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Kyle Farmer y Alex Wood comparten un tatuaje en homenaje a un excompañero con parálisis

Richard Mackson/USA TODAY Sports

Kyle Farmer tomó un momento a fin de apreciar la escena en el Dodger Stadium en la noche del domingo, durante el breve intervalo entre el cruce del home plate por parte de Justin Turner con la carrera del triunfo y el roster completo de Los Ángeles corriendo desde el dugout para desgarrar su camiseta y bañarlo en Gatorade. Levantó sus brazos en señal de triunfo y sonrió. Un manchón de tinta negra en la parte de adentro de su biceps izquierdo abrió una ventana a su corazón.

Farmer regresó a sus días de universidad a fin de reagrupar la tranquilidad que debe mostrar bajo presión. En su primer turno al bate en las Grandes Ligas, chocó el bate contra un envío en recta de cuatro costuras y a 96 millas por horas del lanzador Albert Suárez para así impulsar dos anotaciones con doblete y darle el triunfo a Dodgers de Los Ángeles 3-2 sobre los Gigantes de San Francisco.

El tatuaje en el brazo de Farmer, con el mensaje "Segunda oportunidad" en una mezcla de fuentes Olde English y sans-serif, es su tributo personal a Chance Veazey, un excompañero de la Universidad de Georgia cuya carrera en el beisbol concluyó de forma abrupta cuando quedó paralizado de la cadera para abajo en un accidente con un scooter en 2009.

Ocho años después, caminos de vida e historias distintas (y narradas en acento sureño) se han cruzado a 2,200 millas desde el campus en Athens, Georgia, hasta Los Ángeles.

David Perno, exentrenador de Beisbol en Georgia, vio el hit decisivo de Farmer en una cabaña en Tallulah Falls, Georgia. En menos de dos minutos, recibió un mensaje de texto de su esposa y otro de Brett DeLoach, el catcher abridor en esos antiguos equipos de Georgia.

¿Viste lo que Kyle acaba de hacer? Preguntaban asombrados.

"Una de las cosas que siempre le dije a Kyle fue, 'siempre hay una puerta abierta'. Cuando todo esta en juego, hay que batear la pelota en dirección opuesta", dice Perno. "Vi ese hit en tantas ocasiones en mi carrera, sabia que iba a ser bueno. Ese hijo de su madre. Sabía que iba a ser un grandeliga".

El abridor de los Dodgers Kyle Wood fue el primero en salir del dugout y ayudar en caer a Farmer en cayapa desde la segunda base. Wood es producto del programa de béisbol en Georgia y amigo cercano de Chance Veazey, y tiene el mismo tatuaje que dice "Segunda oportunidad" en su brazo.

"Fue el momento más increíble de toda mi carrera", dice Wood. "Estuve más nervioso por su primer turno al bate que por mi propio debut. Siempre es especial cuando las cosas buenas le ocurren a la gente buena, y Kyle se merece todo lo mejor".

Veazey veía en su sala de estar en Georgia al momento en el cual la pelota salía por la esquina del jardín derecho y Farmer se presentó ante una audiencia nacional a través de ESPN. Veazey no puede caminar y pasa sus días en una silla de ruedas, pero se emociona al ver a sus excompañeros de los Bulldogs de Georgia, Wood, Josh Fields y ahora Farmer jugando para unos Dodgers que están dejando en ridiculo al resto de la División Oeste de la Liga Nacional, a ritmo de obtener más de 110 triunfos.

Veazey sintió la adrenalina correr por su cuerpo viendo la victoria de los Dodgers, tanto que permaneció despierto hasta las 3:30 de la mañana colocando un video en Snapchat y esperando a poder hablar con Farmer y sus padres por teléfono. El lunes, pasó varias horas buscando en Google y YouTube por cada pedazo de cobertura de los medios.

"Me volví totalmente loco cuando lo vi", dice. "Fue demasiado. Grité. Me reía y lloraba. Fueron muchas emociones. Llegué un poco tarde al trabajo la mañana siguiente".

Se rió de la sugerencia que pudo sentirse más libre en dar rienda suelta a sus emociones ya que estaba viendo el partido solo en casa.

