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La revolución está entre nosotros

Las curiosidades, a veces, vienen envueltas en envase de disgusto: Tony Parker se lesionó por toda la temporada en el mismo juego que quebró el récord NBA de apariciones consecutivas en playoffs, con 221 en fila desde su llegada a la franquicia texana en 2001-02. Fue un partido más que su ex compañero Robert Horry, ex Spurs, Rockets y Lakers, cuya carrera dató de 1993 a 2007, y nada parecería indicar que sea el último.

Sin embargo, la salida de Parker provocó una alarma sistémica en la mente y el corazón de los fanáticos de San Antonio, acostumbrados año a año a deleitarse con los movimientos célebres del base francés en el armado de juego. Y ahora, ¿quién podrá defenderlos? La respuesta no está en el quien sino en el cómo. Más allá de los nombres obligados de Patty Mills y Manu Ginóbili, la posibilidad más cercana a la realidad es la del point forward Kawhi Leonard, algo impensado años atrás para un equipo tradicionalista y armónico como los Spurs.

Ah, queridos amigos, saluden a los nuevos tiempos: los bases naturales han dejado de existir con la evolución de los jugadores 360°. Lo mismo sucede con los centros naturales, carentes de tiro a distancia. Ellos también van próximos a perecer siempre y cuando no desarrollen nuevas habilidades, porque el básquetbol se ha transformado en ritmo, fluidez y anotación. Quien no sea amenaza para la defensa con el lanzamiento externo, de media o larga distancia, no sólo será problema para él sino también para sus compañeros. La versatilidad amplía las posibilidades y permite la flexibilidad de una alineación. Ser pequeña o grande según lo que se requiere. Hay jugadores que juegan esta multiposición casi de manera natural: LeBron James, Russell Westbrook, James Harden, Giannis Antetokounmpo, Kevin Durant, Leonard, son sólo algunos ejemplos de talentos con la lógica Magic Johnson: dejar de disfrutar de las bondades del balón que llega para empezar a construir lo que puede ser con el balón en sus manos. Sensación de ubicuidad se dice: en todos lados, al mismo tiempo.

Pero volvamos un poco sobre nuestros pasos y analicemos el juego moderno. Pensemos, por ejemplo, en Parker y Pau Gasol si hablamos de Spurs, dos jugadores de la vieja escuela que tuvieron que trabajar a destajo su tiro de tres puntos para sobrevivir en esta nueva jungla 3.0. O el arribo de un interno tirador como LaMarcus Aldridge. ¿Acaso Mills es un base natural? Yo diría que es un escolta de poca estatura. Más base parecería ser Ginóbili, que es un híbrido multiposición que dejó la espada para tomar la brújula, en un cambio inusual de ejecutor a creador que le permitió extender su carrera a límites insospechados. Pensemos también, por ejemplo en los Cavaliers, campeones reinantes: más allá de la energía de Tristan Thompson, son Kevin Love y Channing Frye los internos-arqueros que le permiten al equipo jugar con cancha abierta y liberar espacio (Kyle Korver, Kyrie Irving, J.R. Smith, LeBron, etc, son otros ejemplares que mantienen en pie este nuevo mundo). Y son los Golden State Warriors los reyes de este juego fluido, dinámico, sinérgico y flexible que los ha puesto a la vanguardia del mundo, con todas las piezas que tienen en carpeta (Stephen Curry, Klay Thompson, Kevin Durant, Andre Iguodala, etc). En definitiva, te explicaré lo que hago de acuerdo a quien soy.

Nos vemos obligados entonces a dejar de hablar de algunas posiciones en el juego, porque el mismo ya no segmenta de la misma manera que hace algunos años. Los equipos tienen perimetrales e internos, ya no hay bases, escoltas, aleros, ala-pivotes y centros. Y todos, absolutamente todos, tienen que estar capacitados para hacer múltiples tareas. El jugador-especialista que hace algunos años era crucial, hoy es casi un estorbo para una alineación. Tan sólo debemos ver a los equipos de punta de la Liga para ver que esta lógica se ha desparramado como un virus contagioso. El mundo cambiará cuando surga un genio que dictamine el cambio. Y esos genios han llegado y cada vez son más.

Será por eso que, más allá de la experiencia propia de un inmenso jugador como Parker en postemporada, esta luce como una baja sensible de San Antonio pero no es en absoluto dramática. Los Spurs, entonces, tendrán que profundizar la idea de Leonard (esto ya empezó hace rato, mucho antes de la lesión del base francés), utilizar a Mills y Ginóbili en un plano secundario y extender una lógica que, aunque parezca para muchos inusual, es parte de una revolución en el juego que ha llegado para quedarse. Y fue la renovación invisible de San Antonio en manos de su dirigencia, con cambio de caras y de roles en la rotación del equipo, la que preparó a la franquicia para suplir esta clase de tempestades.

Rumbo al Juego 3 de Semifinales de Conferencia Oeste entre Rockets y Spurs, será el maestro Gregg Popovich quien muestre, una vez más, la muñeca que tiene para atravesar el impacto.