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Puerto Rico puso la alegría en Clásico Mundial y Serie del Caribe

Estados Unidos se coronó campeón en el IV Clásico Mundial de Béisbol, pero el equipo de Puerto Rico se ganó los corazones de los fanáticos por la alegría que desplegó en el terreno.

El 'Team Rubio', como fue apodado el conjunto boricua, luego de que sus integrantes se tiñeran el cabello de amarillo, jugó la pelota con una intensidad única, bajo el liderazgo del cátcher Yadier Molina y la energía contagiosa de Javier Báez y Carlos Correa.

Los puertorriqueños comenzaron su andar en el torneo en el grupo D, disputado en Guadalajara, con una sonada paliza de 11-0 sobre la fuerte escuadra venezolana y tras liquidar 9-4 a México y 9-3 a Italia, avanzaron a la siguiente fase en San Diego, California.

Allí se encontrarían nuevamente con los venezolanos, así como con las selecciones de Estados Unidos y República Dominicana, clasificadas por el grupo C.

Y allí también derrotaron a todos sus rivales. En el primer choque batieron a sus archirrivales quisqueyanos por reñida pizarra de 3-1 y más cerrado fue el triunfo sobre los norteamericanos, con marcador de 6-5.

Cerraron la fase con otra paliza sobre Venezuela, esta vez 13-2, para avanzar a la ronda semifinal en el Dodger Stadium de Los Angeles. Épico resultó el choque de semifinales ante Holanda, decidido en 11 entradas con score de 4-3.

¿Cómo olvidar la picardía de Molina al sacar en primera a Jurickson Profar, cuando este celebraba un hit que ponía a los boricuas contra la pared?

¿Qué tal el perreo de Wladimir Balentien al botar la pelota con uno a bordo y poner delante a Holanda 2-0?

¿O el de Carlos Correa al igualar las acciones con otro bambinazo?

¿Y el tiro de relevo de Correa al plato para enfriar a Jonathan Schoop?

Un juego para la historia, decidido por Eddie Rosario con elevado de sacrificio con bases llenas en el cierre del undécimo.

En la final, en la repetición del duelo contra Estados Unidos, Puerto Rico se vio superado en toda la línea, 8-0, pero el 'Team Rubio' celebró merecidamente su segundo subcampeonato en estas lides.

Más no fue esa la única actuación sobresaliente del béisbol puertorriqueño en el 2017.

CAMPEÓN DE LA SERIE DEL CARIBE

Un mes antes, en la Serie del Caribe, los Criollos de Caguas le dieron a la Isla del Encanto su primera corona en el clásico regional desde el año 2000. El evento se disputó en el nuevo estadio de los Tomateros, en la ciudad de Culiacán, con el mismo formato adoptado desde el 2014, cuando se incorporó Cuba junto a los campeones de Puerto Rico, México, Venezuela y República Dominicana.

Y fue precisamente ese formato el que favoreció a los Criollos, que avanzaron a semifinales con un solo triunfo, 10-2, sobre los dominicanos Tigres del Licey.

Aguilas de Zulia (Venezuela), Águilas de Mexicali (México) y Alazanes de Granma (Cuba) terminaron con idéntico balance de 3-1 y Caguas tuvo récord de 1-3, mientras el Licey quedaba eliminado con 0-4.

El método de desempate le dio a Zulia el primer lugar y el derecho a enfrentar a los Criollos en la primera semifinal, mientras que cubanos y mexicanos disputaron el segundo boleto a la final.

Puerto Rico fue de menos a más y derrotó a Venezuela 9-6, mientras los mexicanos vencieron 1-0 a los cubanos para acceder a su quinta final consecutiva.

En el juego por la corona, boricuas y aztecas se trenzaron en un reñido duelo de pitcheo que llegó sin carreras al décimo episodio, hasta que en la parte alta de esa entrada, Jonathan Morales remolcó a Yadiel Rivera desde tercera con un elevado de sacrificio.

El propio Rivera, en el campocorto, capturó un lineazo en el cierre del undécimo para el último out y desatar la celebración en el centro del terreno.

Pero no todo fue alegría para Puerto Rico. Los estadios beisboleros no se salvaron del devastador paso del huracán María en septiembre.

Ello impidió el arranque en tiempo de la temporada 2017-2018 y al cierre del año todavía no se ha jugado pelota en la isla, aunque las autoridades deportivas aseguran que se disputará una temporada campaña recortada a partir del 6 de enero, con sólo cuatro equipos y partidos en horario diurno.