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Las decisiones más controversiales que cambiaron la historia de la NBA

Existen ocasiones en las que el mundo del deporte nos ofrece momentos en los que disciplinas distintas cuentan con momentos peculiarmente similares. Esta semana nos regaló una de ellas con la controversia que rodea a Jonathan González, un futbolista juvenil de 18 años con nacionalidad estadounidense y mexicana que tomó la “decisión” de jugar para la selección nacional mexicana en vez de la estadounidense.

Eso me hizo acordar a cuando un tal LeBron James también sacudió al mundo entero al declarar que “se llevaba sus talentos” de Cleveland a South Beach en el 2010. Ambos escribieron cartas públicas explicando sus razones y tuvieron que enfrentarse a las críticas de aquellos que los defenestran.

Nadie está quemando las camisetas de González en Cleveland, pero el sentimiento de abandono y traición es similar en Estados Unidos al igual que la alegría es palpable al sur de la frontera tal y como lo solía ser en Miami en aquel 2010 y luego Cleveland nuevamente en el 2014.

LeBron quería salir campeón, González quiere jugar el Mundial.

Eso sí, a diferencia de LeBron, González no es considerado el mejor jugador del mundo ni mucho menos. Él es simplemente un mediocampista prometedor. El volante del Monterrey tampoco podrá dar marcha atrás y “regresar a casa” como LeBron lo hizo en el 2014. Una vez que González se ponga la camiseta del Tri a fines de junio en un amistoso contra Bosnia, le será prohibido jugar para cualquier otro país por regla de la FIFA.

Aprovechemos la ocasión y repasemos cuales fueron los divorcios más resentidos y memorables que dejaron un mar de lágrimas tendidas por la senda del exilio en la historia de la NBA.

LeBron James (De Cleveland a Miami 2010, de Miami a Cleveland 2014)

Como ya lo mencioné anteriormente, las decisiones de LeBron fueron pasión de multitudes.

La primera, en el 2010 tras pasar los siete años iniciales de su trayectoria sin un anillo en Cleveland, no tenía precedentes y hasta provocó un especial televisivo de una hora por ESPN que competía a la misma vez con las finales de la Stanley Cup, y les ganaba.

El dolor era tal en Cleveland que lo abuchearon sin cesar durante su primer partido contra los Cavaliers y hasta le tiraron proyectiles desde la tribuna.

Eventualmente lo perdonaron cuando él escribió una carta en Sports Illustrated en julio del 2014 expresando sus ganas de “volver a casa” para ganar un anillo en su Ohio natal. Esta vez el que nunca lo perdonó fue Pat Riley, quien viajó hasta Las Vegas para convencerlo de quedarse con el Heat y como recompensa solo se quedó con las manos vacías.

El Miami Heat no ha regresado a las Finales de la Conferencia Este desde su partida, la cual a su vez precipitó la marcha de un Dwyane Wade que unió fuerzas con LeBron en los Cavaliers esta temporada con una escala previa en Chicago.

Ya se escribieron un sinnúmero de notas, se hizo un “30 for 30” y hasta se publicó un libro sobre esto, pero lo más importante de todo es que estas decisiones demostraron que los jugadores tienen el poder en la NBA.

Kareem Abdul-Jabbar (De Milwaukee a Los Ángeles, 1975)

LeBron encendió la mecha de una nueva era en la NBA, pero el verdadero pionero fue Kareem a mediados de los ‘70.

Kareem ya había rechazado a los Harlem Globetrotters para incorporarse a los Milwaukee Bucks como primera selección del draft en 1969, pero nada dolió tanto como su pedido para ser canjeado a los Los Angeles Lakers seis años después.

A diferencia de James, los anillos no eran el problema. El pivot de 28 años estaba en su plenitud habiendo sido campeón de la NBA en 1971, tres veces MVP en 1971, 1972 y 1974, y máximo anotador de la NBA en 1971 y 1972.

No, el problema de Abdul-Jabbar era cultural como hombre afroamericano y musulmán en Wisconsin, y por eso terminó yéndose a la costa oeste, donde sería pentacampeón con los Lakers. Los Bucks, por su parte, llevan 43 años y contando sin volver a las Finales de la NBA.

Shaquille O’Neal (De Orlando a Los Ángeles, 1996)

Shaquille O’Neal supo ser el primer jugador del Orlando Magic que había puesto a ese equipo en el mapa en 1992, pero no fue hasta la llegada de Penny Hardaway que el Magic alcanzaría los playoffs por primera vez en la historia y llegaría a las Finales de la NBA en 1995, cayendo a manos de los Houston Rockets.

Shaq también anhelaba un cambio cultural, pero en su caso su cultura era la de la fama y celebridad en Hollywood combinada con la frustración de no poder obtener su primer anillo. Una encuesta en el diario Orlando Sentinel durante la cual los aficionados no creían que él valía 115 millones de dólares terminó de empujarlo por la puerta de atrás como agente libre.

Cuando Shaq regresó a Orlando para enfrentar al Magic por primera vez en 1998, los abucheos del público local fueron unánimes y su venganza fue deliciosa, ya que el Magic ganó aquel partido por 96-94 gracias a un triple cuando quedaban siete segundos por jugar.

Kevin Durant (De Oklahoma City a Golden State, 2016)

Durant solía ser universalmente apreciado por los aficionados de la NBA hasta el momento en el que decidió marcharse del Oklahoma City Thunder a los Golden State Warriors en julio del 2016.

Su determinación no fue de un perfil mucho más bajo que James sin especiales televisivos ni cartas emocionantes, pero su impacto fue igual de devastador no solo para el Thunder, sino que para la liga entera. Lo tildaron de vendido y traidor, de unirse a aquellos que lo habían humillado, de subirse al tren más fácil para salir campeón. Durant calló a todos un año después como MVP de las Finales de la NBA, pero su amistad con Russell Westbrook quedó fracturada de manera irreparable hasta nuevo aviso.

Ray Allen (De Boston a Miami, 2012)

Ray Allen es persona non grata en Boston desde hace media década debido a su partida de los Boston Celtics al Miami Heat. En pocas palabras, él hizo algo parecido a lo de Durant al rechazar una oferta de su club actual para acoplarse a un equipo ya armado que venía de perder en las Finales y lo necesitaba como pieza faltante para consagrarse.

Allen procedería a meter el triple más importante de la historia del Heat en las Finales del 2013, pero sus ex compañeros Kevin Garnett, Paul Pierce y Rajon Rondo siguieron los pasos de la hinchada de los Celtics y le dieron la espalda.