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Pechuga fría, sirve León en fiesta

Cruz Azul suma 15 años sin ganar un título en el futbol mexicano Mexsport

LOS ÁNGELES -- Cruz Azul es víctima de fraude. Paga oro y le devuelven cobre.

Vayamos a 90 minutos puntuales: en la clasificación espléndida y esplendorosa del León a semifinales del Apertura 2012, los tres futbolistas mejor pagados de México, dinamitaron a su propio equipo:

1.- Jesús Corona se traga el primer gol.

2.- La paquidérmica atrofia física y mental de Amaranto Perea genera el descuido para el segundo.

3.- Y Chaco Giménez vuelve a ser el Chasco del equipo y dos balones, seductores de gol, terminaron aterrizando en el limbo de la tribuna del Nou Camp, para confirmar su pusilanimidad como Celeste al rememorar el penalti errado en el Juego de Ida.

Cruz Azul es reflejo de su propia médula espinal. Un equipo con delitos y conflictos por fraudes financieros en la Cooperativa genera fraudes en la cancha. Directivos que miman en exceso al jugador y lo aburguesan en extremo, lo convierten en un guiñapo de lo que debe ser conducta profesional.

De esa manera, suma 15 años sin ganar un título en el futbol mexicano, siendo el equipo que más dilapida, y que de manera más vergonzosa abandona las Liguillas, cuando logra clasificar, pues en esta Pavone, de mediocre rendimiento, casi provoca zafarrancho, como los comportamientos cobardes de Corona y Chaco lo hicieron ante Morelia en 2011.

Es decir: Cruz Azul es un pregonero cínico de su propia muerte en cada torneo. Y su afición, leal, ilusionada, sigue esperando. Pero, 15 años son ya demasiados.

Encima, enfrente tuvo un rival prototipo de todo lo contrario dentro de la cancha, porque a nivel directivo, habría que revisarle las manos cuidadosamente.

Pero en la cancha, y con el temperamento borrascoso de Gustavo Matosas incluso, el equipo es un ejemplo.

Ya se ha dicho: León juega bien al futbol. Es el único que reembolsa con dulzor cada peso que paga su afición por verlo. Y es un equipo forjado en La Liga de Ascenso, pero con más testosterona y amor propio que muchos de Primera División.

León lucha y lo hace con orden. Burbano volvió a ser el péndulo de este cuadro, con jugadores de una dignidad, esfuerzo, hambre y capacidad para elegir su propio destino y no aguardar, echados como burócratas del futbol, sobre una poltrona, esperando que el destino los alcance, como ejemplo, sus adversarios de este sábado.

Cierto: su dueño tiene un mérito: Jesús Martínez padre y su escudero Andrés Fassi estaban tan abotagados con el fracaso estrepitoso de su Pachuca que ni siquiera podían voltear al León. Lo mejor de Martínez padre y Fassi fue no estorbar en el León, y eso, merece un reconocimiento. Hoy pueden festejar con glorias ajenas para curar las heridas de sus entuertos, errores, caprichos propios, como se les advirtió desde la llegada de Hugo Sánchez.

Si la justicia existiera en la cancha, León merecería ser finalista, aunque debe esperar para conocer este domingo a su adversario.

Y algo para resaltar: Gustavo Matosas ya busca refuerzos para el equipo. Pero no lo hace como Cruz Azul a través de las oficinas fraudulentas de Carlos Hurtado o Guillermo Lara.

No, León lo hace buscando prospectos en la Liga de Ascenso. Matosas está demostrando ser más inteligente y sin las abyectas avaricias y egoísmos de otros técnicos que contratan por encargo.

Por otro lado, en el Azteca, otro defensa colombiano, Aquivaldo Mosquera, con la parsimonia de su paisano Perea, genera para el Morelia el 0-1 en el Estadio Azteca, al pretender jugar como crack, cuando esa palabra es ya la onomatopeya de sus articulaciones.

Y América sufrió para sacar el resultado. Morelia fue mejorando paulatinamente y haciendo más confusa la salida de las Águilas, que sin embargo, en esporádicas llegadas pudo hacer más goles, pero falló de manera lamentable.

Monarcas al menos se va con dignidad de la Liguilla y reclama otra oportunidad, tras desprenderse de tres titulares como Gerardo Lugo, Márquez Lugo y Aldrete.

En Morelia los jugadores se merecen el respeto a su contrato, con contraste con muchos de Cruz Azul que apenas merecerían que les permitan recoger sus cosas a muchos de ellos.