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La historia no se iba a repetir

La última vez que Madison Bumgarner tomó la lomita en el primer partido de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional fue el 14 de octubre de 2012 y los St. Louis Cardinals le cayeron a batazos al son de seis carreras en tres y dos tercios de entradas, incluyendo cuadrangulares de Matt Holiday y Carlos Beltran, este último siendo el puntillazo que finalmente lo sacó del partido.

Y aunque los San Francisco Giants terminaron ganando esa serie para eventualmente llevarse el título de la Serie Mundial, el sábado, Bumgarner no iba a permitir una repetición de esa humillación.

Esos días se acabaron.

Por 112 lanzamientos, Bumgarner limitó a los Cardenales a cuatro hits, todos sencillos, sobre siete y dos tercios de entradas para darle a los Gigantes una victoria por 3-0 en la carretera en el partido inicial de una serie que, a todo dar, promete ser un duelo de lanzadores -- más que la batalla de voluntades ofensivas que su contraparte de Liga Americana hasta el momento ha demostrado.

Aquella noche en el 2012 fue una noche extraña para Bumgarner.

En aquel entonces, tenía 23 años y aunque en el 2010 ya había probado cierto nivel de éxito en la postemporada, todavía no había caído en cuenta de su rol. Su salida tan paupérrima esa noche causó que el dirigente Bruce Bochy lo sacara de la rotación a favor de Barry Zito por el resto de la serie.

Eso no iba a volver a ocurrir y eso es algo que Bumgarner ha dejado claro porque desde entonces no ha sido el mismo lanzador.

En el 2014, Bumgarner ahora es el as de la rotación, el norte del equipo y el ancla de un cuerpo monticular que se ha crecido en la postemporada.

El Bumgarner del 2014, no es el Bumgarner de esa última salida en la NLCS.

De hecho, desde esa salida contra los Cardenales en el 2012, Bumgarner se ha convertido en uno de los mejores lanzadores, y probablemente debería estar en la conversación, junto a Clayton Kershaw, sobre quién es el mejor lanzador zurdo de la Liga Nacional.

En el mismo 2012, Bumgarner dejó claro que esa salida ante los Cardenales era el fin de su mediocridad.

En la Serie Mundial del 2012 tiró siete entradas en blanco contra los Detroit Tigers. Fue al Juego de Estrellas en el 2013 y 2014 y terminó esta temporada con un ERA de 2.98 y blanqueó a los Pittsburgh Pirates en el partido de comodín. No, lo del 2012 no iba a volver a ocurrir. Esto tras amasar un marca de 18-10 y ser particularmente efectivo en agosto y septiembre, cuando los Gigantes más lo necesitaban en su carrera ante los Dodgers, terminando el año con marca de 6-2 y efectividad de 2.40 en 10 salidas.

Y claro está, estos Cardenales son muy distintos a los Cardenales del 2012. De ese grupo solo quedan Yadier Molina, Jon Jay y Holliday, pero el concepto de enfrentar a los Cardenales, el equipo de mayor éxito en los playoffs de esta generación, es lo suficiente para intimidar a cualquiera.
Pero no a Bumgarner, quien aumentó su racha a 23.2 entradas lanzadas sin permitir una anotación en esta postemporada.

No. Lo del 2012 no iba a volver a ocurrir y ahora los Gigantes están en el asiento del conductor miranda a lo que será un interesante Juego 2, un enfrentamiento entre los abridores Jake Peavy y Lance Lynn, el cual tiene todo la promesa de ser otro duelo de lanzadores con todos los elementos de inducir la comida de uñas para toda una audiencia.