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Dodgers deben regular el físico de sus jugadores

Los Angeles Dodgers no requieren de algún refuerzo, en particular, para mantenerse como uno de los favoritos a ganarlo todo, en la presente temporada de grandes ligas.

Sus 61 triunfos de la primera parte de la campaña, los 53 vuelacercas de junio, las 9 blanqueadas, los 14 triunfos de Clayton Kershaw, la marca de 10-0 de Alex Wood, los 868 ponches logrados por sus lanzadores, los 25 cuadrangulares del novato Cody Bellinger, hablan volúmenes de todo lo que ha venido logrando el equipo de Chávez Ravine.

Lo que ha mostrado el equipo azul, especialmente en las últimas seis semanas, en cuanto a lanzadores abridores, bullpen, bateo de poder, bateo oportuno, defensiva y velocidad en las bases, aspectos críticos del deporte, muestran a un equipo sin cuarteaduras, que luce como una maquinita muy bien aceitada.

Solamente restaría esperar que las lesiones no estropeen una temporada que, hasta el momento, es como un cuento de hadas para la institución que ya se acerca a los tres decenios sin un título de Serie Mundial.

Es por ello que se considera que todo lo que requiere el manager Dave Roberts, es desacelerar un poco en cuanto a la exigencia que le puede poner a sus dirigidos.

Bajarle un poco al volumen, dejar la temperatura en los 78 grados. No más, no menos.

Y por ahí viene la jugada, si consideramos que para el Clásico de Verano, de este martes, en Miami, hubo un acuerdo entre pelotero y timonel, además de que fue algo que también la dirigencia del equipo dio su visto bueno, para que el as del montículo, Clayton Kershaw, descansara, en lugar de acudir a un llamado más a la cita de las estrellas.

Puesto en la balanza, el tema de una participación más, la séptima, para el zurdo texano, en el Juego de Estrellas, frente a la posibilidad de contar con un brazo fresco, descansado, saludable y dispuesto para alcanzar números sin paralelo en lo que resta de la temporada y, principalmente, para que Kershaw logre, por fín, una postemporada digna de su calidad, una actuación en octubre, que le sigue debiendo al equipo que lo impulsó hasta grandes ligas, el asunto no era como para darle tantas vueltas.

Mientras tanto, Roberts necesita recuperar, físicamente, a Adrián González, lo mismo que al lanzador coreano Hyun-jin Ryu.

Ya es historia

El Juego de Estrellas ha dejado ya escrita su página en los archivos históricos de la pelota y ahora nos sirve solo como referente, como una escala en el largo camino, o como una línea divisoria entre lo que fue y lo que pudiera ser.

Y para cuando se vuelva a cantar play ball, cuando la temporada regular reinicie su peregrinar con ruta a la tierra prometida, en el Clásico de Otoño, las realidades de cada contendiente quedarán a flote.

Son dos mundos diferentes que cohabitan. Los que requieren casi de un milagro, los que necesitan replantear, reconfigurar y hasta rediseñar su proyecto, para poder entrar en la discusión ante quienes navegan con banderas desplegadas.

Y los Dodgers de Los Angeles pertenecen a esta última especie, luego de lo que han mostrado en la primera mitad de la campaña.

Los chicos de Dave Roberts dominan, virtualmente, todas las categorías que definen a un campeón y si se tratara de un boxeador, sería un magnifico estilista, con temible poder noqueador, con buen juego de piernas, que sabe moverse sobre el cuadrilátero, que utiliza el encordado, con buena quijada para resistir los golpes del rival y que cuenta con magnífica esquina.

Así se ha visto la novena que opera desde Chávez Ravine. Solo requiere de un buen estado físico que le permita llegar en inmejorables condiciones al duodécimo asalto, que en este caso, eso significa el mes de octubre, para propinar el tan largamente esperado golpe de nocaut.