NIMES -- En su segunda participación en el Tour de France el neozelandés Jack Bauer (GRS) no pudo imaginar mejor oportunidad para estrenar tanto su palmarés profesional en una grande, como el de toda una nación, pues ningún kiwi había ganado etapa en la ronda gala. Los kilómetros acumulados en las piernas junto con Martin Elmiger (IAM) --su compañero de fuga-- parecían haber valido la pena. La lluvia es siempre enemiga del ciclista pero en esta etapa 15 parecía el mejor aliado de los escapados, porque, debido a lo peligroso del asfalto, el pelotón tendría más problemas para maniobrar en las rotondas previas a la recta final.
Jack Bauer comenzó a hacer cálculos que se convirtieron en realidad al llegar al último kilómetro: tenían la suficiente diferencia para buscar la victoria de etapa. Sin embargo Elmiger venía demasiado pendiente de dónde estaba el pelotón y Bauer perdió la colaboración del suizo. Con el cansancio a flor de piel y la desesperación de sobrevivir la persecución el kiwi cruzó primero los últimos 300, 200, 100 metros… El ruido de la avalancha de los sprinters era cada vez más alto y como un zumbido pasaron al lado de Bauer Alexander Kristoff y Peter Sagan. Aun con la inercia en las piernas Jack Bauer cruzó la meta en la 10º posición y en su corazón se clavó la amarga sensación de la derrota en la orilla misma de la etapa.
"Ni tenía en mente que podría haber ganado la primera para Nueva Zelanda en el Tour", dijo Bauer al final. "Se hizo lo que se pudo, tengo que irme con la satisfacción de que solo los más veloces me vencieron, de otra forma este dolor sería insoportable". Jack es graduado de la licenciatura de Educación física y a sus 27 años busca mayor acción en las carreras de tres semanas con el Garmin Sharp. El año pasado probó en la algunas clásicas de primavera pero hay de la que no se acuerda: de la Dwars door Vlaanderen una carrera pasada por agua en donde en una caída quedó noqueado y dramáticamente enganchado a su bicicleta el fango del camino. Este año ya había ganó una etapa en el Herald Sun Tour en Australia y tenía muchas ilusiones de regresar al Tour. Esperamos que las sigua conservando a pesar de que hoy no se pudo.
El noruego Kristoff (KAT) volvió a la carga en el embalaje y peleó con Andre Greipel (LTB) por la posición de honor al momento de alcanzar a Bauer a unos 25 metros de la meta. Greipel decidió abrirse a la izquierda de la calle y perdió potencia de pedalada. Peter Sagan (CAN) se pescó de la rueda de Kristoff pero en esta ocasión no fue segundo sino tercero porque Heinrich Haussler (IAM) vino de atrás súper lanzado para robar cámara. Ya como líder inamovible de la clasificación de la regularidad Peto parece haber aceptado que los sprinters de este Tour son demasiada pieza para vencerlos en el mano a mano, así que la victoria la tendrá que buscar por asalto y sin perdonar ninguna salida. Ese es el destino que le tocó vivir al eslovaco en esta edición.
Llega el segundo día de descanso y último antes de la semana que define el Tour. Muchos ya pedían esta jornada a gritos entre golpes y enfermedades. Por ejemplo, Richie Porte (SKY) inició un tratamiento con antibióticos por una infección y los efectos de la médica y la enfermedad se hicieron patentes hasta en esta etapa llana donde tuvo que regresar al pelotón con mucha dificultad. En una etapa con lluvia como ésta con meta en Nîmes es de desgaste por el nervio a no quedarse cortado y caído, así que los equipos por fin ponen pie a tierra para tomar un baño caliente, sesión de masaje y una nutritiva cena para dormir hasta que el cuerpo aguante.
La carrera se reanuda el martes 22 de julio con la etapa más larga de la carrera: 237.5 kilómetros entre Carcassonne y Bagnères-de-Luchon que por ahora no tendría lluvia programada y una temperatura agradable de 23°C. Pero son muchos los kilómetros y en el camino hay cinco premios de montaña siendo el Port de Balès el último y más difícil (Categoría especial 11.7km a una media de 7.7% y máxima 10.2%). La cima está a 21.5 de la meta que se encuentra tras un largo descenso.