"No me hubiese importado si hubiese estado en una biblioteca", dice. "Hubiese reaccionado igual".

"Cuando tienes un mejor amigo que es muy bueno en el béisbol, y a este se le quita la oportunidad de seguir jugando, y tú sí tienes esa posibilidad de cumplir ese sueño, el mismo que el tuyo, sientes que estás jugando para él." Kyle Farmer sobre su amistad con Chance Veazey

Es un acuerdo que los beneficia mutuamente. Wood y Farmer se inspiran en Veazey y Jonathan Taylor, otro exBulldog quien muestra su resiliencia tras quedar paralizado del pecho hacia abajo en una colisión en el outfield con un compañero en 2011. Y Taylor y Veazey ven sus sueños perdidos en el béisbol hacerse realidad de alguna manera con sus compañeros de los Bulldogs en un Dodger Stadium que se ha convertido prácticamente en un campus auxiliar de Georgia.

"Cuando tienes un mejor amigo que es muy bueno en el béisbol, y a este se le quita la oportunidad de seguir jugando, y tú sí tienes esa posibilidad de cumplir ese sueño, el mismo que el tuyo, sientes que estás jugando para él", dice Farmer.

"Chance siempre nos llama y nos hace preguntas como: "¿Crees que yo pude haber jugado (en las Mayores)?" "¿Qué tan difícil es? Pienso en él cada vez que salgo al campo, porque sé y doy por hecho que tenía posibilidades de hacerlo. Causa que te exijas a jugar mejor y más duro por él".

Wood recibe una motivación similar de sus excompañeros de equipo. Ha cosido las iniciales C.V.J.T. en el pulgar de cada guante de béisbol que ha usado desde su debut profesional con la organización de los Bravos de Atlanta en 2012.

"Cuando veo esas iniciales, a veces me pongo emotivo", dice Wood. "Cada vez que lo veo, recuerdo lo afortunado que soy de hacer lo que hago y que lo estoy haciendo por algo más que solo mi persona. Lo hago por ellos".

LOS VIEJOS COMPAÑEROS intercambian mensajes de texto en un grupo que denominan "The Entourage" (El séquito), similar a la serie de HBO que trata de un actor ficticio que vive su sueño de ser estrella de cine y se hace acompañar por sus amigos de niñez en Hollywood.

Como Wood llegó primero a Grandes Ligas (y gana más dinero), es Vinny Chase, la estrella de cine. Brett DeLoach es Johnny "Drama" Chase, Veazey es "Turtle" y Farmer es Eric "E." Murphy, el amigo y asistente personal de Vinny. Collin Davidson, amigo cercano del grupo, es miembro de "El Séquito".

Luego que Farmer explotara en la televisión nacional en la noche del pasado domingo, tras convertirse en el primer jugador desde Tomás Pérez con los Azulejos de Toronto en 1995 en empujar una carrera decisiva en su primera aparición al plato en Grandes Ligas, sus amigos no podían resistir la oportunidad de darle una dosis de humildad. Le preguntaron si podían seguir hablando con él tras convertirse en celebridad nacional.

"Será un nombre familiar", dice Veazey, quien le envió en son de chiste un mensaje a Farmer preguntándole "¿Tenemos espacio para dos Vinnies en el séquito ahora?".

Esa charla descomplicada ha sido lo común desde su año de novato en Athens. Farmer es oriundo de Atlanta, y Veazey es proveninete de Tifton, Georgia (población: 16.386 personas), e inmediatamente hicieron conexión como compañeros de cuarto en el McWhorter Hall en el East Campus Village de la Universidad de Georgia en Athens. Farmer jugó como campocorto antes de pasar a ser receptor como profesional, y Veazey fue un segunda base con 5 pies, 9 pulgadas de altura con una racha feroz, y fueron capaces de desarrollar la comunicación vital para una exitosa combinación de doble play.

"Cuando conocí a Chance, fue como si lo hubiese conocido toda mi vida", dice Farmer. "Hicimos clic de inmediato".

