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James Harden hace jugada épica en paliza de Rockets a Clippers

LOS ÁNGELES - Por un breve instante, parecía que la jugada había muerto.

Tras el cruce de balón de izquierda a derecha que se ha convertido en la tarjeta de presentación de James Harden en el ala izquierda, el alero de los LA Clippers Wesley Johnson se resbaló como si hubiese pisado la concha de un banano y cayó pegando su trasero al tabloncillo, faltando un minuto del primer periodo. Johnson se recuperaba a 10 pies de distancia a frente de Harden faltando 15 segundos en el cronómetro para encestar, el base de los Houston Rockets hizo una pausa. No estaba revisando la ubicación de sus dedos de los pies o revisaba la cancha: era obvio el lugar en el cual se produciría el tiro para los Rockets.

Harden llegó a quitar su mano de lanzar del balón y se quedó por un breve instante parado, como si estaba admirando casualmente la humillación a la cual sometió a su rival.

"Solo intentaba entender lo que él estaba haciendo", dijo Harden. "Iba a intentar encestar, pero esperaba ver, entender lo que estaba ocurriendo. Estaba confundido. Pensé: '¿Acaso el árbitro sentenció que estaba fuera de la cancha?'".

Rodeado de espacios abiertos, Harden regresó a la tarea que estaba ejecutando. Tomó nuevamente el balón con la mano izquierda, mientras que el base de los Clippers Milos Teodosic correteó hacia él para marcarle en un intento a medias. Harden disparó para acertar y poner a los Rockets en ventaja 31-7.

"Fue un gran movimiento", expresó Eric Gordon, su compañero dentro de los Rockets. "Por supuesto, fue una locura. No ves cosas así todo el tiempo. Sin duda me reí. Todos van a hablar de ello por un tiempo".

Esa ventaja terminaría recortándose hasta ocho puntos. Sin embargo, los Rockets lograron contener a unos aguerridos Clippers para vencer por pizarra 105-92 en el Staples Center y así alcanzar su victoria 14 de forma consecutiva. En el proceso, Houston, ahora con récord de 48-13, mantuvo su ventaja de medio juego sobre los Golden State Warriors en la pizarra de la Conferencia del Oeste.

El miércoles por la noche, el baloncesto de los Rockets no tuvo su mejor demostración. Cerca de una hora después de la hazaña de Harden, el entrenador Mike D'Antoni marchó a la cancha y reprendió fuertemente a su equipo, que había permitido a sus rivales tener una corrida de 15-3 durante una cadena de cuatro posesiones, incluyendo tres descuidos que redundaron en pérdidas de balón.

Los Rockets han estado jugando con el ritmo más lento de la liga durante el mes en el cual han disfrutado de su racha positiva, estadística prácticamente impensable para un equipo entrenado por D'Antoni y armado por el gerente general Daryl Morey. Pero esta situación improbable nos indica lo peligrosos que son los Rockets en su presentación actual.

"No sólo estamos ganando de una sola manera", dijo Harden. "Estamos ganando con una variedad de formas. Eso es lo que se necesita hacer durante la postemporada".

Para la mayoría de los equipos de la NBA, un ritmo vertiginoso contra una defensiva en repliegue que no termina de asentarse ayuda a los jugadores a conseguir puestos de calidad para encestar. El ingenio ofensivo de los Rockets es su principal habilidad, demostrada durante el mes pasado, y que les hace depender de las inclinaciones más deliberadas de Chris Paul y Harden hacia penetrar y aun así, pueden conseguir una buena ración de triples, cestas cerca del aro y viajes regulares a la línea de tiros libres.

Durante esa racha, Houston se ha ubicado en el tercer puesto en probabilidad cuantificada de cestas, métrica desarrollada por Second Spectrum que mide la posibilidad que una cesta caiga de forma acertada, tomando en cuenta la calidad del tiro y el jugador que hace dicho intento. Y si bien la idea del baloncesto en jugadas de aislamiento ha sido una herejía para los equipos manejados por D'Antoni, cuya máxima como entrenador es "el balón consigue su energía", los Rockets son actualmente, de lejos, el equipo que más depende del aislamiento en la NBA, y el más eficiente en este sentido con 1.12 puntos por jugada directa de aislamiento (Ningún otro equipo en la NBA ha anotado más de 1.00 puntos por jugada directa de aislamiento durante dicho periodo).

