<
>

Disfruto de un año especial

CINCINNATI -- Hace tiempo que no me siento a escribir y contarles cómo está mi tenis y mis cosas en esta aventura que arrancó en enero. La verdad es que me siento con muchas ganas de contarles de una forma resumida cuáles fueron mis sensaciones a lo largo de estos meses y por supuesto que también es una buena oportunidad para agradecerles a todas las personas que me ayudaron en el camino.

Son muchas, algunas de ellas apoyaron a través de las redes sociales, otras a través de mensajes personales y unos pocos, día a día, hora a hora, sumando pequeñas y grandes cosas que contribuyeron al éxito final de estar al ciento por ciento físicamente, lo cual como verían, no garantiza el éxito deportivo, pero si personal.

Mi médico deportivo, Fernando García-Herrero, y mi kinesiólogo, Oscar Casero, fueron sin duda los dos pilares que me sostuvieron y me ayudaron a alcanzar durante varios meses mi mayor nivel tenístico a los 35 años, algo que sin duda no se puede conseguir sólo con el esfuerzo de uno, sino con grandes profesionales alrededor. También quiero agradecer a ESPNdeportes.com, a Al Rio y al ENARD por haber confiado en mí, apoyándome desde el primer día.

Como saben, muchas eran las incógnitas que enfrentábamos a principios de enero cuando me fui a España a entrenar con mi equipo. Las dudas no las tenía por lo que algunos pudieran cuestionar, sino por mi ausencia en el deporte de alto rendimiento durante cuatro años y después de un retiro básicamente por lesiones que se repetían en mis gemelos y soleos.

En Bogotá, donde volví a competir tras cuatro años y medio, se cumplieron los objetivos para la primera semana de competición, que no eran otros que asimilar el ritmo de competición y no lesionarme. A partir de ahí, todo fue en ascenso y conseguimos con Gisela Dulko dos semifinales, en Monterrey y Acapulco seguidas.

El siguiente reto era mucho mayor a nivel deportivo, porque los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, donde íbamos a tener un 'wildcard' eran muy superiores en nivel tenístico y rivales a los torneos que veníamos de disputar. Las cosas no pudieron salir mucho mejor, o sí, pero fue una muy buena gira, cuartos de final en Indian Wells, y semis en Miami, donde realmente estuvimos muy cerca del título y alcanzamos nuestro mayor nivel tenístico en toda la temporada desde mi punto de vista. La incorporacion de Martín García, quien me entrenó a partir de Indian Wells todo el año, fue clave tácticamente y subimos mucho el nivel.

En Europa arrancamos con una semi en Stuttgart, donde abandoné por precaución después de unos problemas intestinales que me afectaron a la zona lumbar. Seguimos en el Masters 1000 de Madrid, donde me sentía muy bien tanto fisica como tenísticamente y llegamos a los cuartos de final, donde perdimos un partido que nunca debimos perder, pero en el segundo set no se jugó bien y, contra parejas buenas, no hay segundas oportunidades.

Creo que Roma fue un antes y un después en el proyecto olímpico. Perder con Errani y Vinci y con una sensación de impotencia bastante grande, fue un golpe duro para nuestra confianza. Roland Garros fue nuestro peor torneo del año, seguramente, y las expectativas de hacer algo importante se escapaban cada semana.

Seguí entrenando con todo, preparándome cada día para competir al máximo nivel, con una dieta estricta, con mucho físico y tenis, y confiando en que volveríamos a tener otra oportunidad, pero después de bastante tiempo sin competir juntas, llegamos a los Juegos Olímpicos con más incógnitas de las debidas y no jugamos un buen partido. Está claro que en lo tenístico no alcanzamos el objetivo y fue duro perder tan rápido, si bien nuestras rivales Li y Zhang jugaron bien, nosotras no estuvimos a la altura.

En lo personal, sin embargo, fue una gran experiencia haber estado de nuevo entre los mejores atletas del mundo y me emocioné mucho en la inauguración de los JJOO, compartiendo con todos los argentinos presentes uno de los momentos más lindos que se pueden vivir como deportista.

En 2004, en Atenas, había disfrutado mucho, al igual que en Sydney, pero debo reconocer que en Atenas sentía una gran presión de ganar una medalla. Todavia Nº 1 en dobles y rondando el Top 10 en singles, tenía la sensación de que irme de aquellos JJOO sin una medalla no iba a ser un resultado agradable para mí, ni para las expectativas que había depositadas en mí, así que los viví de otra forma, con más responsabilidad y con más presión también, algo a lo que estamos acostumbrados pero que no te permite disfrutar tanto del hecho de estar en unos Juegos Olímpicos.

En Londres estaba muy motivada de nuevo y soñaba con conseguir otra medalla, pero esta vez la responsabilidad era de otras jugadoras. Nosotras estábamos lejos de esa presión, y también de esa confianza que te da estar entre las mejores del mundo. Al final solo hay tres medallas (aunque eran prácticamente dos porque una ya estaba "reservada" para las Williams), y muchas parejas buenas se quedaron sin ella, sin ir mas lejos las Nº 1 del mundo, Raymond-Huber, o las italianas Errani-Vinci, que vienen ganando casi todo este año y lideran la carrera anual.

Antes de los JJOO ya había acordado con Kuznetsova que jugaríamos todos los torneos de la US Open Series, pero lamentablemnete Svetlana se lesionó y no va a poder jugar. Esta semana, después de unos días de descanso luego de varios meses trabajando muy duro, decidí jugar Cincinnati, un torneo al que nunca había venido y que estoy jugando con Vera Dushevina, una chica rusa que saca muy bien. Me divierte y me parece una buena idea disfrutar un poco más del estado físico que tengo y que me llevó varios meses de trabajo poder lograr.

Seguiré escribiendo, ahora ya un poco más relajada, más a menudo y contándoles más cosas de este circuito que nunca para, sean quienes sean sus protagonistas... la semana que viene espero escribir desde New Haven, previa del último Grand Slam del año, el US Open.