Fue en la administración de Jesús Topete en la Federación Mexicana de Tenis (FMT) que se adquirieron los derechos de un torneo brasileño para que la fecha correspondiente de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) se le otorgara a México.

La idea fue sugerida por un personaje conocido en el ámbito del tenis, pero que nadie menciona fuera de él: Carlos Proaño, hoy juez de silla y entonces funcionario de la FMT, para tener en el país un certamen de relevancia y no sólo futures y challengers.

Durante sus siete primeros años de vida, de 1993 a 2000 (no se jugó en 1999 por cuestiones de recalendarización), se realizó en la Ciudad de México, pero poco a poco varios jugadores comenzaron a quejarse de la altura (2,240 metros sobre el nivel del mar) y la contaminación de la capital del país.

Además, la FMT cedió paulatinamente los derechos del torneo al empresario Alejandro Burillo, quien a través de Mextenis y, sobre todo, de la capacidad como organizadora de Lisette Trepaud, llevó al Abierto Mexicano a alturas no previstas.

Uno de esos reporteros que lleva toda una vida dando cobertura al deporte blanco, pero que prefirió no ser mencionado, asegura que el Abierto fue el "Frankestein" de la FMT, al darle vida a un certamen que luego ya no fue capaz de controlar y que la rebasó.

En 2001, el torneo estrenó la que hoy es su casa, es decir, el puerto de Acapulco, donde comenzó su camino de inmejorable forma, ya que se añadió la competencia femenina y tuvo como campeones a dos de los mejores jugadores de la actualidad: el brasileño Gustavo Kuerten y el español Carlos Moyá.

Como parte de la Asociación de Tenistas Profesionales, el Abierto cuenta con el preciado nivel "International Series Gold", es decir, tercero en importancia luego de los Grand Slam y los "Masters Series".

Sólo ocho torneos más cuentan con esa jerarquía: los de Memphis, Estados Unidos; Rotterdam, Holanda; Dubai, Emiratos Arabes; Barcelona, España; Stuttgart, Alemania; Kitzbuehel, Austria; Tokio, Japón, y Viena, Austria.

En la rama femenina es Tier III, o cuarto nivel, pero con el objetivo de Trepaud de escalar posiciones con los años como se hizo con el masculino para elevar el nivel y atraer jugadoras ubicadas entre las 10 mejores del mundo.

Por su canchas han pasado figuras como el austriaco Thomas Muster, campeón de las primeras cuatro versiones, el checo Jiri Novak, Moyá y Kuerten, y ha obtenido importantes premios en todos los aspectos relacionados con la organización.