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Los Marlins comienzan el año lidiando con su propia tragedia

KEY BISCAYNE, Fla. -- Don Mattingly tiene cuatro hijos. El menor, Louis, es un infante. El mayor, Taylor, tiene 31 años. Y más allá de ese cuarteto, está ayudando a criar dos hijastros de su segunda esposa, Lori.

Mattingly siempre ha tratado el ser padre como un empleo a tiempo completo, aún irse tan lejos como para cortar su carrera como capitán de los Yankees de Nueva York, para estar presente cuando sus hijos pasaran por la adolescencia. No se pone más fácil a medida que crecen.

Como dirigente de los Marlins de Miami, Mattingly tiene ahora a 63 hombres a su cargo para la primavera, y si logran hacer el equipo, para el verano.

Cuando se junten por primera vez el viernes para los primeros entrenamientos con el equipo completo, dijo que les dará un mensaje que lleva meses preparando.

"Uno quiere que se den cuenta que no son a prueba de balas", dio Mattingly.

El proceso de luto de los Marlins aún no ha progresado mucho, pero según el calendario de béisbol, ya llegó el momento para regresar a trabajar. Los lanzadores y receptores de los Marlins pasaron por sus primeros entrenamientos de la primavera el martes, pero sin su as y la cara de la franquicia.

Tendrán a José Fernández cerca de sus corazones esta temporada. En casa y en la carretera, su número 16 estará cocido en la parte izquierda del pecho de sus uniformes. El equipo mantendrá su cubículo en el camerino de Marlins Park vacío como recuerdo de la personsa y el lanzador que perdieron cuando Fernández murió el pasado 25 de septiembre en un accidente en un bote que mató a dos hombres más.

"Yo nunca quiero olvidar a José" dijo Mattingly. "Va a ser parte de nosotros. Es parte de este group. Las cosas que uno recuerda de é son cosas especiales, el niño dentro de él. Eso fue lo que nosotros sacamos de eso. No era el compañero de equipo perfecto. A veces llegaba tarde, y tenía sus cosas como todos los demás. No era perfecto, pero la manera que competía y su felicidad cuando jugada, eso es algo que se quedará con este equipo.

"Vamos a jugar fuerte y tratar de ganar para él", dijo el guardabosques Marcel Ozuna.

A medida que los Marlins continúan su proceso, sin embargo, el cuento de precaución sobre Fernández se convierte en una parte integral de la historia, particularmente cuando ha habido una racha aterradora de muertes de jugadores de béisbol jóvenez en accidentes, muchos de ellos envolviendo el alcohol o drogas, o ambos.

Mattingly no quiso adelantar los detalles antes de que tuviera la oportunidad de hablar con el equipo, pero dijo que una advertencia sobre los peligos de beber y manejar, aunque sea un bote, será parte del mensaje.

Claro, uno podría argumentar que ese mensaje se ha dicho antes, pero este tipo de tragedia, que son prevenibles, siguen ocurriendo.

"El mensaje sería: Uno puede cometer errores", dijo el gerente general de los Cardenales de San Luis, John Mozelia. "Cuando lo haces, puede tener consecuencias de vida o muerte. La organización habla sobre el manejar ebrio y drogas todo el tiempo, y hemos traído para hablar del tema. Es posiblemente ruido para alguno, pero hay más que ruido en este tipo de ruido. Hay un mensaje. Uno siempre tiene la esperanza, aún si solo una persona escucha, que sea positivo".

Mozeliak y los Cardenalez tienen su propia experiencia reciente en la cual reflexionar. El guardabosques Oscar Taveras murió junto a su novia adolescente en un accidente de tráfico en octubre de 2014 en la República Dominicana. Taveras estaba manejando con un nivel de alcohol en la sangre cinco veces por encima del límite legal dominicano. El lanzador de los Reales de Kansas City, Yordano Ventura, murió en el mismo país el mes pasado en un accidente en horas de la madrugada; el informe de toxicología aún está pendiente.

Desde la última vez que los Marlins estuvieron juntos, algunos detalles de las útimas horas de Fernández han salido a la luz pública. Un informe de toxicología demostró que Fernández tenía cocaína, entre otras sustancias, en su sistema y que el contenido de alcohol en su sangre era dos veces el permitido por ley cuando su bote se estrelló contra un rompeolas. Los autoridades no han podido determinar quién manejaba el bote.

Aún cuando Mattingly estaba hablando sobre sus planes para advertir a su equipo sobre los peligros de manejar ebrio y operar equipo pesado, bebidas alcoholicas estaban siendo servidas durante el torneo de golf benéfico de los Marlins el lunes en Key Biscayne, justo al otro lado del Rickenbacker Causeway. El estacionamiento estaba repleto, con algunos carros estacionados cerca de los fairways.

"Toda decisión que uno toma tiene consecuencias. Cuando uno habla con sus hijos, uno habla con su esposa, uno habla con sus jugadores, uno habla con su esposo, uno tiene que hablar de las consecuencias", dijo el presidente de los Marlins, David Samson. "A veces uno no tiene una segunda oportunidad. Esa es la parte más triste de esto, no hay una segunda oportunidad. La permanencia de eso es lo que se me queda en el oído todos los días".

Mozeliak recuerda discutir el tema de manejar ebrio a pocos días de la muerta de Taveras. Aún esa no fue la primera vez que los Cardenales tuvieron que hacerlo en los 10 años previos. El lanzador Josh Hancock estaba borracho cuando murió en un accidente en St. Louis en el 2007.

Mozeliak recuerda ese sentido extraño de luto sobre Taveras con la esperanza que típicamente aflora en esta época del año.

"Los jugadores está vibrantes, hay vida en todo los lugares a donde uno mira, especialmente en la primavera", dijo Mozeliak. "La grama está verde, hay hojas en los árboles. Entonces uno intenta entender lo que significa la muerte. No es fácil".