<
>

Mi boleta virtual para Cooperstown: Mariano y compañía

Aún me faltan cinco años para completar la decena necesaria dentro de la Asociación de Escritores de Béisbol que me permita votar para el Salón de la Fama de Cooperstown.

Mientras tanto, voy haciendo mi ejercicio con una boleta virtual para cuando me llegue el momento de votar, en el 2024, por Ichiro Suzuki o Adrián Beltré.

Estos serían mis elegidos hoy, si pudiera emitir mis votos para la clase del 2019, que será anunciada este martes 22 de enero.

1.- Mariano Rivera

Voto obvio. El panameño que pasó toda su carrera con los New York Yankees es el mejor cerrador de la historia, con sus 652 juegos salvados, cifra tope entre todos los que se dedicaron a esa función. Rivera dejó una efectividad de 2.21 en 1,115 juegos lanzados, con balance de 82-60. Pero donde Mariano adquiría una dimensión sobrehumana era en postemporadas.
En 32 participaciones en playoffs y Series Mundiales, el panameño terminó con récord de 8-1, efectividad de 0.70 y 42 rescates en 96 partidos.

2.- Omar Vizquel

El venezolano ha sido posiblemente uno de los tres mejores campocortos que haya pasado por las Grandes Ligas y no sólo por su defensa excelsa que le llevó a ganar 11 Guantes de Oro. De sus 2,877 imparables, disparó 2,692 mientras jugaba como torpedero, cifra solamente superada por Derek Jeter, quien sonó 3,371 de sus 3,465 cohetes en partidos que defendió esa posición. Ni Honus Wagner, Ozzie Smith, Robin Yount, Luke Appling, Cal Ripken Jr. o Barry Larkin, entre otros campocortos ya inmortalizados en Cooperstown, batearon más hits cuando defendían la llamada "llave del cuadro". Sólo el Mago de Oz, con 13, ganó más Guantes de Oro que Vizquel, aunque recientemente un articulista sabermétrico haya llamado "decente" a la defensa del venezolano. ¿Decente? ¡Monstruosa!

3.- Barry Bonds

El líder en jonrones (762) y bases por bolas (2,558) de todos los tiempos tiene que estar en el Salón de la Fama. La sombra de los esteroides lo perseguirá toda la vida, pero en una época en que el uso de esas sustancias no estaba oficialmente prohibido y cuando muchos acudieron a ellas en ayuda, no todos consiguieron poner los números del arrogante Bonds, siete veces Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.

4.- Roger Clemens

Clemens es al pitcheo lo que Bonds al bateo. Siete veces ganador del premio Cy Young, el derecho que pasó su carrera entre Boston, Toronto, Nueva York y Houston ganó 354 juegos y perdió 184, con una efectividad de 3.12. Sus 4,672 ponches lo ubican en el número tres de la historia, sólo superado por Nolan Ryan (5,714) y Randy Johnson (4,875). Completó 118 juegos, que equivalen al 17 por ciento de todos los partidos que inició, una cifra extraordinaria entre todos los lanzadores que iniciaron su carrera en la década de 1980, cuando trabajar las nueve entradas se hizo una rareza.
Al igual que Bonds, lo perseguirá la sombra de los esteroides, pero su talento no se lo puede negar nadie.

5.- Sammy Sosa

El dominicano ha sido víctima de una injusticia tremenda, después que el béisbol se valió de él y de Mark McGwire para rescatar a las Grandes Ligas del pantano en que cayó por la huelga de 1994. Sosa es uno de nueve bateadores con más de 600 cuadrangulares en toda la historia de las Mayores y ya eso debería bastar para ser inmortalizado. También bajo sospecha de usar sustancias que hoy son prohibidas, también es señalado por el incidente del bate relleno con corcho. Pero ese fue un hecho tan aislado como el famoso bate con exceso de resina de George Brett, quien tiene su placa en Cooperstown. Si Sammy Sosa usó esteroides, al igual que Bonds y Clemens, lo hizo en la época en que no estaba prohibido, aunque pueda ser éticamente cuestionado.Los únicos manchados por el escándalo del dopaje que nunca recibirán mi voto son Manny Ramírez, suspendido dos veces cuando ya vino la prohibición, y Alex Rodríguez, quien además de acudir a los esteroides, jugó un papel vergonzosamente crucial en el reclutamiento de clientes para la clínica Biogénesis de Miami.
Los otros tendrían mi voto, entre otras razones, porque no hay nadie que pueda garantizar que algunos que ya están en Cooperstown no se doparon y además, porque hay en el Salón de la Fama ciertos personajes con otras causas quizás hata más éticamente cuestionables.

Ni Edgar, ni Mussina, ni Halladay

Es casi un hecho que cuando se anuncien los nuevos inmortales, junto a Mariano Rivera aparezcan el puertorriqueño Edgar Martínez, junto a Mike Mussina y Roy Halladay, por quienes yo no hubiera votado.

En el caso de Edgar, sus números no me convencen. Alguien que fue bateador designado en 1,403 de los 2,055 juegos de su carrera de 18 campañas debería tener acumulados mayores en indicadores fundamentales. Pero 2,247 imparables, 309 jonrones y 1,261 carreras impulsadas son pocas para alguien cuya función casi exclusiva fue batear.

No tuvo ni una sola campaña con más de 200 hits y una sola vez superó los 30 bambinazos.

Mussina fue un tipo sumamente consistente, pero apenas en su última campaña logró ganar 20 juegos por única vez en su carrera, nunca obtuvo un premio Cy Young ni ganó Serie Mundial, así como tampoco fue un as en postemporadas.

Y Halladay, si bien tuvo nueve campañas en que fue extremadamente dominante con Toronto y Filadelfia, apenas 203 triunfos no me parecen suficientes para ser inmortalizado.

Quizás la manera trágica de su muerte haya influido en muchos votantes, que lo han preferido a él sobre Andy Pettitte, con números muy superiores.