En su segundo año, Farmer, Veazey, Wood, DeLoach y el infielder Curt Powell vivían en una casa gris, de tres pisos en la calle Talmadge y conseguían esparcimiento en sus rituales distintos al béisbol. Cada miércoles, los amigos se reunían en la sala de estar para ver "Sons of Anarchy" en el canal FX. Tenían tres televisores (para ver béisbol, fútbol americano y jugar "Call of Duty") y cuatro cabezas de venados en la pared como muestra de su afición mutua por la cacería. Wood se auto proclamó como el parrillero residente, preparando bistecs y pollo en el patio trasero con el mismo cuidado que pone en su recta de 90 millas por hora y curva.

"Jugábamos 'Super Smash Brothers' en Nintendo", dice Veazey. "Recuerdo que un día, Alex ordenó un Nintendo 64 extra. Había cocinado un menú completo, con pollo, frijoles verdes y todo, y se molestó porque no dejábamos de jugar. Tomó el Nintendo que estábamos usando y lo estrelló contra el piso, volviéndolo pedazos. Era una broma porque sabía que teníamos otra. Estaba tan molesto, que tomé uno de sus platos y lo arrojé a la basura".

Entre los chistes de universitarios y el béisbol, los amigos de Georgia tendrían que pasar por tristezas, muchas lágrimas y una serie de obstáculos que pondrían su carácter a prueba.

El primer evento que alteró sus vidas ocurrió el 28 de octubre de 2009, dos días después que Veazey conectó un jonrón que puso fin al último juego de prácticas del otoño. Farmer y DeLoach salieron a celebrar el fin de los exámenes, y Veazey se fue al centro de estudiantes a fin de estudiar para un examen de sicología con varios amigos.

Cerca de las 10 p.m., iba de vuelta a su dormitorio en un scooter motorizado y el desastre ocurrió. Daba un giro en la esquina entre las calles Baxter y South Lupkin y su scooter chocó contra un vehículo. Veazey se fracturó la décima vértebra de su espalda y sufrió daños severos en su médula espinal.

David Perno fue la primera cara familiar en la escena del hecho. Fue en la noche del primer partido de la Serie Mundial. Cuando Verno vio el nombre en su teléfono, pensó que Veazey, gran admirador de Chase Utley, llamaría para ufanarse de la victoria de los Phillies en el Juego 1 contra los Yankees de Nueva York. Sin embargo, estaba llamando un policía, y el tono de su voz evidenciaba el caos reinante. Chance estaba despierto y coherente, y le pidió al oficial que llamara a sus padres, que estaban a 3 horas y media de distancia en Tifton, y luego el entrenador de Georgia.

Al llegar al St. Mary's Hospital, Perno recibió noticias desconcertantes: El doctor de guardia le indicó la gravedad de la situación y quería decirle a Veazey, pero Perno no podía entender la alarma o sus palabras.

"El doctor le dijo a Chance, 'Nunca serás el mismo'", dice Perno. "Por cinco minutos, lloró tan fuertemente que no se podía oír nada. Lloraba y no hacía ruido. No podía explicar que se sentía estar sentado a su lado. Nunca lo olvidaré".

Farmer y DeLoach tomaron un taxi hasta el hospital, y se les dijo que volvieran a la mañana siguiente. Al arribar, vieron la faceta optimista que hace a Veazey tan querido por sus amigos.

"Chance estaba dormido, y cuando caminé, le sacudí las piernas y no despertó, entendí lo que ocurrió", dice Farmer. "Cuando el doctor nos dijo, empecé a llorar a cántaros. Chance nos dijo: 'No lloren. Voy a estar bien. Lo voy a superar'".

"El doctor le dijo a Chance, 'Nunca serás el mismo'. Por cinco minutos, lloró tan fuertemente que no se podía oír nada. Lloraba y no hacía ruido. No podía explicar que se sentía estar sentado a su lado. Nunca lo olvidaré." David Perno, exentrenador de béisbol de Georgia

Increíblemente, el grupo sufrió otro de esos incidentes que alteran la vida de la gente por segunda ocasión en un estadio de béisbol menos de dos años después. En un encuentro contra la Universidad de Florida State el 6 de marzo de 2011, Devon Travis de los Seminoles conectó un elevado que se dirigía al jardín central. Taylor y su compañero Zach Cone chocaron a toda velocidad en el outfield mientras Farmer corría desde el campocorto, y la cadera de Cone colisionó con la cabeza de Taylor cuando ambos iban por la pelota.

