Salvador Pérez no tardó en entender el significado de lo que había sucedido en un instante, mientras él veía a Aroldis Chapman caer hacia el suelo tras ser impactado por un batazo de línea suyo el miércoles por la noche. Peréz se puso las manos en la cabeza: Ay, no...

Chapman sufrió fracturas en su ojo izquierdo y en su nariz y fue retirado del diamante en una camilla. El incidente generó una demora de 12 minutos, después de la cual tanto los umpires como ambos equipos decidieron dar el juego por terminado. Tanto Pérez como el resto de los que estaban en el estadio estaban horrorizados por lo que le había sucedido a Chapman, tal y como escribió Andy McCullough. Más detalles de su nota:

Chapman estuvo caído por ocho minutos. Los jugadores de ambos equipos se sentaron con una rodilla en el suelo en ambos dugouts. Algunos de ellos estaban cabizbajos. Otros comenzaron a rezar.

Tras una espera que parecía ser interminable, el cuerpo médico puso a Chapman en una camilla y luego lo llevaron a la ambulancia que los esperaba fuera del estadio en un carrito.

Yost se reunió con Price y los umpires durante los minutos que duró esa interrupción del juego, y ellos decidieron que no valía la pena continuar.

"En realidad fue un acuerdo mutuo", dijo el umpire en jefe Chris Guccione. "Los jugadores estaban conmocionados. El staff también lo estaba. Nosotros pensamos que lo mejor sería, en consenso con ambos equipos, que el juego terminara".

Pérez parecía estar llorando mientras él se retiraba del campo de juego. Eric Hosmer le dio un abrazo mientras él entraba al dugout. Pérez no quiso hablar con la prensa. Él abandonó el vestuario rápidamente.

Hosmer tuvo un rol similar durante otro incidente similarmente aterrador en junio del año pasado. Él le dio a Alex Cobb, el lanzador de los Rays, en la cabeza con su propio batazo de línea en el Tropicana Field. Cobb sufrió una conmoción cerebral pero pudo volver a jugar eventualmente más adelante en esa misma temporada.

El juego continuó en esa ocasión debido a que se trataba de un compromiso de la temporada regular. Yost estaba aliviado de que el juego del miércoles pudiese ser cancelado. Él no podía ver como el resto de la noche podría tener un final productivo con ambos conjuntos estando tan preocupados.

"Yo no quería seguir jugando", él dijo. "Mis jugadores tampoco querían seguir. Ellos no querían seguir".

Lo más importante de todo en este momento es que Chapman aparentemente ha eludido la posibilidad de una lesión que pudiese acabar con su vida. Las preguntas complicadas sobre cuando él podría regresar al diamante tras pasar por algo tan aterrador pueden quedar para otro día.

Brad Ziegler y Brandon McCarthy, dos lanzadores con experiencias propias cuando se trata de recibir batazos de línea en la cabeza, hablaron sobre lo que le sucedió a Chapman por Twitter anoche, y ambos de ellos dijeron que no quedaron inconscientes cuando les pasó a ellos.

McCarthy, quién fue golpeado el 5 de septiembre del 2012, se retiró del campo de juego por sus propios medios ese día, pero una ecografía cerebral reveló una fractura en el cráneo acompañada por una contusión cerebral que requirió de una cirugía craneal..

Tal y como McCarthy dijo por Twitter, "Cualquier cosa que se reporte hasta este momento no significa nada hasta que él sea examinado".

Las lesiones de Chapman van a reavivar las llamas de la discusión sobre si existe alguna manera de proteger a los lanzadores que están a unos 53-55 pies (16 metros) de distancia del plato cuando terminan de lanzar una pelota que a veces sale disparada del bate como un misil a más de 100 millas por hora.

Si Chapman se ve marginado por un tiempo, los Rojos podrían recurrir a alguien que ya ha sido cerrador en el pasado como Jonathan Broxton, quien sería una variante lógica para tomar el lugar de Chapman si es que él no está disponible. J.J. Hoover y Sam LeCure cerraron juegos cuando Chapman no lo hizo la temporada pasada.

Sin embargo, los Rojos probablemente no empiecen a responder las preguntas sobre quien será el cerrador del equipo hasta tarde este jueves o fines de esta semana.

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El lanzador cubano Aroldis Chapman se convirtió en una verdadera sensación la campaña pasada con apenas 24 años de edad y 38 salvamentos en su primera temporada completa como cerrador.

