario:
- Sí, afuera no mucho.

Luciana :
- ¿A qué se debe?

Romario:
- No lo sé.

Creo que logro dejar mis problemas fuera del campo. Me concentro al 100% en el juego y eso hace que me tranquilice más. Siempre corro menos que los demás. Quizá corra menos que el árbitro en algunos juegos. Pero estoy consciente de que voy a tener una sola oportunidad, y cuando tengo esa oportunidad, trato de finalizar con el mayor éxito posible, metiendo el gol. Para mí, yo sólo tengo ésa.

Luciana :
¿Cuál es la diferencia entre el fútbol extranjero y el brasileño?

Romario:
En Brasil, tiene mucha técnica, pero sin ser desleal, tiene más malicia que el fútbol holandés. En España no tiene mucha técnica y ellos son muy rudos. Creo que el fútbol brasileño, en especial en un campeonato brasileño que reúna a los mayores clubes, es el más difícil que yo haya jugado, más difícil aun que un Mundial.

Luciana :
Para el PSV metiste 19 goles en 1989, fuiste campeón y artillero En el 90 también, campeón y artillero, con 23 goles. En el 91, 25 goles... Fuiste un ídolo. ¿Cómo es ser un ídolo en Holanda?

Romario:
Yo fui con el objetivo de conquistar algo. Debido a las dificultades que pasé llegué a pensar en regresar. Pero habría sido un perdedor y eso no habría estado bien ni para mí ni para mis padres. Yo sabía que había personas detrás de mí, que me apoyaban y que creían en mí. Y así fui superando. Después me fui al Barcelona. Ya tenía más experiencia, estaba más viejo. Y yo suelo decir que Barcelona es un Río de Janeiro más pequeño y más seguro. Tiene playas, mujeres bonitas, vida nocturna... Todo lo que le gusta a un carioca como yo.

Luciana :
Tú anotaste muchos goles contra el Real Madrid en tu carrera. ¿Tienes algo especial en relación con el Real Madrid?

Romario:
Tengo buenos y malos recuerdos. Lo bueno, es que metí cinco a cero en el Nou Camp y lo malo, es que recibí cinco en el Santiago Bernabeu. Un empate.

Luciana :
Pero, ¿hay algo cuando entras al campo, cuando entraste al campo para jugar contra el Real Madrid?

Romario:
Contra el Real Madrid, a veces, el título pasa a un segundo plano, puedes perder el título, pero si ganas el del Real Madrid, en el caso de quien juega para el Barcelona, más o menos compensa en términos. Pero si pierdes el título contra el Real Madrid quedas marcado para el resto de la vida. Lo ideal entonces, es ganar el título y ganárselo al Real Madrid, que fue lo que nosotros hicimos en el año 93.

Luciana :
En el 96 fuiste campeón carioca con el Flamengo. Artillero con 26 goles, fuiste campeón de la Copa Guanabara. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Cómo fue tu paso por el Flamengo?

Romario:
Yo jugué con el Flamengo desde enero del 95 hasta junio del 96. Luego me fui y me quedé, me fui y me quedé hasta el 99. Salí dos veces para el Valencia. Yo tengo buenos recuerdos del Flamengo, a pesar de que sólo gané un título carioca. El Flamengo es un equipo que tiene condiciones para ganar muchos títulos. Lamentablemente, en todos esos años no sucedió. Pero quien juega en el Flamengo, al igual que en otros equipos, nunca lo olvida. Y yo siempre recordaré que tuve la oportunidad y la satisfacción de haber jugado en el Flamengo. Eso es un honor para mí y para cualquier jugador.

Luciana :
En el 98 lo tuviste todo para volver a representar al Brasil en el Mundial. Estabas , pero no pudiste porque tuviste problemas. Te lesionaste, no pudiste jugar y a última hora, sacaron a Romario. ¿Cómo fue ese momento de tristeza para Romario?

Romario:
Sí, tal como dije, yo tuve mis momentos malos en el fútbol. Y el 98 es el peor porque según mi punto de vista, ellos no respetaron lo que yo había dicho, que me recuperaría en ese determinado momento. Y él no me tuvo confianza. No se respetó todo lo que yo había hecho y lo que pude haber hecho en ese Mundial. Yo tuve que irme y sufrí mucho. Pero viví otras decepciones. Por ejemplo, en las últimas dos Olimpíadas yo estaba muy bien, mejor aun que en el 94 y por algunos motivos que no logro entender no me llevaron. El fútbol me dio cosas maravillosas e inolvidables del lado positivo y cosas inolvidables del lado negativo, que son esas tres experiencias y en especial la exclusión del 98. Traté de que no sucediera. Pero así es.

