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Portland, ante la oportunidad de rematar a un lobo herido

A Portland Trail Blazers le quedan dos balas en la recámara para finiquitar a unos Los Angeles Clippers magullados. La primera oportunidad de los Damian Lillard y compañía para cerrar la serie pasa por vencer en el encuentro de esta noche. Deberán hacerlo de la misma manera en la que acumularon tres victorias al hilo tras ir perdiendo la eliminatoria de primera ronda por 2-0. Juegan en casa y el Moda Center se vestirá de gala para alentar a un equipo que a día de hoy se siente como claro favorito para enfrentarse a Golden State Warriors en la siguiente fase.

Portland cuenta con un 63 por ciento de posibilidades para ganar esta serie según el departamento de estadísticas de ESPN y es que a lo largo de su historia acumulan un balance de 9-0 siempre que tuvieron la oportunidad de eliminar a sus rivales en su propio feudo en siete juegos. Y en lo que a probabilidades se refiere, los números van más allá. Un 45 por ciento de los equipos que dejaron escapar tres juegos al hilo tras vencer dos seguidos lograron eliminar a sus rivales. En los Clippers estos números no valen de mucho.

Los estados de ánimo lo dicen todo y en este momento los angelinos están tocados y a punto de ser hundidos. En el Juego 5 no lograron sobrevivir a la bajas de Chris Paul y Blake Griffin, y aunque comenzaron plantando cara a los Trail Blazers e incluso conteniendo a sus dos pilares, Damian Lillard y C.J. McCollum, lo cierto es que no pudieron hacer nada cuando ambos se pusieron las pilas en el tramo final de la cita. Los rostros de los jugadores de los Clippers eran de impotencia en los últimos tiempos muertos y el propio Doc Rivers no pudo contener las lágrimas en la conferencia previa al encuentro, cuando le preguntaron en quién se apoyaba en un momento tan difícil. Se acordó de su mamá, fallecida hace menos de un año.

Mientras la sensibilidad está a flor de piel en los Clippers, en Portland todavía no se creen cómo de la noche a la mañana pasaron de patitos feos a favoritos. Salieron fortalecidos de las lesiones de CP3 y Griffin tras un buen esfuerzo en los Juegos 3 y 4, y ahora todo está a su favor. La clave será no dejar los deberes para el final como hicieron en el último partido en el Staples Center, cuando Lillard no fue capaz de anotar ninguno de sus seis primeros lanzamientos antes de dar un recital anotador con 4-de-6 triples en el último periodo.

JJ Redick no está al cien por cien por culpa de las molestias en el talón izquierdo y Jamal Crawford deberá mostrarse más atinado desde el perímetro que el en último partido si quiere guiar a su equipo hacia el camino de la esperanza. La solidez de DeAndre Jordan es una de las bazas de los Clippers. En los últimos cuatro partidos ha contribuido con 15 o más rebotes y múltiples bloqueos. Esa racha le incluye en el club que lidera Tim Duncan desde 2005, mientras que está a un partido de superar el récord de Shaquille O´Neall y Ben Wallace (2004 y 2003 respectivamente) con esos balances. Pero él solo no puede.

Las cosas están demasiado en contra para los Clippers. El lobo está herido y el cazador lo tiene en su punto de mira. Pero cuidado, que un aullido es suficiente para variar la lógica, para invertir los papeles de nuevo. Quedan 48 minutos y aunque a priori la balanza esté desequilibrada, todo puede pasar.