Cone escapó con una contusión y cortes tras su oido y Taylor sufrió un cuello roto. El trainer atlético en jefe Mike Dillon y Perno corrieron a ver la situación. Mientras tanto, el silencio en el Foley Field reflejaba la sensación de tristeza en las tribunas. Chance Veazey, quien veía el partido desde el dugout de Georgia, lo sintió más fuertemente.

"Si mi lesión no hubiese ocurrido, no creo que nadie hubiese pensado mucho al respecto", dice Veazey. "Sin embargo, todos tenían un mal presentimiento. Fuimos al vestidor, nos reunimos y esperamos por Mike Dillon, y nos confirmó nuestro peor temor: Johnathan no sentía nada del cuello para abajo. Se podía escuchar la caída de una aguja. Todos rompieron a llorar. Entendían los obstáculos que iba a tener que enfrentar porque ya lo vieron en mi caso".

Farmer cree que el entrenador Perno tuvo la peor parte teniendo que ver la crueldad de lo ocurrido. Perno había reclutado a estos peloteros, formado sus talentos y llevarlos a tener en estima como hijos adoptivos, para tener que ver a dos de ellos afectados de la forma más caprichosa.

La carga emocional ha sido en ocasiones opresora para Perno, despedido como entrenador de béisbol de Georgia en 2013 y ahora entrena fútbol americano universitario en Athens. "Me destruye pensar en lo que pudo haber sido".

Sin embargo, siente optimismo al ver la forma en la cual sus antiguos jugadores han sorteado cada obstáculo juntos. Han convertido unos eventos que destruyen el espíritu de cualquiera y los han llevado a estrechar un nexo inspirador lleno de hermandad y formado en el béisbol.

"Es muy asombroso, realmente lo es", dice Perno. "En la mayor parte de los casos, especialmente con chicos tan jóvenes, se hacen cercanos por un tiempo y luego cada quien toma su camino. Este grupo no ha sido así. Cada vez su unión se fortalece".

FARMER ESTÁ CONVENCIDO que Taylor y Veazey hubiesen llegado a la pelota profesional de no ser por los accidentes que truncaron sus carreras. Veazey no era alto, pero jugaba de una forma competitiva muy al estilo de Dustin Pedroia y con un hábito de hacer que la pelota chocara con el bate. Taylor consiguió un porcentaje de embase de .442, líder del equipo en su segundo año, y prácticamente podía volar.

"Para mí, se veía y jugaba como Kenny Lofton", dice Farmer. "Es uno de los jugadores más rápidos que he visto en un campo de béisbol".

Ambos se negaron a permitir que su mala fortuna los venciera. En un gesto de corazón, los Rangers de Texas seleccionaron a Taylor en la ronda 33 del draft de 2011. Taylor recibió su título en economía de consumo y quiere hacer carrera en planificación financiera. Aunque esté paralizado del pecho hasta abajo y solo tiene uso limitado de sus manos, trabaja como conductor de Uber.

Taylor es mayor que el grupo "Entourage" y tuvo su propio círculo de amigos en Georgia. Sin embargo, él y Farmer se hicieron más cercanos desde sus días en la Universidad de Georgia en Athens. Se reúnen ocasionalmente para almorzar en Athens, y la alegría que hizo de Taylor popular entre sus compañeros nunca se ha ido.

"JT ama las caricaturas", dice Farmer. "Y siempre gustaba de bailar. Se movía en cualquier parte".

Veazey, graduado en gerencia de riesgos y seguros, maneja una agencia de la aseguradora State Farm en Tifton. Antes que Farmer propusiera matrimonio a su novia, Courtney Sayer, en julio, le pidió a Veazey mantuviese el secreto y luego le pidió una póliza de seguros.

