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Los Medias Rojas la regaron con Jon Lester

SAN DIEGO -- Cuando David Cone lanzaba con los Yankees, él tenía consejos sabios para los lanzadores jóvenes cuando intentaban recuperarse y lidiar con la frustración de hablar con los reporteros luego de una actuación terrible -- ustedes saben, una de esas situaciones cuando cada selección de pitcheo sale peor que la anterior, y terminas permitiendo ocho carreras en 2⅔ entradas desastrosas.

"Solo diles que apestas", les decía Cone. "Solo diles que estuviste horrible".

La estrategia de Cone no era solo sobre ser honesto. Su línea de pensamento era que si admitías tus errores, entonces lucirías arrpentido y responsible, y, al mismo tiempo, una vez dices que luciste mal no hay necesidad de tantas preguntas de seguimiento, y puedes seguir adelante con tu vida.

Cone podría encontrar trabajo temporero como manejador de crisis para los Medias Rojas, a la luz de la avalancha de frustraciones, molestias y sorpresas en su base de fanáticos, ahora que Jon Lester ha decidido usar el uniforme de los Cachorros de Chicago en vez de volver a Boston.

John Henry es el principal dueño de los Medias Rojas, y Larry Lucchino es el presidente y jefe de operacioones y miembro más visible del grupo de dueños del equipo. Uno de ellos o ambos deberían hacer una conferencia de prensa lo antes posible y robarse las palabras de Cone y decir simplemente: "La regamos".

Porque no hay una manera elegante de darle la vuelta a esto, no hay forma de ponerlo bonito, no hay una explicación que haga que todo luzca mejor.

El invierno pasado, Lester -- uno de los mejores lanzadores en la historia de los Medias rojas, y que venía de una de las mejores actuaciones en postemporada que se habían visto antes de que Madison Bumgarner elevara la barra para todos -- estaba arraigado emocionalmente en Boston. Allí fue donde comenzó su carrera de Grandes Ligas, donde se trató su cáncer, donde compartió los fracasos en las temporadas 2011 y 2012, y se disfrutó el campeonato del 2013. Lester tenía un vínculo con el equipo y a medida que se preparaba para la última temporada antes de entrar a la agencia libre, él hizo algo que hizo crujir los dientes de los agentes: Habló de lo mucho que quería quedarse. En enero pasado, le dijo a los reporteros que quería cuadrar un acuerdo a largo plazo con los Medias Rojas.

"Yo entiendo que si me quedo aquí, no voy a tener un contrato de agente libre", dijo. "No lo voy a hacer, No se puede. No es posible. Estás apostando contra un equipo. Yo entiendo que se va a necesitar un descuento para quedarme. ¿Qué si yo quiero hacerlo? Absolutamente.

"Pero solo quiero que sea algo justo para ellos, yo quiero que sea algo justo para mí y para mi familia".

Por supuesto, al hacer esto, Lester entregó parte de la capacidad de negociación que tenía -- pero oigan, él solo estaba siendo honesto, y llegando al nivel del comodidad que sus amigos dicen que él valora muchisimo.

Las bases para negociar con lanzadores de alto nivel que entran a su último año en la agencia libre ya estaban bien establecidas. En la primavera de 2012, Matt Cain había acordaro un contrato de seis años y $127.5 millones con los Gigantes de San Francisco -- cinco años y $112.5 millones por encima de los $15 millones que se habría ganado en la última temporada antes de que en teoría se hubiese ido a la agencia libre. Durante el verano de 2012, Cole Hamels, apenas a dos meses de la agencia libre, obtuvo un contrato de seis años y $144 millones con los Filis.

Había mucha anticipación entre algunos de los compañeros de Lester sobre la oferta que recibiría. Los Medias Rojas habían salido de los contratos de Adrián González y Carl Crawford y habían firmado a Dustin Pedroia con lo que fue percibido como un increíblemente amigable acuerdo para el equipo, y los jugadores pensaron que si alguien se merecía que se le diera mucho dinero, era Lester, el caballo de batalla nacido y criado en la organización. Otros jugadores que lo conocían bien estaban convencidos de que si los Medias Rojas abrían las negociaciones con una oferta de $100 millones y seguían negociando hasta llegar a los $110 millones, el asunto se resolvería rápidamente.

Pero la oferta de los Medias Rojas fue: $70 millones por cuatro años.

