<
>

Pobres Chivas, si murieran, reencarnarían en un cadáver

LOS ÁNGELES -- Las malas noticias tienen una buena noticia: generalmente las acompañan peores noticias.

Exaltado al reino del ridículo como nuevo monarca, tras su penosa peregrinación por el Mundial de Clubes, Chivas se ofrenda, se inmola, para su linchamiento popular: vende a Orbelín Pineda a Cruz Azul.

Mientras Jorge Vergara mantiene una gallarda batalla por su salud, al Guadalajara lo azotan más plagas que en las venganzas bíblicas. Si tuviera un circo, quedaría lampiña la mujer barbuda.

Y una de las peores plagas que carcomen al Rebaño, la más grave, es patrocinada por el mismo club: #ElPelagatos2.0, como Ricardo Peláez inmortalizó a José Luis Higuera. En poco tiempo, entregó, por puro despecho y capricho, a su mejor prospecto, J. J. Macías, y ahora se deshace de Orbelín.

Tan desafortunada es su situación, que, si muriera hoy, Chivas reencarnaría en un cadáver, plagiando la analogía a Alvite.

¿Soluciones? Sólo hay una al alcance de Chivas: el regreso de Néstor de la Torre, sin El Chepo, claro. Pero el mismo Higuera ha dicho: "Sobre mi cadáver regresa ese...", y puede agregar Usted las mejores ofensas de la peor ralea que Usted conozca.

Amaury Vergara, lo hemos dicho, creció observando a Del Toro, Cuarón y González Iñárritu, y el futbol era un ocio sin pasión. Cambiaría la sala de trofeos del Guadalajara por un Oso de Berlín, o al menos un Ariel. ¿Por un Óscar? Hasta el estadio de Chivas y OmniLife completo canjea.

Irónico que, en un declive paralelo, él y Chivas se alejan de las candilejas en caída libre por el precipicio de la incompetencia.

¿Por qué no ha salido Higuera del feudo Vergara? Porque fue quien denunció a Angélica Fuentes, y porque hay algunas personas con alguna curiosidad, escéptica, sobre algunos procederes del directivo. En meses, se sabrá. Los auditores escudriñan lentamente.

Ya un representante, avecindado en Miami, con historia turbia en Cruz Azul, sondeó colocar ahí a dos de sus piezas clave en un momento dulce del América: Manuel Lapuente como director deportivo, y Mario Carrillo como entrenador.

La sugerencia no procedió. A Jorge Vergara no le gusta el azufre corrosivo que emana Carlos Hurtado, y tampoco olvida ese tufo americanista que exudan Lapuente y Carrillo.

¿Puede Néstor con el paquete? Ha aprendido suficiente, bastante. Pero, además, ya el daño está hecho para el Torneo Clausura 2019, porque ilusionar a la afición con un giro radical con las llegadas de Villalpando, Vega y Mier, sería un suicidio mediático.

La llegada de Marcelo Michel Leaño al Rebaño, es vista, por otro lado, como una esperanza para Fuerzas Básicas, pero, también hay urticaria porque no se descarta que sea un nuevo intento de la familia Leaño, impopular en Guadalajara, para adquirir al equipo.

La realidad hoy es que Chivas vive en la orfandad absoluta. Carece de un líder, de una figura de autoridad, de un hombre que confronte tempestades, de una cabeza abierta a consultar, una persona con cicatrices profundas de sufrir por la historia del Guadalajara.

No olvidemos esa crisis de identidad en su propia directiva: Jorge Vergara intentó primero comprar al Atlas, porque era su verdadera afición. ¿Higuera? Nunca negó su visceral odio a Chivas y pasión por el América, hasta que recibió el primer cheque de su nuevo patrón.

La conclusión es la misma de hace semanas: Jorge Vergara debe vender a Chivas. Pero debe haber tan pocos interesados en un equipo que no quiere abandonar su doctrina mexicanista.

Y más importante que en cuánto vender al Guadalajara (Angélica alguna vez lo valuó en 900 mdd), a quién vender al Guadalajara. Insisto en no olvidar que, en dos ocasiones, Emilio Azcárraga Jean intentó adquirirlo a través de testaferros o prestanombres.