Inicialmente el plan de los Rojos de Cincinnati era que el zurdo formase parte de su rotación de abridores, después de ofrecerle contrato de seis años y $30 millones a principios de 2010, pero se vieron obligados a la transición después de una lesión del taponero Ryan Madson.

Y con una explosiva recta que ha llegado a alcanzar las 105 millas por hora, el lanzamiento más rápido jamás registrado en un partido de Grandes Ligas, es muy difícil pensar que el zurdo podría dedicarse a otra cosa que no fuese el béisbol profesional.

"Está difícil, pero si no fuera pelotero quizás [sería] cantante, pienso que de reggaetón porque la salsa y yo no combatimos mucho, ¡tengo dos pies izquierdos!", dijo el siempre sonreído cubano a ESPNDeportes.com.

El lanzador, al igual que muchos jóvenes de su edad, es amante del género musical, en especial de los cantantes puertorriqueños Don Omar, Daddy Yankee y Wisin y Yandel. Pero aseguró que en el camerino trata de variar las canciones para complacer a todos los gustos.

"En el clubhouse pongo música latina y americana también, para que no se moleste la gente, escucho todo tipo de música, pero en el estadio cuando salgo a pichar tengo una canción de Celia Cruz", acotó con su característica sonrisa.

Chapman, cuyo apellido proviene de sus abuelos jamaiquinos, es pieza importante de la nueva camada de cubanos en Grandes Ligas que ha intentado adaptarse a la cultura estadounidense y al mismo tiempo mantener sus raíces latinas, algo que dijo se le ha hecho muy difícil con los Rojos en Cincinnati.

"Desde el tiempo que estoy en Cincinnati no he visto nada cubano, ni latino, ahora gracias a Dios tengo a mis padres aquí, y puedo comer mi comida favorita... congrí con ropa vieja y tostones", agregó.

La deserción de Chapman, al igual que la de muchos peloteros nativos de la isla caribeña, estuvo repleta de contratiempos, siendo incluso atrapado en su primer en un intento de salida ilegal, cuando perdió su puesto en el equipo nacional. Chapman se reintegró a la escuadra nacional para luego desertar en 2009, durante un viaje a un torneo internacional en Holanda.

El año pasado, Chapman fue acusado de haberse aliado con el gobierno para lograr salir de Cuba a cambio de testificar en casos de posibles deserciones, acusaciones que siempre ha negado, aunque admitió que no ha sufrido al nivel que muchos de los desertores de la isla caribeña.

"Fui a jugar un torneo en Holanda [donde deserté], y luego me fui a España alrededor de nueve meses. Pasé menos trabajo que muchos de los cubanos que han venido aquí, que han tenido que venir en barco [y atravesar] el mar, y hay que tener bastante valor para hacer eso. Casi todos [los cubanos] que hemos llegado aquí hemos tenido que pasar por eso, dejar a nuestra familia atrás, pero con el tiempo, si Dios quiere, uno podrá reunirse con ellos".

El juvenil taponero creció sintiendo gran admiración por el estelar lanzador nativo de Pinar del Río Jose Contreras, quien a sus 41 años permanece activo con los Piratas de Pittsburgh Pirates tras 10 campañas en Grandes Ligas, a quien espera poder emular para seguir poniendo en alto el béisbol cubano.

"Siempre admiré a [José] Contreras desde Cuba y después cuando vino para acá, y siempre lo he admirado como lanzador, es muy buen atleta y muy trabajador. Es a lo que vinimos aquí, a demostrar que podemos jugar en este béisbol. Nuestro béisbol en Cuba es amateur y mucha gente piensa que no podemos jugar en este nivel, y siempre pensé jugar aquí en este béisbol que pensamos es el mejor que hay en el mundo y llegar a ser uno de los mejores peloteros del béisbol profesional".

Chapman, quien fue abridor la mayoría de su juvenil carrera, se está disfrutando a plenitud su rol como taponero y espera seguir contribuyendo para llevar a los Rojos de Cincinnati a ganar su primera Serie Mundial desde 1990, pero dejó muy claro que está muy lejos de ser considerado el próximo Mariano Rivera.

"Está difícil eso. Mariano tiene una carrera perfecta y de muchos años y es muy difícil lograr de ser como él o parecido a él. No sólo yo, pero la mayoría de los cerradores intentamos hacer algo para acercarnos& pero la verdad es que va estar muy difícil", dijo el cubano.

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