Luciana :
Dime más acerca de la Fundación Romarinho. ¿Cuántos niños hay? Y, ¿cuál es tu función?

Romario:
Tenemos el objetivo de formar jugadores de fútbol. Pero la misión principal es formar ciudadanos. Esa idea surgió en el 95 cuando regresé al Brasil, porque yo fui muy pobre también. Tuve muchas privaciones. Y en mi época, lamentablemente, nadie me extendió la mano. Por eso, cuando me sentí en el lugar de esa persona que no me ayudó, me dije que yo sí podía ayudar. Y estoy ayudando. Y me siento muy feliz de poder ayudar y de poder sacar a algunos niños de esa vida errada que todos conocemos.

Luciana :
¿Tienes algún ídolo, Romario?

Romario:
Cuando era más joven admiraba a algunos jugadores. Me gustaba mucho ver a Reinaldo del Atlético Mineiro, pero nunca tuve un ídolo. Pero como no podía ser diferente y soy brasileño, y como buenos brasileños, Pelé es nuestro dios, al menos es el mío. En lugar de llamarse fútbol el juego debería llamarse Pelé.

Luciana :
¿Con cuáles palabras te describirías?

Romario:
En pocas palabras. Yo tengo la sangre liviana.

Luciana :
Esa sería la expresión para describirte. Pero si tuvieras que decir qué te gusta además del fútbol, ¿cuáles serían las tres cosas más importantes además del fútbol? Lo que te gusta.

Romario:
Puede ser la familia, un pasatiempos... La familia siempre está por encima de todo. Para mí, la familia, y cuando digo familia incluyo a mi esposa, a mis hijos, a mis padres, a mis hermanos. Es difícil tener amigos y quien los tiene debe cuidarlos, porque en el mundo actual es muy difícil tener amigos. Y salud. Porque uno puede tenerlo todo, pero si tienes mucho y lo pierdes, sin salud, no puedes hacer nada, con salud puedes volver a tenerlo, pero sin salud no. Y le agradezco al Padre del cielo por haberlas puesto en el mundo, Ustedes, las mujeres, son maravillosas.

Luciana :
¿Puedes conciliar tu vida de jugador con tu vida de familia? Tú siempre viste a un padre en tu familia. ¿Crees que hoy en día puedes compaginar ambos lados de tu vida?

Romario:
Me siento feliz porque sí puedo compaginarlas. El papel de esposo y padre es estupendo. Yo no me estuve comportando muy bien y mi amor, mi esposa, casi me echa de la casa, pero ahora todo está bien.

Luciana :
Con tantos títulos, trofeos, victorias... ¿Hay algo que quieras alcanzar en el fútbol? ¿Aún falta algo en tu carrera, o ya tienes todo lo que querías?

Romario:
Uno siempre quiere conquistar más. Tuve la oportunidad, junto con el equipo del 94, de conquistar el título para el Brasil. Haré mi parte y voy a dar el máximo. Seguiré jugando, tratando de anotar mis goles, jugando en todos los partidos. Si no llega a suceder, tendré mi conciencia tranquila, de haber llegado hasta donde haya podido, esa es mi responsabilidad. A partir de allí, ya no depende de mí.

Luciana :
¿Qué sientes al ver al público tan interesado en que te seleccionen para representar al Brasil?

Romario:
Eso ya es una victoria, ¿verdad? Eso es lo que me va a quedar del fútbol. Algunos se llevan títulos, goles, golpes, patadas... Yo me llevaré eso: Logré que todo un pueblo me pidiera. Algún día podré decir "a mi hijo" que el pueblo me solicitó.

Luciana :
Hablando de polémicas, ¿te consideras un jugador polémico, o acaso la gente polemiza mucho?

Romario:
- Totalmente polémico.

Luciana :
- ¿Por qué?

Romario:
Esa es una característica mía, yo no me muerdo la lengua. Yo no me puedo quedar callado ante lo que me parece incorrecto. Pero cuando pongo la cabeza en la almohada, no puede haber nada que me impida dormir bien. Yo soy así, digo lo que creo que debo decir. Para algunos eso es bueno y para otros no lo es. Es cuestión de suerte.

Luciana :
Me gustaría darte las gracias por esta entrevista. Fue un gran placer tenerte aquí, muchas gracias y hasta la próxima.

Romario:
Gracias, soy yo quien agradece. Y espero haber podido transmitirles algo positivo. Gracias.



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