Fieles a su estilo, los Rockets solo hicieron cuatro intentos de encestes fuera de la llave, pero dentro del arco el miércoles. Harden no intentó ninguno. Sin embargo, terminó con una cifra eficiente y producto de duro trabajo de 25 puntos con 7-14 de encestes desde la cancha (incluyendo de 3-10 desde la larga distancia), de 8-9 desde la línea de tiros libres.

También siendo fieles a su forma reciente, los Rockets y Clippers jugaron a un persistente ritmo de 95 posesiones (cifra no oficial) en la noche del miércoles. Los Rockets, a pesar de lo anterior, siguen aprovechando las oportunidades, aunque de manera más selectiva. Ejemplo de ello fue una jugada en el cuarto periodo del ala-pivot Clint Capela, a quien Paul golpeó directamente en las manos con un pase en pleno quiebre rápido para luego convertir y restablecer una ventaja de 15 puntos. Fueron 2 de un total de 22 puntos para los Rockets en quiebre rápido. Houston solamente tolero seis tantos de los Clippers en quiebres rapidos.

"Hemos creado muchas oportunidades con nuestra defensiva", expresó Harden. "Ofensivamente, podemos anotar. Ese no es el problema. Defensivamente hablando, cuando podemos comunicarnos y movernos con nuestros cuerpos y ayudarnos mutuamente, ascendemos a otro nivel".

Gordon, quien jugó su primer partido desde el 13 de febrero luego de un mal rato tras una intoxicación con alimentos, a juzgar por su rostro, estaba un poco más delgado. Sin embargo, tras sacudirse el óxido, fue fundamental para frenar la insurgencia de los Clippers, convirtiendo dos triples desde los 30 pies de distancia. Sumó 22 puntos en una noche en la cual varios miembros regulares de los Rockets tuvieron dificultades en la cancha. Paul no mostró su mejor puntería (3-12 desde la cancha y 8 puntos) pero logró sumar 8 asistencias, mayor cifra del partido, y un plus-21, la mejor del encuentro, con sólida defensiva contra unos bases de los Clippers que se mostraban inefectivos.

Como era de esperarse, antes del partido ambos equipos trataron de restar importancia al incidente que marcó su último enfrentamiento en el Staples Center el 15 de enero. Luego de un vigoroso triunfo de los Clippers con mucha actividad fuera de la cancha, Trevor Ariza lideró a un grupo de jugadores de los Rockets por los pasillos de la arena hasta el vestidor de los Clippers para así enfrentarse a Austin Rivers y Blake Griffin.

Si bien el encuentro del miércoles tuvo mucha intensidad, el incidente de enero parecía ser un recuerdo distante. Los Clippers han sido reconstituidos totalmente, con Griffin ahora jugando en Detroit. A pesar del rally de los Clippers en la segunda mitad, el partido nunca fue lo suficientemente competitivo para así elevar los niveles de testosterona.

Cuando los Rockets regresaron al vestidor de visitantes luego del triunfo, encontraron que la puerta trasera escenario de la situación de enero fue sellada con cinta amarilla, labor del gerente de equipamiento del equipo, Tony Lila.

Los jugadores dejaron soltar las risas. Era una forma de ponerle punto final a un evento vergonzoso. Un mes después, los Rockets claramente se muestran como un equipo con objetivos más importantes que meramente resolver rencillas o dejarse llevar por las emociones del día a día. Han asumido con seriedad asuntos como integrar nuevas piezas, como es el caso de Joe Johnson, encontrar espacios apropiados para un grupo talentoso que necesitará ganar de forma lenta y rápida, grande y pequeña, desde adentro o a largas distancias, con la posesión del balón y defendiéndose. En estos momentos, han sobresalido en todas y cada una de esas situaciones.