Su primera temporada en Nueva York debía haber culminado con un anillo de la Serie Mundial. O al menos el banderín de la Liga Americana.

Pero, ¿una derrota en la primera ronda ante Anaheim? l no dejó Oakland para eso.

"Inaudito, ésa es probablemente la palabra", dijo Giambi el martes antes de iniciar sus calentamientos para su segunda campaña con los Yankees.

Giambi bateó .314 y encabezó una revitalizada ofensiva con 41 jonrones y 122 empujadas, pero la campaña fue un fracaso en la mente de los aficionados, y del dueño, George Steinbrenner.

Antes de que Giambi llegase para reemplazar a Tino Martínez en primera base, Nueva York había ganado cuatro títulos consecutivos de la Liga Americana, y la Serie Mundial en 1998, 1999 y 2000. Giambi tenía la misión de revivir una ofensiva que se vio moribunda en la derrota ante Arizona en la Serie Mundial del 2001.

El recién llegado así lo hizo, ayudando a Nueva York a anotar 897 carreras, la mayor cifra de las Grandes Ligas, pero no lo suficiente como para compensar por un cuerpo de pitcheo que fue vapuleado por los Serafines.

Giambi, que se ve ligeramente más delgado que el año pasado, llegó a los entrenamientos de primavera esta semana sintiéndose mucho más cómodo, con menos presión.

El toletero se pasó el invierno ayudando a los Yankees a atraer al jonronero japonés Hideki Matsui, con quien habló durante la gira de astros de las Grandes Ligas por Japón. Giambi anticipa que la mayor parte de la prensa este año va a seguir a Matsui y al lanzador cubano José Contreras, dejándole a él más tiempo para concentrarse en los entrenamientos.