Miren, todo se reduce a dinero de Monopolio en algún grado. Nadie necesita realmente más de $70 millones. Pero la oferta de los Medias Rojas estaba a un universo de distancia del acuerdo logrado por Cain -- era menos de dos tercios del pedazo que recibiría Cain por sus años en la agencia libre. Era menos de la mitad del acuerdo de Hamels. Era un tercio del tamaño del acuerdo de $215 millones que Clayton Kershaw obtuvo de los Dodgers.

La fuerte percepción entre los demás jugadores fue que los Medias Rojas, una de las franquicias con mayor poder financiero, se estaban tratando de aprovechar de Lester.

En los entrenamientos primaverales, Homer Bailey -- un lanzador joven cuyo resumé está lejos del de Lester -- obtuvo un contrato de seis años y $105 millones con los Rojos, lo que colocó la oferta de los Medias Rojas en un contexto más desfavorable aún.

El lanzador que había desnudado su alma a los reporteros -- "...solo quiero que sea algo justo para ellos, yo quiero que sea justo para mí..." había dicho -- básicamente cerró las negociaciones por el resto de la primavera, y por el resto de la temporada.

Los Medias Rojas intentaron en repetidas ocasiones de retomar las conversaciones durante el verano, incluyendo un fin de semana en Nueva York, cuando John Farrell se reunió con Lester para hablar sobre el acuerdo. Pero incluso ahí, el mensaje que Lester recibió fue que el equipo no estaba listo para discutir nada cercano a un contrato como el de Cole Hamels.

Para ese entonces, ya la cosa no era personal, era estrictamente de negocios, y Lester fue cambiado a Oakland antes de llegar a la agencia libre.

Al entrar al otoño varios amigos de Lester dijeron que si los Medias Rojas tenían alguna esperanza de firmarlo de vuelta, ellos tendrían que acercarse bastante a las otras ofertas que había recibido de otros equipos. Pero de inmediato, el presidente de los Cachorros Theo Epstein -- quien se hizo buen amigo de Lester y lo conocía bien de su tiempo con los Medias Rojas -- trabajó para hacerle sentir cómodo con los Cachorros, entendiendo lo importante que esto era para Lester. Las ofertas de los Cachorros fueron agresivas, y reflejaron el valor de Lester en el mercado, considerando que Lester acaba de tener la mejor temporada regular de su carrera. Chicago ofreció $135 millones al inicio de las negociaciones y esa cifra fue creciendo hasta llegar a los $155 millones en dinero garantizado, con una opción condicionada que podría permitir que Lester llegue a los $170 millones -- exactamente $100 millones más que la oferta de Boston en la primavera pasada. Quizás sea una coincidencia; quizás no. Como dijo recientemente un presidente de un equipo, "Yo no creo en las coincidencias".

Los Gigantes ofrecieron mucho más que los Medias Rojas -- con un séptimo año, habría llegado a los $168 millones -- y las ofertas de los Dodgers andaban en el mismo vecindario que las de los Cachorros. Boston se movió de forma significativa; su oferta final de $135 millones a Lester fue casi el doble de lo que le habían ofrecido hace menos de un año.

Esa última oferta de los Medias Rojas fue otra afirmación de que lo que ellos propusieron en el invierno pasado estaba muy, muy, muy, muy lejos de la realidad, una lectura completamente fallida del valor de Lester en el mercado, y de Lester y su posible reacción. Esa oferta fue el equivalente en el grupo de dueños a haber permitido ocho carreras en 2⅔ entradas.

Bajo el liderato de Henry y Lucchino, los Medias Rojas han tenido un éxito asombroso, terminando una sequía de campeonatos con tres cetros en una década. El equipo tiene muchos activos ahora, y flexibilidad financiera, y con las recientes adiciones de Hanley Ramírez y Pablo Sandoval, el gerente de Boston Ben Cherington tiene los activos para juntar un equipo que podría llevarse el banderín del Este de la LA la próxima temporada. Todavía queda tiempo para conseguir pitcheo mediante cambios -- quizás Hamels, quien habría autorizado su traspaso a la Liga Americana, o Jordan Zimmermann, o Johnny Cueto, o Doug Fister. Quizás los Medias Rojas hagan presión de cancha completa para firmar a James Shields, y añadirlo a ese grupo.

Pero no hay manera de darle vueltas al asunto de que Lester era mejor que cualquier otra opción, que ellos lo pudieron haber firmado en el invierno pasado, y que la regaron.

David Cone les diría: Solo admítanlo. Hagan suyo el error y sigan adelante.