El chileno que destronó a Ríos

Pasaron 2.950 días con el ex número uno del mundo como mejor tenista chileno. Sin embargo, ahora el reinado cambió de dueño. Y aunque, con modestia, Fernando González dice que esto puede ser casual, estamos en presencia de una renovación generacional

EL NUEVO Nº:
El chileno Fernando González se convirtió en el mejor tenista chileno desplazando a Marcelo Ríos
(Reuters)
BUENOS AIRES -- Hay momentos que marcan un antes y un después en la carrera de un deportista. Y seguramente la última semana de septiembre del 2002 quedará grabada para siempre en la memoria del ascendente Fernando González.

Sobran los motivos: logró el torneo de Palermo, en Italia, que se transformó en su segundo título ATP del año y el tercero como profesional, pero sobre todo se instaló como N° 1 de Chile y 20° del mundo.

Y es el 16° mejor tenista de la temporada, de acuerdo con su ubicación en la Carrera de Campeones. Demasiadas razones para sostener que el pibe de 22 años guardará estos días en un lugar importante de su corazón.

El "Bombardero" o "Mano de Piedra", como lo llaman a este durísimo pegador, se convirtió de a poco en una de las grandes figuras del tenis latinoamericano. Junto con el argentino David Nalbandian (de 20 años), es uno de los jugadores que mayores progresos obtuvo en esta temporada, ya que rindió bárbaro en canchas lentas y rápidas.

Además de haber logrado el Abierto de su país, en Viña del Mar, también sobre polvo de ladrillo, derrotó a figuras del calibre de los estadounidenses Pete Sampras y Andy Roddick, los españoles Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyá y el inglés Tim Henman (dos veces).

Y redondeó su mejor actuación en un Grand Slam: arribó a los cuartos de final del US Open, en el cemento de Flushing Meadows, luego de su escalada hasta las semifinales de Cincinnati (nunca antes había llegado a esa instancia en un torneo Masters Series).

UN REINADO PREVISIBLE
A comienzos de este año, González figuraba 139° en el ranking, justamente 100 puestos detrás de Marcelo Ríos. Transcurrieron nueve meses y el pibe diestro que tuvo como ídolo al Chino en su etapa de juvenil ahora superó al famoso zurdo.

Entre los progresos permanentes del primero y el preocupante estancamiento del ex N° 1 del mundo, de escasa motivación, era previsible que en cualquier momento cambiara de mando el poder del tenis chileno.

Que hoy González figure 20° y Ríos se ubique 25° no es producto de la casualidad, sino que por el contrario tiene sus causas. El tremendo hambre de gloria le permite a este joven, de imponente presencia física y de aún mayor potencia con el saque y el drive (sus armas devastadoras), haber dejado atrás al casi eterno rey.

Fueron más de ocho años de Ríos como principal figura de su país, en tres de esos casos fue top-ten, resultó el as de espada del equipo de Copa Davis y llegó a convertirse en la estrella del circuito internacional en 1998.

Hace precisamente cuatro años, el Chino se ubicó primero en el ranking -luego ese privilegio, al final de la temporada, quedó en manos de Sampras- y monopolizó la atención del ex deporte blanco en Chile.

Hoy, el grandote González desplazó a Ríos -ya lo había hecho con Nicolás Massú-, sus compañeros en la Davis, sustentado en una propuesta totalmente agresiva. Le pega muy fuerte desde todos lados, se afirmó en su mentalidad, lo que lo hace pensar un poco más, y los resultados le dan la gran confianza para seguir arriesgando muchísimo a las líneas. Un cóctel perfecto, ideal: se la juega y las cosas le salen bien.

Por eso en el torneo de Palermo sólo cedió un set, el primero de la final en la que venció al argentino José Acasuso (a punto de cumplir 20 años), quien salió campeón en esta temporada en Sopot y también fue finalista en Bucarest. Fue un choque atípico, ya que ambos son dirigidos por el ex jugador argentino Horacio de la Peña, una pieza clave en esta sensacional trepada de González.

Hace justo un año, el ahora N° 1 de Chile se puso a las órdenes del Pulga. "A Horacio le debo mucho, porque gracias a él pegué este gran salto", repite el pibe. Y enseguida su coach admite: "Que quede en claro que no soy un mago.

La cuestión pasa por el hecho de que él tomó una decisión real de trabajar como se debe". Bajo la conducción de su técnico, González ganó en dos puntos importantes: su revés, el golpe más buscado por sus rivales, y la paciencia para saber cuando le conviene acelerar en los peloteos desde la base.

Su relación con los vecinos argentinos, los acérrimos adversarios en la Davis, es muy buena. Inclusive, su preparador físico es Fernando Cao, a cargo de algunos argentinos y ex del conjunto copero.

Y aún más: se compró un departamento en Buenos Aires para practicar y tener la comodidad de una casa cercana a los clubes más famosos de la capital porteña.

OBJETIVOS A LARGO PLAZO
"Hoy puedo ser número uno de mi país y la semana próxima estar segundo, pero lo más importante es que pretendo mejorar mi posición en el ranking mundial. Por eso estoy luchando cada día", afirma González.

Es lógico que un puesto es consecuencia del otro y que, por lo tanto, no debe pensar en ser el mejor chileno como una obsesión. Igualmente, por lo que significa la figura de Ríos, este salto de calidad es muy valioso para el pibe, sobre todo desde el punto de vista anímico.

"Con el Chino no somos grandes amigos, pero tenemos una excelente relación desde que nos conocimos, hace ya varios años. Quiero jugar cada vez mejor y junto con él poder llevar a Chile a Primera División en la Copa Davis", reconoció González. Es que su país no actúa en el Grupo Mundial -participan los mejores 16 equipos- desde 1985. En realidad, ni el propio Ríos pudo darle al equipo nacional ese privilegio.

Así es González: sencillo y consciente de que necesitan la unidad para lograr victorias importantes. Sin ir más lejos, ellos se contagian de lo que ocurre con Argentina, que luego de nueve años consiguió un lugar en la elite y ya trepó hasta las semifinales.

Chile cuenta con menos opciones que Argentina y no posee especialistas en dobles, pero ahora se sustenta en esta impresionante explosión de González, más la experiencia de Ríos y el valioso aporte de Massú.

Con su potencia, González se abrió camino como un guapo en el circuito y ahora va por otras metas. Pretende mejorar en la gira final de esta temporada en canchas rápidas, que acaba de comenzar. Ya demostró condiciones más que suficientes para darles pelea a los mejores.

Lo suyo tiene un valor extra, porque a la enorme confianza que trae, le agrega un gran respeto de sus rivales, que lo vieron desplegar su imponente arsenal en Cincinnati y en el US Open.

Pasaron 2.950 días con Ríos como N° 1 de Chile. El trono ahora cambió de dueño. Y aunque, con modestia, González dice que esto puede ser casual, estamos en presencia de una renovación generacional.

Claro que si se lo propone, el Chino puede mejorar y volver a los primeros planos. Igualmente, sabe que tendrá un colega que le dará lucha mano a mano, sin tregua.

González tiene argumentos suficientes para ser protagonista en cualquier torneo, aún cuando debe progresar en césped, la única superficie que no les dio alegrías a los jugadores de su país.

Aunque eso, por el momento, es sólo un detalle a tener en cuenta. El pibe sabe que puede más y sigue firme en la búsqueda. Una amenaza latente para cualquiera.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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domingo, 29 de septiembre