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Porzingis es capaz de llevar a los Knicks a la (eventual) gloria

Permítanme llevarlos en un viaje tiempo atrás, más específicamente al 25 de junio del 2015. Esa fue la fecha en la que los nubarrones que cubrían el panorama a futuro de los New York Knicks se fueron despejando con la llegada del cuestionado Kristaps Porzingis, el gigante flaquito que sorprendió al mundo entero como la cuarta selección del Draft aquel año.

Phil Jackson no era considerado un visionario en aquel entonces, sino que un viejo senil haciendo las locuras menos pensadas.

“No tengo idea de lo que está pensando. Quizás él piensa que (Porzingis) será el próximo Pau Gasol, pero yo no lo creo. Esta es la peor cosa por la que he vivido como aficionado de los Knicks. Él no anotó tantos puntos en Europa. ¿Qué va a hacer en la NBA?”, Mark Dantuono, un hincha neoyorquino de 17 años, le dijo al New York Post durante aquella noche aparentemente fatídica.

Nadie sabía nada de él más allá de algunos videos suyos en YouTube. Los Lakers prefirieron elegir a D’Angelo Russell sobre él ya que, según Byron Scott, el desarrollo del potencial de Porzingis “iba a tomar un tiempo”.

¿Qué iba a hacer en la NBA? Bueno, este prodigio de apenas 21 años de edad ya ha dado un salto de calidad tras una temporada completa que lo llevó a ser considerado una “Estrella en Ascenso” y selección unánime del primer equipo de novatos.

Solo Karl-Anthony Towns, el primer jugador escogido en aquel bendito Draft, fue la otra selección unánime. Russell no formaba parte de aquel quinteto ideal.

En la actual campaña, compuesta de apenas 10 juegos hasta ahora, él ya ha elevado sus minutos por partido (de 28,3 a 31,4) de la mano de un incremento importante de sus puntos (14,3 a 19,3), efectividad en tiros de campo (42,1 a 48,2 por ciento) y porcentaje de triples encestados (33,3 a 39,6 por ciento)

Scott, por otro lado, está viendo sus partidos por TV y seguramente se preguntará si podría haber salvado su puesto con una combinación de Kobe Bryant y el gigante latvio el año pasado.

Sin embargo, el pasado ya está pisado para Porzingis y su futuro es brillante. Él no es solo el próximo Pau Gasol, Dirk Nowitzki o un “unicornio” nunca antes visto, sino que representa el renacer de una ilusión que depende de él en la Gran Manzana.

RAZONES PARA PENSAR EN GRANDE

¿Vieron eso? ¿El movimiento fluido de su cuerpo, la gracia de su tiro, la suavidad con la que acarició la red? Eso es lo que genera que Dirk Nowitzki, un veterano de mil batallas y campeón de la NBA al que Porzingis le rindió pleitesía emulándolo con ese intento tan peculiar, dice que “el cielo es su límite”.

Es que a veces lo ves jugar y de verdad te hace pensar que una de sus volcadas puede llegar hasta el cielo.

¡El tipo mide 2,22 metros (7 pies y 3 pulgadas) y se mueve como una gacela! Porzingis es como Drago en Rocky 4 y los Brooklyn Nets son Apollo Creed, viviendo de glorias del pasado.

Porzingis no solo es capaz de dejarte boquiabierto, sino que su polifuncionalidad le permite ser el cuarto ala pivot con más puntos por partido en la NBA detrás de tres veteranos que llevan mucho más tiempo en la liga que él como Anthony Davis, Kevin Love y Blake Griffin

Su capacidad para absorber conceptos rápidamente es admirable, más que nada si también consideramos que tuvo que aprender nuevos conceptos de parte de Jeff Hornacek, quien reemplazó a Derek Fisher como entrenador esta temporada.

Porzingis es el líder de los Knicks ofensivamente con su efectividad en tiros de campo y protegiendo la zona pintada con sus 1,3 bloqueos por encuentro. No hace falta aclarar que es titular indiscutido.

Consideremos también que su Rating de Eficacia esta temporada es de 20,9, un puntaje que refleja un rendimiento digno de consideración para el Juego de las Estrellas y apenas 0,2 puntos menos que Carmelo Anthony, quien será el encargado de pasarle la posta del liderazgo en un futuro no muy lejano.

Cuando eso suceda, cuando su desarrollo físico sea tan imponente como el de su juego y su presencia sea abrumadora, cuando Phil Jackson se decida a dejarse de obsesionar con el triángulo para rodearlo de tiradores letales en el perímetro en vez de tiradores que son más eficaces desde media distancia, los Knicks podrán comenzar a imaginar aquel momento sublime en el que se acabarán casi cinco décadas de angustias y desazón sin poder ser campeones.

Eso podría llegar a suceder de la mano de un jugador que convirtió al rencor en amor a fuerza de talento. No le pidan que sea Walt Frazier o Patrick Ewing, solo déjenlo ser aquella figura que galopa por la NBA dejando a todos pensando en si lo que acaban de atestiguar es real.