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Inesperado y doloroso final

Kyle Terada-USA TODAY Sports/US Presswire

Ernie Els aprovechó el colapso de Adam Scott en los últimos cuatro hoyos y se llevó su cuarto Open.

Inesperado. Doloroso. Triste y al final feliz. Uno no tiene palabras para describir todas las sensaciones sentidas durante la última hora del Open Championship.

Inesperado porque Adam Scott, luego de hacer birdie en el hoyo 14 parecía en total control del Campeonato y de su juego, "con una mano ya en el Claret Jug". Porque el australiano había hecho solo siete bogeys en lo que iba del Campeonato, siete bogeys en 68 hoyos y luego, a partir del hoyo 14 hizo cuatro bogeys más.

Doloroso, porque duele ver a cualquier jugador perder el control, y tirar por la borda 68 hoyos donde, sin argumentos, había sido el mejor jugador del evento, y en cuatro hoyos todo se desvaneció.

Triste porque un golpe así puede terminar con un jugador. Ojala, como dijo Ernie Els durante la conferencia de prensa "no deje que este final lo defina como jugador, Adam es un gran amigo y un extraordinario talento, y tiene solo 32 años de edad. Es posible que en los próximos diez años gane más majors de los que yo gané".

Y feliz, por ver a Ernie Els levantar el trofeo en un major otra vez. Sin ninguna duda Ernie Els es uno de los grandes campeones que tiene el golf, ganador del U.S. Open del '94 y '97 y el Open Championship del 2002, más 15 títulos en el PGA Tour y 46 victorias internacionales. Pero a pesar de todos sus logros, los últimos diez años habían sido muy duros para el sudafricano, afectado por resultados como el que el domingo vivió Adam Scott.

"Nadie sabe mejor que yo lo que siente Scotty en este momento", dijo el campeón, "más de una vez fui yo quien se fue con las manos vacías. Es más, mi caddie me preguntó si quería ir a tirar una pelotas pero le dije vamos al putting green, a esperar el final de Adam, rogando por un playoff, pero resignado a que siete bajo par no sería suficiente. Honestamente, mientras esperaba me convencí que, pasara lo que pasara ya estaba feliz, ganara o no, por mi actuación, por volver a competir en los majors, porque tanto en el U.S. Open en Olympic como aquí en Royal Lytham he vuelto a sentir nervios, y sé y me probé a mi mismo que puedo competir en estos grandes eventos y que tengo lo que se necesita para ganar".

Mirando la entrega de premios, y luego escuchando la conferencia de prensa de Els y Scott quedé con una conclusión: que para el líder es siempre más difícil jugar, que nada está definido hasta el putt final, y lo más importante, qué maravilloso es el deporte, qué grande es el golf.

Ver a estos dos amigos comportarse en la forma que lo hicieron durante ese increíble desenlace que fue el final, y luego la forma en que se respetaron mutuamente durante la entrega de premios, reconforta, y llena de orgullo y admiración.