Desde su silla de ruedas, Veazey sigue en búsqueda de aventuras. Su tío Scott diseña canchas de golf y conoce a Greg Norman. Años atrás Chance tuvo la oportunidad de conocer a Norman, apodado "El Tiburón". Recibió una invitacion a ir de cacería en el rancho de Norman en Colorado, y mató a un alce a una distancia de 70 yardas.

"Fue probablemente uno de los mejores días de mi vida", dice Veazey. El día en el cual los excompañeros de Veazey le mostraron los tatuajes también se encuentra en esa lista de momentos importantes. Poco después del accidente de Veazey, el grupo fue a la isla St. Simons a fin de relajarse antes del gran partido de fútbol americano entre Georgia y Florida cuando el outfielder Jake Montgomery tuvo la iniciativa de los tatuajes de "Segunda oportunidad". Todos aceptaron la idea, por lo cual Farmer, Wood, DeLoach, Montgomery y Zach Taylor fueron a un comercio de tatuajes en Athens y se los hicieron a cada uno durante 20 minutos, casi 2 horas en total.

"A veces olvido que está ahí", dice Farmer. "Lo miro, y me hace recordar o pensar en Chance. Cuando tengo dificultades en el béisbol, mi mamá me llama y dice, 'Siempre hay una segunda oportunidad'. Es un poco cursi, pero así es. Me hace tocar tierra".

Los excompañeros de Veazey bromean que cambiaron sus cuerpos en su honor, y él no aceptaría hacerse uno. Veazey responde que no tendría mucho sentido hacerse un tatuaje con su propio nombre, ¿o sí? Sin embargo, eso no disminuye su aprecio por el gesto, o el empuje emocional que le dio cuando llegaron sus amigos al Shepherd Center en Atlanta y le mostraron su arte corporal.

"El hecho que ellos hicieron algo con sus cuerpos que estará por el resto de sus vidas, significó mucho para mi, especialmente cuando estaba pasando por un momento tan difícil", dice Veazey. "Fortaleció nuestra amistad y la profundidad de nuestro nexo".

Los gestos desinteresados continúan, grandes y pequeños. En julio, Veazey voló a Miami al Juego de Estrellas como invitado personal de Wood, quien fue parte del equipo de la Liga Nacional por su marca de 10-1 y efectividad de 1.67. Un día, Veazey estaba en su casa de Tifton viendo la temporada de béisbol. Al día siguiente, estaba en el clubhouse de visitantes del Marlins Park junto a Bryce Harper, Nolan Arenado y Giancarlo Stanton. Tuvo su asiento en el terreno en el Derby de Jonrones, y Joey Votto y Clayton Kershaw conversaron con él como si fueran amigos de toda la vida.

A largo plazo, las metas son más ambiciosas. Farmer no tenía una tribuna para hablar con respecto a las investigaciones en torno a la médula espinal en sus días en las menores, pero eso podría cambiar si permanece en las Mayores. Y Wood quisiera hacer mayores labores a favor del Shepard Center, el centro de tratamientos para lesiones medulares que ha sido tan importante en las recuperaciones de Veazey y Taylor.

"Ese lugar lo cambió todo", dice Wood. "Fue una bendición para Chance y JT". Veazey sabe que hay un 99 por ciento de posibilidades que nunca camine de nuevo. Los doctores se lo han hecho saber de forma muy clara. Sin embargo, su periodo de rehabilitación lo hizo conocer otras víctimas de lesiones medulares en situaciones mucho más difíciles. Tiene a su familia y amigos, y cada noche que Wood se sube a la loma o Farmer pisa el plato es otra oportunidad para celebrar.

"Hemos forjado una amistad inolvidable, y no podemos romperla", dice Veazey. "Hemos sido afortunados en encontrarnos cuando lo hicimos y que sigamos siendo igual de cercanos como lo somos hoy en día".

"Cuando Kyle y Wood estaban en Ligas Menores, conversaba con ellos cada noche. A veces hablábamos de béisbol, y en otras ocasiones hablábamos de otras coas. Siento de verdad que todos hemos sido parte de su camino".