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Julio Urías va ante unos Cachorros desesperados

Por enésima vez, la historia comienza a girar en contra de los Cachorros de Chicago, que ahora tienen toda la presión del mundo encima, cuando van debajo 1-2 en la serie de campeonato de la Liga Nacional ante los Dodgers de Los Angeles.

Pero igual de presionado estará el jovencito Julio Urías, abridor por los Dodgers, quien desde su debut se ganó comparaciones con el gran Fernando Valenzuela.

Mexicano, zurdo, juvenil y con un mundo en la bola, eran inevitables las similitudes con Valenzuela, ídolo de Los Angeles en la década de los 80.

Luego de que viera limitada su labor en estos playoffs a dos excelentes innings de relevo, le llegó la hora a Urías de mostrar de qué está hecho y si las comparaciones con su ilustre compatriota son o no justificadas.

En la temporada regular, el mexicano trabajó en 18 partidos, 15 como abridor, con saldo de cinco victorias, dos derrotas y efectividad de 3.39. En 77 innings ponchó a 84 bateadores y regaló 31 pasaportes.

En la serie divisional ante los Nacionales de Washington trabajó dos innings en blanco como apagafuegos, permitió un solo imparable y se apuntó la victoria.

Ahora hará historia, pues a los 20 años y 68 días de edad, se convertirá en el lanzador más joven en iniciar un juego de postemporada.

Su rival será un veteranísimo de mil batallas, el derecho John Lackey, quien apelará a toda su experiencia para superar la presión del momento.

Lackey atesora en sus dedos dos anillos de campeón de Serie Mundial, uno con Angelinos de Los Angeles en el 2002 y otro con los Medias Rojas de Boston en el 2013.

Ha estado en postemporadas nueve veces, en los que ha jugado en 16 series a todas las instancias.

En 24 partidos, 21 como abridor, acumula balance de 8-5 y efectividad de 3.22, con 103 abanicados y 41 bases por bolas en 131.1 capítulos.

Este año, sin embargo, fue castigado en su única apertura hasta ahora en los playoffs, durante la serie divisional contra los Gigantes de San Francisco.

En cuatro innings aceptó siete hits y tres limpias, para promedio de 6.75, aunque se fue sin decisión en el juego que los Cachorros terminaron ganando 6-5.

Sin embargo, la mayor urgencia de Chicago es que sus bates vuelvan a despertar, pues llevan 18 innings consecutivos sin fabricar carreras, con apenas seis hits, cinco de ellos sencillos.

El manager Joe Maddon necesita hacer cambios urgentes en la alineación, pero no a base de caprichos.

Inexplicablemente el martes en la noche dejó en la banca al venezolano Willson Contreras, uno de los que mejor ha bateado en la postemporada, para colocar detrás del plato a su compatriota Miguel Montero, a pesar de lanzar el zurdo Rich Hill.

Y es imperativo quitarle presión a Anthony Rizzo, colocado ayer cuarto. El primera base de los Cachorros está completamente desajustado con el madero y su único hit, si a eso se le puede llamar así, fue gracias a lo mal que le pegó a la pelota, con el bate partido incluido.

Señor Maddon, pase al boricua Javier Báez al campocorto, regrese a Ben Zobrist a la intermedia y coloque en los extremos de los jardines a los cubanos Albert Almora Jr. y Jorge Soler.

El jovencito Addison Russell ha demostrado no estar a la altura del momento y Jason Heyward confirma cada día que su megacontrato basado en la sabermetría es uno de los mayores disparates de tiempos recientes.

Busque ofensiva, intente jugadas, pero hágalo ya. Los Cachorros están obligadísimos a ganar, pues sino tendrán que enfrentar en el quinto y posible último juego al mismísimo Clayton Kershaw, quien ya se ha despojado de viejos fantasmas y vuelve a ser el mejor pitcher del negocio.

Haga lo que tenga que hacer, pero hoy mismo. Mire que ya han visto una cabra pastando en los jardines del Wrigley Field y comiéndose la hiedra que cubre los centenarios muros del estadio de Chicago.