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El Pachuca que robaron a Gustavo Matosas

LOS ÁNGELES -- La Multipropiedad tiene sus desventajas. Especialmente cuando hay una autoridad entendida o una jerarquía asumida.

León es víctima y albacea de esa Multipropiedad. Goza de ventajas y desventajas.

Sin duda, el Bicampeonato bendice ese ejercicio, pero el fracaso en la Copa Libertadores demuestra que también lo maldijo.

Ahora se sabe, y la primera pista de ello surgió con el columnista Sancadilla de Mural, que la gran bronca de Gustavo Matosas cuando habló de ciclos cumplidos, de metas vencidas, de procesos concluidos, de callejones sin salida y precipicios sin retorno, se origina en el abuso autoritario de ese ejercicio entre multipropietarios.

Matosas había extendido su lista de refuerzos. Jurgen Damm, Diego de Buen, John Pajoy, y sobre todo, un goleador al que él le había seguido la huella y sabía que podía, en un esquema de agresividad, acoso e implacables embestidas, convertirse en un jugador que llevara al León a la siguiente dimensión, como, en este caso, era la Copa Libertadores de América.

Y Enner Valencia, ese consumado asesino del área, además con pies educados y concepto claro del trabajo de equipo, era el candidato de Matosas junto con los mencionados y otros más.

Y en ese laboratorio de la Multipropiedad, en ese conciliábulo para elegir refuerzos y distribuir esfuerzos financieros, súbita, extraña, maliciosa y lamentablemente, ocurrió un misterioso trueque.

De la noche a la mañana, por los artilugios del plagio y el abuso, los nombres de Matosas se transformaron en hombres del Pachuca.

Y la rabieta de Matosas es entendible. Pretendía armar un León competitivo en la Copa Libertadores, pero sus refuerzos de lujo, terminaron con el socio que terminó siendo rival y enemigo.

De repente, sin duda, de manera general, llamó la atención que súbitamente, tras varios torneos de dilapidar millones, de elegir de manera lamentable a técnicos y refuerzos, especialmente a los jugadores importados, se diera el milagro.

De repente, los que cometieron torpezas y traspiés millonarios, contratando a jugadores que jamás respondieron como Tamudo, Nery, Cavenaghi, etcétera, habían encontrado lucidez y coherencia al contratar refuerzos.

Pero no fue así, Jesús Martínez padre y Andrés Fassi terminaron plagiando la lista de Matosas, y de entrada, queda claro, saboteando al León. Es decir, en el acto de espionaje interno, ambos personajes, de fracasos repetidos en los últimos años, terminaron por arruinar el proyecto del León para el mismo campeonato y para la Copa Libertadores.

Al final, como bofetada con guante blanco, Matosas le gana con claridad y mérito absoluto a ese Pachuca, en el que dos personajes saquearon un proyecto ajeno.

Ahora Matosas suma al ecuatoriano Marcos Caicedo para el próximo torneo, como reflejo de la capacidad para reclutar jugadores, pues incluso en su plantel hay algunos que desechó el Pachuca y que él logró resucitar: Gullit Peña, Gallito Vázquez, Luis Montes, William Yarbrough, entre otros.

De esos casos pues, en que los Patriarcas de la Multipropiedad son los menos valiosos como multipropietarios.