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Yankees buscan nuevo balance de estadísticas y corazón

En esta nueva era de sabermetría y fórmulas matemáticas dictando las pautas en el terreno para los equipos de Grandes Ligas, la relación personal entre un mánager y sus jugadores se ha convertido en algo clave para el éxito de una organización.

Los equipos que mejor manejan esta combinación de análisis estadístico con relaciones interpersonales son los que cuentan con una ventaja competitiva.

Así se ha visto en dirigentes como Dave Roberts con los Dodgers de Los Ángeles, A.J. Hinch con los Astros de Houston, Torey Lovullo con los Diamondbacks de Arizona, Jeff Banister con los Rangers de Texas , e incluso en la más reciente contratación del puertorriqueño Alex Cora para tomar las riendas de los Medias Rojas de Boston.

Cada uno de ellos, Roberts, Hinch, Lovullo, Banister y Cora, se destacan por ser grandes comunicadores. Cada uno fue también un buen jugador de equipo a través de su carrera en Grandes Ligas, pero no en un rol de protagonista, sino como "actor de reparto". Nadie como ellos conoce la importancia del trabajo en equipo.

Con la decisión de los Yankees de Nueva York de no extenderle un nuevo contrato a Joe Girardi, la gerencia neoyorquina tendrá que lograr un delicado balance al poner las riendas de un talentoso equipo en nuevas manos.

El gerente general de los Yankees, Brian Cashman, ha dicho en varias ocasiones que por la tensión natural que existe en la relación dirigente-ejecutivo, su preferencia para ocupar dicho puesto sería alguien que tuviera una relación previa con la organización.

La contratación del mismo Girardi fue producto de sus cuatro años como receptor de los Yankees. Cashman también entrevistó para la entonces posición vacante al legendario expelotero de los Yankees Don Mattingly, al igual que a su actual coach de primera base, Tony Peña.

Los Yankees ahora tendrán que buscar el balance en una persona conocida y de confianza en la organización, y como mánager que posea esa autenticidad de forjar relaciones sólidas con sus jugadores, lo cual fue una carencia en la era de Joe Girardi.

El próximo dirigente de los Yankees tendrá que ser una persona con una habilidad natural para ser líder y que a la vez sepa lidiar con el mercado de mayor atención mediática en todo Grandes Ligas, donde las expectativas van mucho más allá de un solo campeonato en 10 años como dirigente.

Girardi dijo en la misiva divulgada por su agente Steven Mandell tras el anuncio, que tenía "el corazón triste" por la decisión de los Yankees de no traerlo de regreso la próxima temporada. Pero la realidad es que Girardi siempre fue visto como un dirigente frío y calculador, que siempre mereció el respeto de sus jugadores, pero muy pocos de veras lo conocieron como persona.

Establecer ese balance será crucial para Cashman junto a la familia Steinbrenner, ya que entregarán las riendas de uno de los equipos más jóvenes y talentosos en Grandes Ligas, y cada paso determinará si los Yankees de Nueva York volverán a ser de nuevo una perenne fábrica de campeonatos.