Este muchacho de 19 años, sencillo y que tiene a Roberto Alomar como su ídolo, es hoy el más cotizado prospecto de los Mets.

Pero Reyes, que apenas el sábado jugó su primer partido en la pretemporada primaveral ante los Cardenales, admite que aún tiene que mejorar en algunos aspectos en lo defensivo y ofensivo.

"Tengo que mejorar en los toques de pelota y en buscar la manera de no apresurarme al momento de atrapar las roletas", dijo a la AP el joven pelotero, después jugar un par de episodios en el partido frente a San Luis y en el que conectó un hit.

Los Mets procuaran llevarlo con cuidado y se espera que comenzará el año en Triple A y que luego le darían su primera oportunidad en las mayores.

Si bien su corazón late por ser torpedero, Reyes asegura que está dispuesto a jugar donde lo pongan.

Los Mets trajeron este año al veterano paracorto puertorriqueño Rey Sánchez para reemplazar al habilidoso cubano Reynaldo Ordóñez, quien pasó a los Devil Rays. Sánchez sería una especie de tutor a Reyes.

El quisqueyano cuenta que su presencia en el béisbol se debe al apoyo que le dieron sus padres desde su infancia en el poblado de Santiago.

República Dominicana es uno de los mayores exportadores de peloteros para las grandes ligas, pero Reyes dice que de su pueblo solo él y otro muchacho están probando suerte en el béisbol profesional estadounidense.

"He venido en un proceso bastante fuerte y que me tiene aquí con esta organización. El aliento de mi familia y mi empeño en el deporte han sido el secreto", subrayó.

Aunque todavía es muy joven, los Mets saben bien que este muchacho tiene todo para triunfar. "Solo hay que ver el excelente desempeño que ha tenido en las menores", apuntó el nuevo mánager de los Mets Art Howe.

Reyes comenzó la temporada pasada en un equipo de categoría A y luego pasó a Doble A, destacándose en ambos niveles.

Fue el jugador del año de las menores de los Mets y el más valioso del partido de las estrellas del futuro que se disputó durante el fin de semana del juego de las estrellas 2002.

Sin embargo, estas cuestiones no le han hecho perder su sencillez y admite que aún es como un "alumno de escuela. Tengo buenas notas, pero aún hay por delante muchas lecciones por aprender".

"Necesito trabajar más en el toque de la pelota y en el robo de bases, así como en buscar las bases por bolas y tener más calma en la defensiva", reiteró.

"Si salgo a trabajar todos los días para mejorar esas cosas, creo que lo puedo lograr en poco tiempo", estimó Reyes.

Reyes sueña con jugar a la par de Alomar. "Es uno de los mejores en la segunda base. Me gusta su personalidad y la forma como juega al béisbol".

Esa oportunidad pudo darse el sábado, pero el puertorriqueño, diez veces guante de oro, tuvo día libre.

"Ya llegará esa ocasión", dijo Alomar, por su parte. "José tiene mucho potencial para llegar lejos".